El jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, reveló que su propuesta de comprar armas para Kiev después de que las fuerzas rusas lanzaran una operación especial en Ucrania fue recibida por los políticos europeos con escepticismo, pero al final «este tabú» fue roto.
«Mire, ¿está de acuerdo en utilizar el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz [FEAP] para armar a Ucrania? Y: silencio», declaró Borrell a Financial Times al recordar el inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania.
Entonces, en sus palabras, preguntó a los representantes de la Unión Europea (UE) si el problema era que se trataba de armas letales, «¿es porque no estamos suministrando armas letales? Pues no las estamos suministrando porque no hay guerra. Y si hay guerra, necesitan armas letales, ¿no?».
Asimismo insistió en la necesidad de más financiación para dicho fondo.
«Al día siguiente, la unión, cuyo dinero se había utilizado anteriormente para subvencionar a los productores lácteos franceses y las autopistas polacas, estaba enviando armas financiadas por el FEAP a Ucrania y ayudando a librar la guerra contra Rusia», señaló la publicación.
El alto representante para Asuntos Exteriores de la UE aseguró que ese momento supuso un gran avance, «ese tabú fue roto».
«Los bruscos cambios en la política de la UE no han estado exentos de resistencia»
Al mismo tiempo, Financial Times señaló que los bruscos cambios en la política de la UE en tan poco tiempo no estuvieron exentos de resistencia. En particular, como indica el artículo, Hungría se opuso inicialmente a la utilización del FEAP en el marco del conflicto de Ucrania. Pero finalmente, Budapest cedió y aceptó pagar contribuciones al fondo con la condición de que las armas suministradas a Kiev no transitarán por territorio húngaro.
El periódico escribió que algunos diplomáticos de la UE también se preguntaron en privado si el suministro de armas estaba en consonancia con la misión declarada del FEAP de «mantenimiento de la paz y prevención de conflictos», y si el hecho de centrarse en Ucrania significaba ignorar a otros países necesitados de ayuda. Incluso funcionarios de Estados miembros estrictamente «proucranianos» se escandalizaron cuando Borrell declaró a los periodistas, horas después del anuncio de la decisión de armar a Kiev, que el fondo podría financiar aviones de combate para Ucrania, señaló el Financial Times.
«Un año después, la medida sigue percibiéndose como demasiado agresiva y susceptible de provocar una reacción por parte de Moscú», afirmó el artículo.
Rusia, por su parte, envió notas de protesta a todos los Estados que suministran armas a Ucrania. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, advirtió que cualquier cargamento con armas para Kiev se convertirá en un blanco legítimo para las Fuerzas Armadas rusas.
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