La firma de un acuerdo entre Irán y Arabia Saudita para restablecer relaciones supuso un inesperado cambio de actitud política en Oriente Medio, que fue tanto acogido con esperanzas de una vuelta a la estabilidad en algunos países como con preocupaciones de un empeoramiento de la situación para otros, de acuerdo con diversas fuentes mundiales.
El 10 de marzo, Irán y Arabia Saudita firmaron un acuerdo sobre la reanudación de las relaciones diplomáticas, previendo abrir mutuamente embajadas. La respectiva declaración conjunta se emitió tras varios días de negociaciones sostenidas en Pekín entre el jefe del Consejo Superior de Seguridad Nacional de Irán y su homólogo saudí. También se informó que se celebrará una reunión de los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países para debatir la implementación del acuerdo conseguido.
Teherán y Riad rompieron relaciones diplomáticas en 2016 a causa del ataque contra las misiones sauditas en Irán, perpetrado por participantes de las protestas contra la ejecución en el reino del famoso teólogo chiita Nimr al Nimr.
Sin embargo, este ataque de 2016 no fue la única causa de la ruptura de las relaciones. Un artículo de The Hill hace hincapié en que las tensiones entre ambos países tienen profundas raíces históricas y religiosas, debido a que Arabia Saudita ha seguido históricamente la rama suní del islam, mientras que Irán se orienta por la chií.
Entre las fuentes de tensión entre estos países durante la historia moderna se destaca primeramente la revolución iraní de 1979. Tras el cambio de poder, el Estado persa fue encabezado por Ruholá Jomeini, quien unificó el Gobierno y la cúpula religiosa bajo el islam chií. Durante su Gobierno, Irán empezó a apoyar a grupos chiíes que se encontraban fuera del país, lo que junto con la revolución impulsó a Arabia Saudita a reforzar sus lazos suníes, detalla el periódico.
Tras la revolución de 1979, Irán y Arabia Saudita no se han enfrentado directamente, pero han participado en una serie de conflictos indirectos en los que han apoyado a partes opuestas, como en los hechos bélicos en Siria o Yemen. El artículo de The Hill cree que, a medida que Arabia Saudita e Irán mejoren sus relaciones, el rumbo de estos conflictos internos puede cambiarse.
Asimismo, el hecho de que China actuara como moderador en las conversaciones sobre la normalización puede ser un indicio del creciente papel de este Estado en las relaciones diplomáticas con Oriente Medio. En general, el acuerdo de Irán y Arabia Saudita significa que esa región «es ahora un escenario de diplomacia más que de conflicto«, indica un artículo de The Jerusalem Post.
EEUU ha desempeñado normalmente un papel moderador en la región, pero sus relaciones actuales con Irán y Arabia Saudita no favorecen un clima de confianza. Washington tiene una relación tensa con Riad después del asesinato en 2018 del periodista Jamal Khashoggi. La inteligencia estadounidense acusó al príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salman, de aprobar la operación para matar o capturar a Khashoggi, lo que empeoró los largos lazos entre los países. En lo que se refiere a Irán, EEUU tiene relaciones difíciles con Teherán desde la revolución de 1979.
Aparte de Estados Unidos, el acuerdo fue inesperado para Israel. El artículo de The Washington times escribe que este acontecimiento causó decepción y una serie de acusaciones desde la parte israelí.
Afirma que los acuerdos alcanzados por Israel en 2020, con la mediación de EEUU, para normalizar las relaciones con varios Estados árabes, entre ellos Bahréin y Emiratos Árabes Unidos, como parte de una campaña para aislar a Irán en la región, fue uno de los mayores triunfos en política exterior del primer ministro actual de Israel, Benjamín Netanyahu, durante aquel mandato. Sin embargo, los expertos del periódico indican que el acuerdo de Irán y Arabia Saudita ahora «ensombrece esas ambiciones».
@Sputnik
/ Imagen principal: © AFP 2023 / Atta Kenare