En una columna de opinión publicada en la revista estadounidense ‘Foreign Policy’ se señala que Estados Unidos busca debilitar a Rusia y sofocar a China ante su miedo al modelo global multipolar. El profesor Stephen M. Walt afirma que restaurar la unipolaridad es probablemente imposible, y que » tratar de prevenir el avance del modelo multipolar podría ser no solo muy costoso, sino inútil».
Y es que el país norteamericano está empeñado en mantener la supremacía que tuvo durante algunos años tras la Guerra Fría, misma que con el paso del tiempo se ha visto debilitada hasta el punto en que el actual Gobierno de Joe Biden «reconoce que estamos de vuelta en un mundo de varias grandes potencias».
De acuerdo con lo escrito por el profesor Stephen M. Walt, el unilateralismo no solo ha sido desafiado por países abiertamente opuestos al modelo económico estadounidense, como Rusia y China, pues los países aliados de Washington, como lo son Francia y Alemania, también han puesto el dedo en el modelo multipolar.
«Sorpresa. Los líderes estadounidenses no están de acuerdo. Prefieren las amplias oportunidades y el estatus gratificante que se derivan de ser el poder indispensable, y han sido reacios a abandonar una posición de primacía indiscutible«, se lee en el texto, en donde se destaca que desde la década de 1990, la estrategia de seguridad nacional ha ensalzado la necesidad de mantener la primacía de EEUU.
Pese a que el actual Gobierno de Biden es consciente de que en el mundo ya no existe solo una potencia, lo ciertos es que aún busca reafirmar ese supuesto «liderazgo estadounidense» mediante el conflicto contra Rusia y sus esfuerzos por sofocar el ascenso de China con sus ya conocidos bloqueos.
«Incluso si estos esfuerzos tienen éxito, aunque no hay garantía de que lo tendrán, restaurar la unipolaridad es probablemente imposible«, sentenció el especialista.
«Vamos a terminar en: 1) un mundo bipolar con Estados Unidos y China como los dos polos; o 2) una versión desequilibrada de multipolaridad, donde Estados Unidos es el primero entre un conjunto de potencias importantes desiguales pero aún significativas como China , Rusia, India, posiblemente Brasil, y posiblemente Japón y Alemania», agregó.
En la columna de opinión también se señala que la unipolaridad ni siquiera fue buena para Estados Unidos, que se vio envuelto en conflictos muy costosos e infructuosos como lo sucedido en Irak y Afganistán, además de crisis financieras que, entre otras cosas, fortalecieron a China.
«El regreso de la multipolaridad recreará un mundo donde Eurasia contiene varias potencias importantes de diferentes fuerzas. Es probable que estos Estados se miren con cautela, especialmente cuando están muy cerca. Esta situación le da a Estados Unidos una flexibilidad considerable para ajustar sus alineamientos según sea necesario, tal como lo hizo cuando se alió con la Rusia estalinista en la Segunda Guerra Mundial y cuando se reconcilió con la China maoísta durante la Guerra Fría», apunta el texto.
De acuerdo con el académico, ahora Estados Unidos debe enfocarse en «escoger a los aliados apropiados». «En un mundo multipolar, las otras grandes potencias gradualmente asumirán una mayor responsabilidad por su propia seguridad, reduciendo así las cargas globales de Estados Unidos», apunta.
Además, el analista señala que tratar de prevenir el avance del modelo multipolar podría ser no solo muy costoso, sino inútil, pues aunque Rusia sea debilitada por el conflicto en Ucrania, lo cierto es que este país, por su gran tamaño, su arsenal nuclear y sus abundantes recursos naturales se mantendrá dentro de las filas de las grandes potencias.
En tanto, los controles de exportación y los desafíos internos pueden frenar el ascenso de China y su poder relativo puede alcanzar su punto máximo en la próxima década, pero seguirá siendo un actor importante y sus capacidades militares seguirán mejorando.
«En un mundo multipolar, incluso las potencias más fuertes deben prestar más atención a lo que quieren los demás y trabajar más duro para persuadir a algunos de ellos de que lleguen a acuerdos mutuamente beneficiosos. La diplomacia de tómalo o déjalo debe dar paso a enfoques más sutiles y mucho más toma y daca; confiar principalmente en el puño cerrado solo llevará a otros a distanciarse. En el peor de los casos, comenzarán a alinearse en la oposición», señaló.
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