En torno a la ‘pamba mesa’ de frutas, flores y una fogata, se reúnen los pueblos indígenas para celebrar el Mushuk Nina, Fuego nuevo o Nuevo Año Andino y agradecer por la cosecha del año que culmina.
«El Mushuk Nina es un ritual de agradecimiento a la Madre Tierra por los primeros granos recibidos del año y también es un día de unificación, de reflexión, de pedir lo bueno y trabajar en conjunto en beneficio de las comunidades donde se desarrollan todavía las prácticas ancestrales«, afirmó la etnóloga Yumac Ortiz.
Según explicó, esta tradición preincaica se llamó «Kasama», y al llegar los incas al territorio de lo que es actualmente Ecuador, comenzó a celebrarse, pero bajo el nombre en quechua de Mushuk Nina. Esta celebración va cambiando de ciclos de acuerdo con los fenómenos astronómicos, entre los días 19, 20 y 21 de marzo de cada año, marcados por los equinoccios y solsticios que señalan un nuevo ciclo de vida.
«Este año 2023 este cambio de ciclo comenzó desde el día 20 de marzo a las 21:00 horas [de Ecuador, 02:00 GMT]», apuntó.
Ortiz, gerente de la promotora cultural Corporación Procultur, señaló que este festejo toma como base el calendario andino de siembra y cosecha. Mencionó que esta fecha es denominada también el del «Día del sol recto«, donde el astro no proyecta sombra. El día del sol recto es considerada la mayor sabiduría desarrollada por los pueblos originarios andinos en cuanto a la medición del tiempo.
«Nuestros pueblos nativos tuvieron la capacidad de medir el tiempo, de adaptarse al medio ambiente y de convivir de la mano con la naturaleza«, indicó Ortiz.
El sitio digital ecuatoriano Diario Correo señala que los yachak (guías espirituales y sanadores de enfermedades) de estas culturas andinas levantaron grandes columnas de piedra para observar al Sol por medio de la sombra y asegura que no fueron los europeos los que les enseñaron que el año tiene 365 días y los bisiestos 366, sino que los primeros pobladores de estas tierras determinaron los equinoccios y solsticios.
Para el festejo, los indígenas visten sus mejores galas y se reúnen alrededor de un altar de frutos y flores dispuestos sobre la tierra o sobre una mesa, donde pronuncian palabras de agradecimiento por las cosechas y piden para que la Tierra sea benevolente para la próxima etapa.
Además, es el momento establecido en la cosmovisión andina para entrar en armonía con la familia, el cosmos, la naturaleza y la familia y pedir que el fuego se lleve las malas energías y con su luz ilumine el camino para transitar mejores días en la existencia humana.
De acuerdo la promotora cultural, esta tradición sigue latente a pesar de la introducción del cristianismo en el proceso de conquista. «Gracias a las mamas y taitas de sabiduría se mantienen estas celebraciones y esta relación con la madre naturaleza, que nos marca el tiempo, que nos indica que siempre hay que construir por el bien común«, señaló.
En esta época moderna, las redes se llenan de buenos augurios y deseos de que la energía positiva marque el camino de la nación. En el caso de Ecuador, el festejo se mantiene en la zona de la sierra norte y centro del país.
Este año Procultur realizó la ceremonia ancestral de Mushuk Nina en la Reserva Patrimonial Quilago conjuntamente con el Nowruz, la celebración del año nuevo o Nuevo Día de la cultura persa, para compartir esta tradición milenaria similar.
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/ Imagen principal: CC BY-SA 2.0 / Cancillería del Ecuador / Mushuk Nina