Los preparativos para conmemorar el 11 de septiembre los 50 años del golpe de Estado de 1973 derivaron en matices sobre el rol de las Fuerzas Armadas. Mientras para la izquierda es necesario que los militares proporcionen información en su poder, los legisladores de la derecha aseguran que «puede ser humillante» para los uniformados.
Los preparativos para la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado de 1973 en Chile, el Gobierno chileno abrió una ronda de consultas con partidos políticos para acordar cuáles serán los actos oficiales para conmemorar el golpe contra Salvador Allende el 11 de septiembre.
En el camino hacia una conmemoración que honre la democracia y contemple a todos los chilenos, la Administración de Gabriel Boric debe sortear un escollo no menor: el papel de las Fuerzas Armadas.
La ministra del Interior y Seguridad Pública, Carolina Tohá, hija del asesinado exministro del Interior y Defensa del Gobierno de la Unidad Popular (1970-1973) José Tohá, fue una de las jerarcas del Gobierno que puso el tema sobre la mesa, a propósito del actual rol de las Fuerzas Armadas para el control de incendios en las regiones de la Araucanía y Bío-Bío (sur) y en la custodia de los pasos fronterizos no habilitados en el norte.
Tohá comentó a la emisora Cooperativa que es imposible negar el «trauma con la historia que hay en Chile con las FFAA» por su participación, al mando de Augusto Pinochet (1974-1990), en el golpe de Estado. De todos modos, remarcó que sus discrepancias con las Fuerzas Armadas apuntan a «cuando no se cumple la ley, a cuando se viola la Constitución, a cuando se pasan a llevar los derechos de las personas» y no en situaciones de uso legal de la fuerza.
«No tengo ningún trauma respecto de un Parlamento que democráticamente le entrega un mandato a las FFAA, les dice ‘usted tiene esta tarea’, les pone un marco legal para hacerlo y les exige que cumpla esa tarea de acuerdo a la ley», sostuvo la ministra Tohá, quien agregó que el próximo aniversario del Golpe de Estado de 1973 tendrá como lema central la «madurez necesaria en la sociedad» para enfrentar este tema.
Para la diputada del oficialista Partido Comunista de Chile, María Candelaria Acevedo, las Fuerzas Armadas deben tener en los actos conmemorativos «un rol muy respetuoso hacia quienes sufrimos las violaciones a los derechos humanos en la dictadura cívico-militar«. Para la legisladora, más allá del evento, es «primordial» que los militares «revelen la información que tienen, rompiendo de forma definitiva los pactos de silencio y que ha llevado a la desafortunada relación que existe entre la ciudadanía y las FFAA».
En la vereda opuesta, el exalcalde de Santiago y actual diputado de la Unión Demócrata Independiente (derecha), Jorge Alessandri, se mostró más cauteloso en relación con las Fuerzas Armadas. «Quizás decirle a las FFAA que se sienten a la mesa puede ser un poco humillante, ya que sabemos que no son deliberantes», consignó el portal de Radio Cooperativa.
Además, Alessandri apeló al argumento económico para opinar sobre el evento. Para el diputado, «lo que sí es importante» es que el evento conmemorativo se financiará «con plata de todos los chilenos«, lo que según el legislador implica que «uno tiene que escuchar todas las opiniones«.
Muchos de los señalamientos respecto al rol que representan las FFAA en la actualidad apuntan a la figura de Maya Fernández Allende, actual ministra de Defensa del Gobierno de Gabriel Boric y nieta de Allende. Además de conducir a las Fuerzas Armadas, la ministra debe lidiar con presiones de la izquierda que respalda al Gobierno de Boric y organizaciones de Derechos Humanos que reclaman verdad y justicia por los crímenes cometidos durante la dictadura.
«Necesitamos Fuerzas Armadas que sean de todas y todos los chilenos«, sintetizó la ministra en declaraciones a Radio Universidad de Chile, remarcando que la política y las FFAA deben poder «entenderse y poder contestar». En contrapartida, rechazó que los militares sean utilizados para resguardar el orden público interno.
Al consultarle sobre cuál es la mejor forma de conmemorar el medio siglo del golpe de Estado, Fernández Allende consideró que «el respeto a los valores democráticos es la mayor enseñanza que podemos dar a las nuevas generaciones. Podemos pensar distinto y debemos ser capaces de dialogar, sin llegar a violar los derechos humanos de nadie».
En esa línea, reivindicó la figura de Salvador Allende, a quien definió como «un hombre profundamente democrático, que creía en la democracia, en el respeto a los derechos humanos».
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