22/09/2024 23:16hs.
La crisis se acentuó por el resultado, sin dudas, pero también por las formas. Porque no da lo mismo el cómo. Y Boca jugó muy mal en la Bombonera, aunque Diego Martínez, increíblemente, haya dicho que merecieron empatar, cuando el rival tuvo chances clarísimas en el ST.
No solo no anduvo otra vez sino que, por caso, no aprovechó para encarar y buscar la expulsión de un central amonestado antes de los 10 segundos. Y mostró el desequilibrio emocional de muchas otras veces, algo que quedó claro en la escandalosa salida de la cancha de Chiquito Romero. Porque no va más la guapeza de Marcos Rojo sólo por guapeza, sin contenido futbolístico; eso no es Boca.
Ahora, en medio de la crisis por el 0-1 del sábado y porque en nueve meses el DT no supo armar una base ni una línea de juego, no es momento del “que se vayan todos”, o de sentenciar ciclos cumplidos.
Porque por delante está la ‘obligación’ de clasificar a la Libertadores 2025, vía tabla general o Copa Argentina, y esa presión hoy no es menor. Ya afuera de la Sudamericana en octavos y lejos de la pelea por el título local, hoy una utopía.
Si se decide cesantear a Martínez, ¿hay plan B que convenza? ¿Es el Kily González? ¿O subir a Mariano Herrón, o a Silvio Rudman? Como nada está claro, por ahora continúa.
Y no es momento de cambiar todo de un día al otro: deben aparecer los líderes Romero/Pol/Cavani; se verá a fin de año qué será de sus vidas. Lo mismo Medina, que se quedó aunque quería irse. Depende mucho de ellos y no de los nuevos, que por ahora no hacen diferencia.
Boca no va a brillar de golpe. Lo que no hizo el DT, ya no lo hizo. Ahora es el momento de los líderes, para que la fórmula sea tratar de jugar con inteligencia y compromiso, y no la de Rojo.
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Fuente: Olé