Se trata de uno de los represores que fueron visitados por diputados de La Libertad Avanza. Fue encargado de la Sección Contrainteligencia de la RIBA durante la última dictadura y estuvo 20 años prófugo.
Juan Carlos Vázquez Sarmiento, uno de los represores visitados por diputados libertarios, protagonizó un escándalo durante un juicio donde está imputado por tres secuestros durante la última dictadura cívico militar (1976-1983). Mientras seguía la audiencia desde la cárcel de Ezeiza, se paró frente a la cámara que lo filmaba, se bajó los pantalones y orinó en un bidón.
Durante la dictadura, Vázquez Sarmiento fue cabo principal y estaba encargado de la Sección Contrainteligencia de la Regional de Inteligencia “Buenos Aires” (RIBA) de la Fuerza Aérea Argentina, responsable de centros clandestinos de detención en el oeste del conurbano bonaerense.
La escena de Vázquez Sarmiento sucedió durante el juicio «Mansión Seré IV – RIBA II» donde está imputado junto a cuatro exmiembros de la Fuerza Aérea por crímenes cometidos contra más de cien personas durante la última dictadura. Fuentes de la querella, aseguraron a Ámbito que fue «un acting» para simular un estado senil para lograr el sobreseimiento por incapacidad.
En este juicio, Vázquez Sarmiento está acusado de ser responsable del secuestro de los militantes montoneros José Manuel Pérez Rojo, su pareja Patricia Roisinblit y Gabriel Pontnau, ocurrido el 6 de octubre de 1978. Roisinblit estaba embarazada de 8 meses y se encontraba con su pequeña hija Mariana Eva Pérez.
La visita de diputados libertarios a represores
El pasado 11 de julio un grupo de diputados libertarios visitaron en la Unidad Penitenciaria ubicada en Ezeiza, provincia de Buenos Aires a un grupo de represores condenados por delitos de lesa humanidad. Entre los penados, estaban Alfredo Astiz y Juan Carlos Vázquez Sarmiento.
La visita fue organizada por el diputado de La Libertad Avanza, Benedit Beltrán. Estuvo acompañado por sus compañeros de bloque Guillermo Montenegro, Alida Ferreyra, Lourdes Arrieta, María Fernanda Araujo, Rocío Bonacci. Según reveló después Arrieta, destrás del encuentro había una iniciativa para lograr la libertad de los condenados o, al menos, la prisión domiciliaria.