La lotería se plantea como un juego de azar, donde las personas toman el riesgo de apostar su dinero para ganar en grandes cantidades. Sin embargo, eso no era suficiente para Stefan Mandel, un economista experto en números que se le ocurrió una ingeniosa estrategia para llevarse el premio.
El hombre, que había atravesado el régimen opresor de Rumania durante la década de 1960, decidió que la mejor forma de escapar de allí era con mucho dinero. Pero lo de Mandel no era un tiro lejano, sino un hecho: él iba a ganar la lotería.
La historia de Stefan Mandel, el hombre que ganó la lotería 14 veces
Mandel calculó que si compraba boletos con ciertos bloques de números, podría garantizar una victoria en el segundo lugar. Entonces llamó y convenció a dos amigos suyos para que lo ayudaran con su plan. Su primera prueba con sus «inversores» salió mejor de lo esperado. No salieron segundos, sino que se llevaron el premio del primer puesto.
«Ganamos 72,783 leu -moneda rumana- (17184.43 dólares), que fue equivalente a unos 18 años de salario», dijo en una entrevista Mandel, quien utilizó sus ganancias para escapar de Rumania con su esposa e hijos, y finalmente se estableció en Australia, donde perfeccionó su plan matemático. A través de una profunda investigación con un programa de computadoras creado por él mismo, Mandel encontró la lógica detrás de la combinación de números para volver a ganar.
Encontró más inversionistas, a quienes les prometió una parte de sus ganancias, y calculó el monto que necesitaba para comprar todas las entradas. El plan volvió a ser exitoso, por lo que el economista lo replicó en varias ocasiones. Ganó 12 veces a lo largo de la década de 1980, y eventualmente Australia estableció muchos cambios a las leyes del juego.
Pero no se quedó con lo ganado y fue por más, en este caso, la lotería de Virginia. La elección fue porque allí había menos combinaciones de números que en otros lugares. Solo costaría $7.1 millones comprar todos y cada uno de los boletos, por lo que Mandel volvió a hacerlo. La lotería de Virginia había aumentado a 27 millones de dólares, lo que le daba a Mandel tres días para comprar todas las combinaciones de números desde Australia.
Encendió 30 computadoras y 12 impresoras láser, usó como 30 toneladas de papel y envió 60.000 dólares para que Anithalee Alex Jr., uno de sus empleados, los reparta a docenas de contadores para ir a las gasolineras y tiendas de comestibles en la región de Norfolk para realizar compras al por mayor con cheques de caja.
Sin embargo, en el último de los tres días llegó el problema: una de las tiendas dejó de venderles, y solo habían pagado entre cinco y seis millones de boletos. Lo que era una estrategia matemática se redujo a pura y exclusiva suerte. Para sorpresa de todos, esa vez los acompañó, y el escuadrón de Mandel se llevó el primer premio y otro millón por premios menores.
Los intentos por detener el pago por parte de la Comisión de Valores de Australia, el FBI y la Lotería de Virginia fueron inútiles, ya que todo era legal. Por su parte, los 2.500 inversores de Mandel no obtuvieron ganancias de la victoria, sino que perdieron. El grupo obtuvo un retorno de aproximadamente $1.400 en su inversión de $4.000.
Mandel, por su parte, se pagó una tarifa de consultor de 1.7 millones de dólares. Luego, en 1993, intentó abrir su propia lotería en Gibraltar, aunque sin éxito, por lo que pasó tiempo en la cárcel israelí por fraude. De todas formas, en una de las últimas entrevistas que le hicieron en 2016, él vivía en una casa en la playa en el Pacífico Sur.
