La ajustada confirmación del veto a la Ley de Financiamiento Universitario que el gobierno de Javier Milei logró en la Cámara de Diputados, contó con la ayuda inestimable de dos gobernadores del peronismo. Por un lado estuvo el tucumano Osvaldo Jaldo, que aportó sus tres diputados. Son esos que a principio de año había sacado del bloque de Unión por la Patria fruto de un acuerdo con la Casa Rosada a la que le sigue rindiendo pleitesía sin conseguir ni una devolución por los favores realizados. El otro gobernador que favoreció el resultado de la sesión fue el catamarqueño Raúl Jalil. Su aporte se tradujo en evitar que una de sus diputadas se siente en la banca.
El oficialismo obtuvo 84 votos. Le sobraron dos para garantizar que el entente opositor no logre los dos tercios requeridos para insistir en la ley que Milei había vetado, la segunda desde que asumió su mandato. El tucumano Jaldo puso un poco nerviosos a los operadores libertarios. Tardó bastante en definir su posición. Recién sobre el final del martes dejó trascender que Elia Fernández, Agustín Fernández y Gladys Medina votarían a favor del veto y cumplieron. No fueron los únicos. También votaron como pedía el gobierno el radical Mariano Campero, el bussista libertario Gerardo Huesen y la representante de Creo, Paula Omodeo.
En Tucumán todos sostienen que hasta ahora a la Rosada le salió prácticamente gratis la alianza con Jaldo. De hecho, la provincia sufrió una caída del 37 por ciento de las transferencias directas que debería recibir. Sin embargo, Jaldo continúa –como enceguecido– apostando al libertario.
Jalil hizo su jugada a favor de Milei pero con un toque de picardía. De los cuatros diputados del PJ catamarqueño, hizo que Fernanda Ávila no bajara al recinto haciendo que los que resistían el veto, entre ellos sus compañeros de UxP, perdieran un voto imprescindible. Ávila supo ser secretaria de Minería durante el gobierno de Alberto Fernández. Los otros tres legisladores, Sebastián Nóblega, Dante López Rodríguez y Silvana Ginocchio, votaron contra el veto. La picardía de Jalil se expresó en que Ginocchio es su esposa y considera que nadie podría reprocharle que favoreció al gobierno nacional.
Sin embargo, el PJ de Catamarca no dejó pasar esta maniobra. El partido, que preside la senadora Lucía Corpacci, emitió un comunicado donde sostienen que «la educación pública y gratuita es un principio fundamental del peronismo, fue Perón quien, en 1949, decretó la gratuidad de la universidad, permitiendo que miles de hijos de obreros puedan obtener un título universitario». En ese sentido, el partido resaltó que «la ausencia de una diputada de nuestro espacio, sin ninguna razón de fuerza mayor que lo justifique, nos obliga a repudiar su comportamiento». Por ahora, Ávila guardó silencio. Jalil también.
Al gobernador cordobés Martín Llaryora, en tanto, le cabe la frase maradoniana «se le escapó la tortuga». El mandatario, alejado de cualquier maniobra que lo emparente con UxP, cultivó una relación con la Rosada que no le trajo los beneficios esperados. En esta ocasión, buscó enviarle un mensaje al oficialismo al ordenar a sus diputados que rechacen el veto. Sin embargo, Alejandra Torres, pareja de Osvaldo Giordano (el hombre de Schiaretti que supo estar al frente del Anses a principio del gobierno libertario), pegó el faltazo y no vino a la sesión. Aseguró que tiene covid y que de haber estado presente votaba contra el veto.