En un recinto semivacío, tenso aún tras el blindaje al veto de las jubilaciones, Javier Milei presentará esta noche a las 21 el Presupuesto 2025. Una puesta en escena, con atril y todo, desde donde expondrá las virtudes del déficit cero y convocará a las «ratas del Congreso» a que acompañen con su voto la hoja de ruta que el presidente necesita mostrarle al FMI. La oposición, que ya está preparándose para la llegada del segundo veto presidencial – esta vez, a las universidades -, solo garantizará la presencia de «guardias mínimas»: nadie quiere prestarse al show de Milei, pero tampoco quieren darle el gusto de quedarse solo despotricando contra la «casta» legislativa.
Fue un acuerdo entre los distintos jefes de bloque opositores de la Cámara de Diputados. Las invitaciones se habían cursado poco después de que el gobierno nacional, con el apoyo del PRO, los gobernadores y un grupo de radicales, hubiera logrado blindar el veto a la reforma de movilidad jubilatoria: nadie estaba de ánimo para prestarse a escuchar, durante una hora, una clase magistral de Milei celebrando el haber logrado proteger las cuentas públicas de los «degenerados fiscales». Sabían que Milei buscaría aprovechar el prime time televisivo para arremeter contra el Congreso y, la mayoría, no quería prestarse al juego, pero tampoco querían vaciarle el recinto.
Fue así que, después de la sesión, empezaron a tantearse Miguel Ángel Pichetto, Oscar Agost Carreño, Pamela Calletti y Juan Manuel López con el jefe de bancada de Unión por la Patria, Germán Martínez, y se terminó llegando a un principio de acuerdo general. Martínez les comentó que pensaba enviar una comitiva chica, compuesta por él, la secretaria parlamentaria, Paula Penacca, y algunos de los integrantes de la comisión de Presupuesto: una presencia simbólica que diera el presente y pusiera la cara frente al discurso presidencial (un discurso que, además, todos sospechan que incluirá una respuesta iracunda a la charla de Cristina Fernández de Kirchner en Merlo, en donde la ex presidenta se dedicó a demoler la política económica del gobierno libertario). Se acordó que todos harían lo mismo.
Todos menos la UCR que, golpeada luego de que cinco de sus diputados se dieran vuelta para votar con el oficialismo, quedó a la deriva. El flamante quinteto libertario, con Mariano Campero a la cabeza, no dudará en asistir, así como los integrantes de la comisión de Presupuesto y algunas de las autoridades, como Rodrigo de Loredo y Karina Banfi. «Van a ir los que estén con ganas de aplaudir fuerte», deslizaba, irónico, un diputado opositor.
La UCR está pagando los costos de la votación dividida del miércoles. No son pocos los dirigentes radicales que, puertas afuera, vienen presionando para expulsar a los cinco radicales M que torcieron su voto en favor del gobierno. Puertas adentro, mientras tanto, algunos empiezan a planear el descabezamiento de De Loredo de la presidencia del bloque. Las broncas que varios radicales de la línea Facundo Manes vienen acumulando hace meses contra el cordobés encuentran, en esta nueva crisis interna, una excusa perfecta para intentar modificar los liderazgos. Y el inminente veto presidencial a la ley de Financiamiento Universitario no hace sino echar más fuego a la interna, ya que varios especulan con que el quinteto libertario y otros radicales más mileístas podrían terminar votando en contra de una las principales banderas del partido: la defensa de la educación pública.
El show de Milei
Javier Milei hablará frente un Congreso que, en solo la última semana, le brindó dos triunfos y dos fracasos de importante peso político. En La Libertad Avanza sacan pecho y sostienen que, pese al rechazo histórico al DNU de la SIDE y la sanción de la ley de Financiamiento Educativo, fue «una gran semana». «La consolidación del veto fue más importante políticamente que la Ley Bases», señalan desde la presidencia de la Cámara de Diputados, en donde celebran haberse anotado una base oficialista de 87 diputados (los «héroes» que votaron contra el aumento de las jubilaciones y que Milei quiere agasajar en la Quinta de Olivos).
El gobierno sabe, sin embargo, que sufrió dos derrotas considerables en el Senado, que las mayorías son fluctuantes y que, si desea aprobar el Presupuesto 2025, deberá volver a sentarse a negociar con los legisladores que estén presentes en el recinto el domingo a las 9 de la noche. Las señales son contradictorias: mientras algunos dirigentes libertarios sostienen que a Milei no le importa aprobar el proyecto, que tendrá más libertad si vuelve a prorrogar el de hace dos años, otros advierten que es una pose y que el gobierno necesita «enviarle un mensaje a los inversores extranjeros» de que puede proyectar una hoja de ruta en el Congreso. En los bloques oficialistas, al menos, la línea de Casa Rosada fue trabajar para aprobarlo, y esta será la prioridad para los próximos tres meses. Eso y la sanción definitiva de la Boleta Única de Papel.
Fiel a su estilo, Milei será el encargado de brindar las precisiones sobre su plan económico para 2025. Hablará desde un atril y lo acompañarán, a los costados, Martín Menem y Victoria Villarruel. También tendrán un lugar protagónico los presidentes de la comisión de Presupuesto de ambas cámaras, el diputado José Luis Espert y el senador Ezequiel Atauche. Una puesta en escena para una exposición que, en su entorno, calculan que durará durante casi una hora y se transmitirá por cadena nacional. Brindará las proyecciones macroeconómicas para el año que viene – inflación, crecimiento, tipo de cambio – y ratificará la fórmula de ajuste que viene implementando con el actual presupuesto prorrogado. La melodía será siempre la misma: déficit cero, déficit cero, déficit cero.