Este 11 de marzo se cumplirá un año desde que Gabriel Boric asumió la presidencia de Chile. Un año en que la gestión del Ejecutivo ha estado marcada por grandes derrotas electorales y parlamentarias que lo alejan de su programa de Gobierno. Dos analistas chilenos develan la gestión del mandatario en sus primeros 12 meses.
«Este primer año de Gobierno de Boric no es auspicioso para los objetivos que fueron declarados en el programa», dijo el analista político Guillermo Holzmann, académico de las universidades de Valparaíso, Autónoma y Talca.
En sus palabras, una parte importante de la coalición que soporta a Boric no está en esta línea.
«Los temas ideológicos han llevado a que la propia coalición de Gobierno se fragmente internamente, a que le cueste poder llegar a acuerdos respecto a cuál es la línea a tomar o a implementar, y eso se suma claramente a la falta de experiencia y al hecho de que es un Gobierno de minoría en la práctica, que no tiene una mayoría en el Congreso», agregó.
Para el analista político Camilo Godoy es importante analizar el primer año de Gobierno de Boric dando cuenta de sus matices y complejidades. El experto explicó que el Ejecutivo recibió una situación sanitaria gravísima derivada de la pandemia de COVID-19 y en donde se registró la mayor cantidad de contagiados.
«Al mismo tiempo, las finanzas se encontraban golpeadas por la inflación ocasionada por el mayor gasto fiscal en la pandemia y escenarios internacionales como la guerra en Ucrania», agregó el analista.
Godoy destacó el alza del salario mínimo a 410.000 pesos (514 dólares), la más importante de las últimas décadas. Otra medida es el proyecto para aumentar la Pensión Básica Solidaria a 250.000 pesos (313 dólares) respecto de los cerca de 180.000 (225 dólares) que se dan actualmente, «pero siempre con la espera de una actitud más decidida del Gobierno respecto a la transformación del modelo y no solo medidas de asignación«.
Otro de los puntos que han sido cuestionados es la inconsistencia en las relaciones internacionales. En opinión de Godoy, las posiciones internacionales del Gobierno han sido ambiguas, pero consistentes con su línea conservadora respecto a Washington, por influencia global, y a Pekín, por interés económico.
«Desde allí se permite el cuestionamiento a otros Estados, en general más pequeños, como Venezuela, Nicaragua y en cierto punto Israel. El cuestionamiento a Venezuela y Nicaragua se aprecia con más énfasis comunicacional que en el segundo Gobierno de la expresidenta Michelle Bachelet (2014 – 2018)», agregó Godoy.
La derrota del plebiscito del 4 de septiembre
Un punto de inflexión en el Ejecutivo fue el plebiscito constitucional del 4 de septiembre de 2022 donde el 61,86% de los votantes rechazó la propuesta de nueva Constitución. Para Holzmann la derrota del Apruebo en el plebiscito fue una derrota política del Gobierno.
«El protagonismo del Gobierno en la campaña, en definitiva, se transforma en una importante derrota política para el Ejecutivo. Y eso, sin lugar a dudas, no ha sido asumido en su integridad«, explicó.
El académico señaló que en el Gobierno está la idea de que su programa se puede llevar a cabo, de que las razones de la derrota política del plebiscito son producto de una campaña del terror.
«No logran opacar el dato duro que hay y es que un 62% de la población no estuvo de acuerdo con esa propuesta, y eso sin lugar a dudas lo deja disminuido«, precisó.
El académico explicó que el proceso constitucional que terminó el 4 de septiembre pretendía superar una crisis política institucional surgida en 2019 tras el estallido social de octubre. «Esa crisis continúa«, dijo Holzmann.
El viraje hacia el centro
Tras el triunfo del Rechazo en el plebiscito constitucional del 4 de septiembre, Gabriel Boric realizó su primer cambio de Gabinete. Los partidos de la ex-Concertación —coalición que gobernó Chile posdictadura (1990 – 2010)—, fueron los principales beneficiados y su influencia creció en el Ejecutivo que dio una clara señal de giro hacia el centro.
Al interior del Ejecutivo conviven dos coaliciones. Por un lado Apruebo Dignidad, que está conformada por el Frente Amplio y el Partido Comunista, el ala más a la izquierda, y por otro el Socialismo Demócratico, compuesta por los partidos de la ex-Concertación y donde destaca el Partido Socialista (PS) y el Partido por la Democracia (PPD), con una influencia hacia el centro.
Holzmann explicó que el Gobierno se vio obligado a darle protagonismo a los partidos tradicionales y mayor solidez a la coalición de Gobierno.
«Al Ejecutivo le cuesta poder llegar a acuerdos, es un Gobierno de minoría, tiene que negociar con la oposición y a pesar del apoyo que le dan los partidos tradicionales como el PPD y el PS, eso no se ve expresado con resultados en su agenda legislativa y su agenda política. A eso se suma la cantidad de errores desde el punto de vista de la gestión política y de la toma de decisiones«, agregó.
El pasado 8 de marzo, el Ejecutivo sufrió una gran derrota en el Parlamento cuando la Cámara de Diputadas y Diputados rechazó la idea de legislar la reforma tributaria y con ello la obtención de fondos para financiar su programa de Gobierno.
«El Gobierno tiene conflictos internos más que el trabajo de la oposición, para rechazar la reforma tributaria. No sé cómo acá no hay cálculo. La fragmentación que sufre la coalición de Gobierno, genera mayor incertidumbre y mayor categoría y exigencias a un Gobierno que venía con la idea de cambio.
¿Qué debería hacer el Ejecutivo?
Godoy considera que es importante plantear cambios estructurales, que más que excluyentes con las medidas inmediatas, pueden ser un elemento integrador.
«La discusión sobre ser menos dependientes económicamente de países como China y aumentar la soberanía sobre nuestros recursos pasa también por sostener diálogos con las comunidades en las zonas extractivas», explicó.
«Los recientes incendios han planteado la necesidad de analizar un abandono paulatino, responsable con alternativas claras y seguras de empleo, y progresivo de industrias como la forestal, de los sitios en los cuales se emplaza. Potenciar los espacios de soberanía a nivel nacional, regional e internacional es un paso necesario, sobre todo para quienes votaron por el presidente esperando cambios», concluyó.
Boric prepara un segundo cambio de Gabinete que deberá asumir la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado que prepara el Gobierno, pero además estará marcado por el actual proceso constituyente que inició el 6 de marzo.
Holzmann destacó que la agenda legislativa del Ejecutivo no logra avanzar y con ello «se corre el riesgo que el 7 de mayo [día en que se elegirá el Consejo Constituyente, órgano de entregar una propuesta constitucional, se transforme una suerte de plebiscito respecto a la gestión del Gobierno. En consecuencia, a raíz de cómo se mira este primer año y cómo planteé este 2023, se juega muchísimo. Esto se verá reflejado en cómo se comporte el electorado el 7 de mayo».
Finalmente, Holzmann señaló que «este primer año, más allá de todos los errores y todos los que ya se han señalado, es un primer año donde se espera que el Gobierno tenga una capacidad de autocrítica para reformular o priorizar los elementos centrales de su agenda«.
@Sputnik
/ Imagen principal: © AP Photo / Lillian Suwanrumpha