Conocé la historia detrás de la creación del cajero automático, un elemento que se puede encontrar en cualquier banco del mundo ene la actualidad.
Si uno piensa hoy en sacar plata de un banco, inmediatamente se le viene a la mente la imagen del cajero automático. Sin embargo, cincuenta años atrás nadie habría pensado en eso, salvo al británico John Sheperd-Barron.
Y es que si una persona quería realizar la misma acción antes de 1967, tenía que ir a la sucursal más cercana de su banco en horario de oficina, ni un minuto más tarde, ni un minuto más temprano. Si esto no sucedía, no había dinero.
La historia de la creación del cajero automático
Eso fue exactamente lo que le ocurrió a Sheperd-Barron, quien un día tuvo que viajar desde el campo donde vivía hasta Londres para cambiar un cheque en la filial de su banco pero no pudo porque había cerrado. Esto provocó una enorme frustración en el hombre, que esa misma noche se dedicó a pensar cómo podía hacer para obtener dinero a cualquier hora.
De ahí se le vino un recuerdo a la mente: las máquinas que vendían chocolates, que al insertarles una moneda y tirar de una palanca se abría un cajón y caían los productos. Solo que habría una pequeña modificación en la ecuación, ya que en vez de chocolates saldría dinero.
La invención de Sheperd-Barron tuvo que atravesar algunos desafíos, como por ejemplo la autenticación de los cheques a la hora de pagados. En ese sentido, se creó un proceso que requería que el cliente pasase por la entidad bancaria y se le entregasen tantos cheques por valor de 10 libras esterlinas como necesitara y cuya cantidad era descontada de la cuenta antes del pago. A los cheques se les impregnaba carbono 14, lo que permitía que se reconociese su autenticidad y entregase las 10 libras al titular de cada cuenta.
Antes de esto, los clientes debían ingresar una clave para mantener la seguridad de sus cuentas. El creador del cajero le consultó a su esposa, Caroline, cuál era la cantidad de dígitos que ella podía recordar sin problema, y si bien el número de él era seis, ella logró recordar cuatro. De esa forma fue creada la famosa clave de cuatro dígitos, o PIN (Personal Identification Number).
El 27 de junio de 1967 se instaló el primer cajero automático, comercializado por la firma británica De La Rue en una sucursal del Banco Barclays. Hoy en día, este elemento se puede ver en cualquier parte del mundo.