La desaparición de opositores y su entierro clandestino en el Cementerio General de Santiago fue una de las tantas atrocidades cometidas en Chile por el régimen de Augusto Pinochet. Una visita al Patio 29 y conversación con los familiares de víctimas que mantienen el sitio tras años de entierros clandestinos y falsas identificaciones.
Por Alexis Polo González.
Chile conmemorará el próximo 11 de septiembre 50 años desde el Golpe de Estado que acabó con el Gobierno democrático del socialista Salvador Allende. Dentro de las atrocidades cometidas por el régimen de Pinochet estuvo la desaparición de opositores políticos, muchos de los cuales fueron enterrados clandestinamente en el Cementerio General de Santiago para ocultar los crímenes de la dictadura.
El sol da de lleno a una decena de personas que se encuentran recogiendo frascos y limpiando la basura que hay en el Patio 162 del Cementerio General, también conocido como Patio 29 por su antigua denominación. Son las 17 horas del sábado 4 de marzo. La tierra está seca y las pocas flores que hay en el lugar están marchitas. Las cruces están oxidadas y, en más de una, cuelga el cartel que por casi de 50 años ha mantenido la incógnita: ¿Dónde están?
Antonio Kadima es parte del Colectivo Patio 29 Resistencia y, en conversación con Sputnik, contó que desde hace tres años van el primer sábado de cada mes a limpiar e intervenir el lugar. «Somos gente vinculada a los derechos humanos. Unos más, otros menos. Yo soy sobreviviente de los centros de tortura José Domingo Cañas y Cuartel Borgoño».
Pese a que el Patio 29 fue declarado Monumento Histórico Nacional el 2006, Kadima contó que si no fuera por las jornadas de limpieza y restauración que realiza el colectivo, el lugar estaría completamente abandonado y convertido en un basural.
La historia del Patio 29
La historia del Patio 29 comenzó en 1953, cuando se implementó un sistema de reutilización de sepulturas en el lugar. La facultad permitía a los sepultureros enterrar en el lugar cadáveres de indigentes, de pacientes psiquiátricos y de personas que morían sin ser identificadas.
Tras el Golpe Militar y la instauración de la dictadura cívico – militar (1973 – 1990), el régimen de Pinochet inició la persecución, detención, tortura, ejecución y desaparición de los adherentes al Gobierno de la Unidad Popular y los militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria – MIR.
Entre los últimos meses de 1973 y 1974, la dictadura utilizó el Patio 29 para sepultar clandestinamente a cientos de ejecutados políticos. Estas fueron enterradas como NN, aprovechando la reutilización de sepulturas del lugar. Durante ese período se registraron 320 inhumaciones de personas que se hicieron saltándose los protocolos existentes y sin informar las identidades de los sepultados. Incluso, se sepultaban entre dos y cuatro ejecutados políticos por tumba.
En 1974, se encontró el primer cuerpo de un ejecutado político en el Patio 29. Patricio Munita tenía 22 años, era militante del MIR y había sido detenido junto a Bautista van Schowen, médico de 30 años, parte de la comisión política del MIR y uno de los hombres más buscados por la dictadura. Ambos fueron detenidos el 13 de diciembre y traslados al centro clandestino de detención y tortura Villa Grimaldi, en el sector oriente de Santiago. Los militantes del MIR fueron ejecutados y sus cuerpos fueron lanzados a una zanja.
Los cuerpos de ambos fueron sepultados en el patio 29 del Cementerio General por orden de efectivos militares que se hicieron presente en ese camposanto, según se acreditó mediante testigos presenciales del hecho. Dos meses después, su familia logró la exhumación y la identificación de su cuerpo.
Respecto al cuerpo de van Schowen, la dictadura exhumó ilegalmente su cuerpo para cremarlo y desaparecer todo vestigio de la suerte que corrió uno de los dirigentes más importantes del MIR.
El doble sufrimiento de los familiares de las víctimas del Patio 29
En 1979 la Vicaría de la Solidaridad comenzó a recibir las primeras denuncias de exhumaciones ilegales en el Patio 29. Dos años más tarde, la Tercera Fiscalía Militar de Santiago notificó a las autoridades del Cementerio General la prohibición de incinerar, exhumar o trasladar a las personas sepultadas como NN en ese sector.
Algunas de las sepulturas del Patio 29 señaladas como NN fueron el único rastro que permitió a los familiares el hallazgo de los cuerpos de los detenidos desaparecidos. En 1991 el Grupo de Antropología Forense, integrado por estudiantes y egresados de la Universidad de Chile, exhumó las 107 sepulturas del Patio 29 y encontró más de 120 cuerpos, revelando que se habían sepultado dos, tres y hasta cuatro cuerpos en una misma tumba.
Al ser consultado por este hallazgo, el exdictador Augusto Pinochet, Comandante en Jefe del Ejército en esos momentos, respondió irónicamente: «¡Qué economía más grande!».
Los restos exhumados del Patio 29 fueron llevados a la Unidad de Identificación del Servicio Médico Legal para reconocer e individualizar a las víctimas. 96 cuerpos fueron identificados y entregados paulatinamente a las familias para su entierro. Se creía que finalizaba así una búsqueda larga y dolorosa.
Sin embargo, un grupo de expertos expresó sus dudas en relación con las pericias realizadas por el Servicio Médico Legal (SML), cuestionando la veracidad de las individualizaciones. El SML solicitó en 1994 nuevas pericias a la Universidad de Glasgow, Escocia, y en 2001 a la Universidad de Granada, España. Los resultados de ambas entidades confirmaron las irregularidades en el proceso de identificación. Ninguno de los dos informes fue compartido con las Agrupaciones de Familiares de las víctimas.
Recién en 2006 las organizaciones de derechos humanos conocieron los documentos y sus conclusiones. La presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Lorena Pizarro Sierra, quien actualmente es diputada de la República, comunicó a las familias el lapidario informe: de las 96 víctimas identificadas, 48 habían sido individualizadas de forma errónea y que en otras 37 existían dudas.
La lucha por la memoria
El próximo 11 de septiembre se cumplirán 50 años desde el Golpe de Estado. Kadima explicó que en Chile hay dos memorias: «Una de la victimización, del dolor, del llanto, del lloriqueo muchas veces, que está ligado mucho a proyectos políticos, proyecto de plata y esto separando lo legítimo que es del llanto y el lloriqueo y lo que sea del dolor de los familiares y la otra es la memoria de lucha. Nosotros estamos aquí por la segunda».
Para Kadima, si bien es correcto llorar por los muertos, que también son sus muertos, la prioridad es «defender los proyectos políticos que ellos tenían o sacarlo a la luz».
«Nosotros en el patio establecemos una dinámica de relación muy fuerte con el cementerio. Lo recriminamos. Nos paramos frente a ellos, no a pedirle nada, sino que para decirle que han dejado botado este lugar», dijo.
Como el Patio 29 es un lugar declarado Monumento Histórico Nacional, no es mucho lo que se puede intervenir en el espacio. En ese sentido, Susana Tagle, coordinadora del proyecto Flores de cerámica esmaltadas para cada cruz del Patio 29, contó a Sputnik que se han levantado varias iniciativas para visualizar el lugar.
«Si uno nunca ha ido al Patio 29, no sabrá dónde encontrarlo. La gente pasa de largo porque no se nota. Hay una tarima o una plataforma que está ahí, pero tampoco es tan notoria y se ha tratado siempre de llevar cosas como de los frascos de conserva para poder visualizar algo o hacer algún adorno, cinta, cosas de papel, cosas de plástico también», comentó Tagle.
Tagle explicó que uno de los principales problema que han tenido para visibilizar el lugar, aparte de que no se puede intervenir en gran medida al ser un monumento nacional, es la luz del sol que llega casi todo el día al patio, generando que el color de las cintas o cualquier implemento se deteriore rápidamente.
Desde el Colectivo lanzaron la iniciativa para Flores rojas de cerámica esmaltadas para cada cruz para que pueda visibilizarse el patio, que tiene varios años de duración y para que los visitantes al cementerio sepan lo que pasó ahí.
«La idea es levantar energéticamente, por decirlo así, el lugar. Que sea algo visualmente bonito, que tú lo puedas ver y puedas sentir que mucha gente participó ahí a través de estas flores y el color rojo busca representar la sangre. Tiene que ver con la visualización, porque se ve que son 700 cruces, es un lugar grande. Debe ser llamativo de lejos», cerró Tagle.
Kadima recordó que, para aportar en una mayor visualización, hace unos años hicieron un camino trazado desde la entrada del cementerio hasta el Patio 29. Sin embargo, producto del tiempo, ese camino ya no existe.
Actualmente, el Colectivo Patio 29 Resistencia se encuentra recolectando los frascos que ellos mismos pusieron en las tumbas para imprimir en ellos un stencil en serigrafía y contar lo que sucedió en el lugar en los tiempos más oscuros del país.
A pesar de que pronto se cumplirán 50 años del Golpe de Estado, todavía existen restos de víctimas del Patio 29 esperando su identificación en el Servicio Médico Legal y otros laboratorios, por ello los familiares siguen en la lucha y en la larga e interminable espera por la verdad y la justicia.
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/ Imagen principal: © Sputnik / Alexis Polo González