La historia de la renta variable argentina está marcada por la volatilidad y desafíos constantes. A inicio de 2018, el S&P Merval tocó su nivel más alto en dólares, pero luego se desplomó y cayó a lo largo de ese año un 49%. Luego cedió un 28,4% en 2019 y un 34,7% en 2020 por la pandemia. Sin embargo, la expectativa del mercado a una recuperación económica, no sin un alto grado de riesgo, que se traduce en jugosos retornos para los inversores que apuestan por el «equity» nacional, ubica al ETF (fondo cotizado) de Argentina -ARGT o iShares MSCI Argentina and Global Exposure ETF Fund- como el de mayor rendimiento a nivel mundial en lo que va de 2024, con un 22,3%.
Y es que, a pesar los desafíos propios de la economía argentina, un «timing» adecuado y una paciencia estratégica pueden ofrecer oportunidades en los activos del país. Para muchos, puede resultar sorprendente que con una crisis económica crónica y una de las tasas de inflación más altas del mundo que nublan el panorama, el ETF de acciones argentinas se destaque como el de mayor ganancia en comparación con los de otras plazas globales, como por ejemplo el de Wall Street (+19%), el de India (+16,9%) o el de México (-17,6%).
Sucede que el mercado bursátil no siempre refleja fielmente las condiciones económicas generales. Por ello, a pesar de estos contrastes, la demanda continua de acciones argentinas por parte de los inversores sugiere que hay factores subyacentes que atraen la atención sobre los activos argentinos. Y así, el país se desprende de la tendencia negativa de las economías más grandes de la región. Por ejemplo, de México y Brasil, que configuran los principales mercados de América Latina y tienen a sus ETF en baja.
El voto de confianza del mercado al Gobierno
Tal como lo explica la asesora financiera independiente, Martina Del Giudice, «en un año donde los mercados globales han enfrentado desafíos, incluso al compararlo contra nuestro gran vecino Brasil, Argentina se ha destacado en la plaza financiera con muy buenos rendimientos» para lo que va de 2024.
Y ahí es dónde entra en juego lo que el mercado analiza. Del Giudice sostiene que, aunque Argentina ha tenido serios problemas económicos en el pasado, en 2024 se han dado una serie de reformas estructurales y políticas que han generado cierta confianza en los inversores. Estas medidas incluyen una estrategia puntillosa y un manejo más prudente de la política fiscal y monetaria, lo que ha ayudado a estabilizar la inflación y reacomodar las bases. Algo que se refleja positivamente con superávit fiscal y comercial, exponiendo una base sólida. Sin embargo, esto no garantiza el éxito futuro y hay algunas dudas sobre el plan económico de cara a los próximos meses.
En ese contexto, la estratega señala que los inversores que se inclinaron por Argentina han visto rendimientos significativos en sus inversiones. Esto es especialmente notable en comparación con otros mercados, «como Wall Street, que ha tenido un crecimiento más moderado». Y agrega que es importante destacar que, «aunque los retornos han sido altos, invertir en mercados emergentes, como el argentino, también implica riesgos«. Sin embargo, para aquellos dispuestos a asumirlos, las recompensas, hasta hoy, son sustanciales.
La performance del ETF de Argentina
En diálogo con este medio, el analista financiero Leandro Monnittola explica que el ETF ARGT está compuesto por acciones de empresas de origen argentino, entre las que se encuentran: Mercado Libre (MELI), Grupo Financiero Galicia (GGAL), YPF (YPF), Banco Macro (BMA), Pampa (PAM) y Transportadora de Gas del Sur (TGS), entre otras. Y si bien el «ARGT» entrega una visión segmentada por su conformación, su figura principal es MELI. «Esto nos da una fiel imagen de la demanda por estos activos y así su rendimiento lo confirma», analiza.
Para el analista, el riesgo asociado a invertir en Argentina es alto, pero también lo son los potenciales rendimientos que ofrece una posible estabilización y un fortalecimiento de la estructura económica. «En un escenario de recuperación, los retornos podrían ser significativamente mayores», advierte.
Expone que, primero, es importante destacar que muchos activos alcanzaron sus máximos en el primer trimestre de 2018. Desde entonces, hay un recorrido considerable para alcanzar esos niveles, «lo que sugiere que hay un potencial significativo de rendimiento«, comenta Monnitola. Sin embargo, debido a que estos activos son de alto riesgo, la apuesta es a mayores ganancias, siempre que se acepte el riesgo asociado.
Para Monnittola, el riesgo país juega un papel clave en la rotación hacia el «equity» argentino. Y, en línea con Del Giudice, analiza que desde que el nuevo gobierno tomó el control, la tendencia es a la baja. Se situó a comienzos de año en torno a los 1.900 puntos y hoy se posiciona sobre los 1.500. Y calcula que si continúa un descenso consistente que le permita acercar al país a mercados de deuda y se materializa una estabilización económica que acelere la salida del cepo, «el flujo hacia renta variable argentina será aún mayor«.
Y es que remarca que si bien algunos papeles del panel líder cotizan solo en la plaza local, un aumento de la demanda de los ADRs argentinos “arrastra” positivamente a todas las demás acciones, incluyendo también parte del panel general. «Hoy nos encontramos en un escenario de alta volatilidad en la renta variable y en el ámbito doméstico podría estar su causa. La reforma previsional es una prueba para el Gobierno y un testeo político que marca las cotizaciones», concluye ofreciendo un panorama de lo que sucede hoy con el S&P Merval.
Así, mientras el S&P Merval y otros índices globales enfrentan momentos de calma o declive, el mercado argentino se erige como un faro de potenciales ganancias. Por lo menos así lo expone su ETF en la primera parte del año. Y si bien, la volatilidad puede ser alta, para los valientes que navegan sus aguas turbulentas, los retornos prometen ser sustanciales. La lección aquí es clara: en medio de la adversidad, la visión estratégica y la paciencia, pueden convertir la incertidumbre en una oportunidad dorada.