La diputada macrista Sabrina Ajmechet fue una de las que votó a favor del veto de Javier Milei a la ley de financiamiento universitario. Eso no es novedad. Lo que sí parece ser noticia, que se dio a conocer en las últimas horas, es que percibe un sueldo de más de un millón de pesos por su cargo como adjunta de cátedra en la carrera de Ciencia Política, en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, del cual no pidió licencia al asumir como legisladora. Eso sí, tampoco deja de cobrar los más de cuatro millones por su trabajo en Diputados, el mismo que contribuyó a que las casas de altos estudios públicas no incrementen su presupuesto este año.
La información la publicó el portal La Política Online. De acuerdo a la confirmación que llegó por vía de sindicatos docentes, Ajmechet cumple con una dedicación exclusiva, lo que implica una demanda de 50 horas semanales, una carga que complejiza su tiempo que le dedica al Congreso (y viceversa). «Creíamos que tenía una activa simple y la exclusiva en licencia pero no», indicaron desde el gremio docente, según la nota periodística.
Asimismo, explicaron que la dedicación exclusiva es un privilegio al que solo llegan profesores con larga trayectoria académica y se computan en ese universo menos del 10 por ciento de los docentes. Pero además, Amjechet cuenta con la suerte de tener otro cargo. Es que según el portal oficial, la Universidad de la Ciudad la contrató para ser la Secretaria de Investigación, Desarrollo e Innovación. Este diario trató de consultar a esa universidad si Ajmechet cobra un salario y la carga horaria que tiene por esa contraprestación, pero hasta ahora no tuvo respuesta.
«Persona no grata» y un mensaje en los baños
Pese a integrar el cuerpo docente de la UBA y de su «privilegiada» posición dentro de la institución, la diputada macrista decidió ir en contra de las universidades públicas y votó a favor del veto del presidente Milei. «El populismo universitario no nos trajo a un buen lugar», esgrimió entre sus argumentos. Y agregó: “Las paritarias no se solucionan en el Congreso”, aunque luego, en un posteo, se autoproclamó gestora de la propuesta salaria que le ofreció el gobierno a los sindicatos docentes universitarios.
La actitud de la doctora en Historia -no por un honoris causa- fue repudiada por estudiantes de la Universidad de Buenos Aires, al punto que la última asamblea estudiantil en Sociales la declaró «persona no grata». A través de sus redes sociales, Ajmechet criticó el escrache y calificó de fascistas a quienes se pronunciaron en su contra. “Los que nos corrieron diciendo que nosotros estamos en contra de la educación sólo tienen el objetivo de desestabilizar el gobierno”.
Pero en las últimas horas, los baños de la facultad de Sociales hablaron. O eso parece porque en los migitorios de FSOC, los estudiantes volvieron a dar su opinión sobre su egresada, profesora y, ahora, verduga.