Según Caputo, el país está viviendo un “cambio de época”. Se trata, según la interpretación del ministro, de la primera vez que un Presidente está convencido de la necesidad de “mantener el orden fiscal”. Al respecto, recordó que en anteriores oportunidades (con la Convertibilidad o a comienzos de los años 2000) el país tuvo equilibrio en las cuentas, pero estas políticas no fueron el resultado de una decisión, sino consecuencia de crisis anteriores.
Para el ministro, el cambio más importante es que el presidente Javier Milei “está convencido” de la necesidad de mantener el orden fiscal y “no va a ceder ante las presiones”. Reconoció que las políticas de austeridad en cuestiones sensibles como las jubilaciones o el presupuesto universitario pueden impactar en la imagen del primer mandatario, pero afirmó que a Milei “no le importan nada las encuestas y es excelente que así sea, yo me voy a preocupar el día que lo vea cambiar”.
En el marco del Coloquio de IDEA, Caputo afirmó que el jefe de Estado es una persona muy inteligente que “no se deja llevar por encuestas tontas que es la trampa en la que han caído todos los presidentes en los últimos 123 años”.
El sesgo político del discurso fue tal, que el ministro olvidó que traía como primicia el logro de un nuevo superávit en las cuentas del Tesoro en el último mes. Tuvo que volver a subir al escenario para brindar el dato. El superávit primario en los primeros nueve meses del año alcanzó a cerca de 1,7% del PIB y el financiero a casi 0,4% del PIB.
Caputo no ahorró en elogios a la gestión oficial ni en críticas al kirchnerismo. Consideró que Milei tiene como objetivo “hacer la mejor presidencia de la historia” y que “no tiene ningún interés político, estamos acá por vocación de servicio”.
Con relación al anterior gobierno afirmó que “ya todo mundo sabe que son una manga de delincuentes impresentables y unos burros” provocando uno de los tres aplausos que le brindó el público. Por esta razón, consideró que “no hay forma de que vuelvan por las buenas, la única opción que tienen de volver es torpedear” con temas como las jubilaciones o las universidades.
Si bien en los pasillos del coloquio los dirigentes empresarios coinciden en que la macroeconomía está más estable, no comparten con Caputo la certeza en cuanto a que esté asegurado el curso de la política. Alguno recordaba que “ya con Mauricio Macri se pensó que no había posibilidades de vuelta a un esquema populista y los hechos demostraron lo contrario”.
Otros están preocupados porque observan “un exceso de triunfalismo” en las autoridades ya que consideran que, si bien se han logrado avances importantes, también son “muchos y difíciles los desafíos que hay por delante”.
Hombres de negocios al fin, esperaban de Caputo más precisiones sobre el rumbo económico. Desde ya preocupa la falta de definiciones en cuanto a cuándo y cómo se levantará el cepo, cuestiones que condicionan particularmente las futuras inversiones de empresas multinacionales.
Por otra parte, la insistencia del ministro en cuanto a mantener el esquema cambiario genera preocupación por la pérdida de competitividad de la producción local. No es que estén pidiendo una devaluación –y la mayoría cree que el Gobierno no va a devaluar– pero les preocupa el llamado “costo argentino”. “Tuvo gusto a poco el discurso del ministro con relación al rumbo económico”, sostuvo un importante empresario, explicando de esta forma lo que fueron tibios aplausos.