El 17 de abril de 1974 quedó en el corazón futbolero de la ciudad como el día en que un combinado rosarino, con la magia del Trinche Carlovich, le ganó 3 a 1 a la Selección Argentina. Sobre esa leyenda, tantas veces rememorada, que llegó incluso a la televisión española con el Informe Robinson, Ariel Gómez y Facundo Paredes, se plantearon preguntas, investigaron, escribieron. El resultado es un libro atrapante, que se llama La noche del Trinche, Rosario 3- Argentina 1, mitos y verdades de un amistoso histórico, publicado por Ediciones al Arco, que el próximo martes, a las 18, se presentará en la Biblioteca Argentina.
Ariel es rosarino, periodista y docente, trabaja en Radio Nacional Rosrio y en Rosario Deportes (Radio 2), es el creador y coordinador del taller Introducción a la historia del deporte y participó en el libro Grietas Argentinas. Facundo nació en Larroque, es periodista, también trabaja en Radio Nacional, y en la cooperativa La Masa, es docente en la escuela ETER y participó del libro Semilleros.
En los pasillos de Nacional, Ariel le propuso a Facundo concretar juntos una idea que le venía dando vueltas por la cabeza.
«El libro nace de preguntas, porque más allá del de todo lo que se decía, nosotros nos encontrábamos siempre con los mismos relatos, tanto orales, como en las notas periodísticas», cuenta Ariel a Rosario/12 . «Siempre decían lo mismo y de alguna manera, siempre hablaban los mismos personajes, que no eran muchos. Y pensar que hubo 22 jugadores en la cancha, pero siempre hablaban muy pocos, o se hablaba solamente del Trinche. Ahí empezaron algunas preguntas con Facundo, ¿jugó realmente tan bien el Trinche como dicen esa noche? ¿El combinado de Rosario jugó tan bien? ¿Hubo tanta gente en el estadio como dicen que hubo? Y otra de las preguntas históricas de ese partido es qué pasó en el entretiempo. El mito, y justamente por eso la bajada del libro es mitos y verdades de un partido amistoso, decía que alguien del cuerpo técnico de la selección argentina había ido a pedir a los entrenadores del combinado Rosario que saquen al cinco y el cinco era el Trinche. Bueno ¿pasó eso realmente?».
Lo que lograron fue un trabajo periodístico minucioso, con un relato que se lee como si fuera un partido vibrante, con más de 30 fuentes directas y horas de búsquedas en los archivos. La historia de esa noche, y de cómo se armó ese mito que todavía hoy circula por las calles, quedan plasmadas en las páginas de La noche del Trinche.
Facundo: -La idea fue contar esa noche, no desmitificar lo que pasó. Hay respeto por la leyenda, no la subestimamos ni mucho menos. Hay muchas cosas, como la del entretiempo, que no podemos decir a ciencia cierta que no pasaron. Ponemos las voces que dicen que sí hubo un pedido y los que dicen que no. Ponemos las voces que dicen que el color de la camiseta era tal, pero después nosotros accedimos a una foto color que desmiente todas las versiones oficiales. Tuvimos algunas obsesiones, como eso del color de la camiseta, por ejemplo, que nos volvimos locos. Pero la idea principal no fue desmitificar de ese partido, ni bajarle el precio, ni mucho menos, si no contarlo. De hecho, hay una crónica del partido.
Ariel: -Como diría Dolina, no somos refutadores de leyendas. Sí la idea era realmente contar lo que pasó esa noche, no solamente el partido, sino todo lo que rodea, ver desde cómo nace el partido hasta después del partido, para contextualizarlo y tener una idea más más concreta de lo que realmente pasó.
-¿Cuáles fueron los obstáculos que encontraron?
Facundo: -Lo más difícil de todo fue, por un lado, la memoria de los entrevistados, los protagonistas, que fueron periodistas, jugadores de uno y otro equipo y algunos que estuvieron como espectadores en la cancha incluso. Eso fue lo más difícil, la falta de memoria, porque en su momento no había sido un partido tan importante o no tenía la relevancia que tomó después. Entonces, eso fue lo que más nos costó, para reconstruir la historia, lo que verdaderamente pasó. Había muchas versiones cruzadas, contradicciones y además, y a la falta de memoria, lo que hacían muchos era contarnos el relato. Es decir, lo que ya todo el mundo sabía, lo que se construyó después.
-¿Y cómo hicieron para desbrozar esos testimonios?
Facundo -Los archivos de la época que contaron ese partido, despojados de la leyenda del relato, fue una de las principales armas que tuvimos para no quedarnos en lo que se dice que pasó.
Del entretiempo, lo que saben, es que fue una versión que creció con el tiempo. Y que las publicaciones de la época no lo mencionan. «En el momento, no fue alguien que dijo ‘che, sacaron al 5 porque lo pidió la selección’. Uno revisa los diarios posteriores y no se hablaba de eso, nadie dijo nada», dice Ariel.
-Desde la actualidad, parece imposible que los jugadores lo consideraran un partido más, pero claro, no era la selección de la actualidad…
Ariel: -Para nosotros, este partido con el combinado Rosario, empieza a ser de alguna manera el principio del fin de una era de la selección. Creo que la estocada final termina siendo el Mundial 74, que fue todo un proceso, de una Argentina ya venía de quedarse afuera del Mundial 70, en la única vez de la historia que Argentina queda eliminado en las clasificatorias. Y después, el Mundial de Alemania 74 termina siendo el quiebre definitivo para que luego llegara César Luis Menotti como entrenador de la selección y ahí sí cambie para siempre la historia de la selección, dándole orden, dándole jerarquía.
-Dado que el protagonista más mentado fue asesinado antes de que ustedes empezaran con el libro ¿Qué les hubiera gustado preguntarle al Trinche?
Ariel -Qué difícil, porque en realidad el Trinche era un tipo que te decía y que no te decía. Era muy especial para responder. Él nunca negaba ni afirmaba nada. Todos los mitos y las leyendas que se decían sobre él los respondía, pero a la vez no.
Facundo: -Julián Bricco, que fue uno de los entrevistados, nos dijo que el Trinche decía “yo los dejo que hablen, así crece la leyenda”. A mí, por ejemplo, me interesa saber si el Trinche era consciente de que la leyenda crecía a través de su silencio, porque no afirmaba ni negaba. O si eso era algo que le salía, por cómo era él. Si él era consciente de que esa actitud hacía que la leyenda creciera.
Facundo y Ariel le agradecen a Andrés Burgo que haya contribuido en el orden de la investigación, y el relato.
«Pero la noche del milagro, o del presunto milagro de Carlovich, había sido la del 17 de abril de 1974, y a ella se zambulle este libro que ya integra un grupo selecto, el de obras deportivas que reconstruyen un único partido de fútbol. Está investigado y escrito con una pasión periodística desbordante. Alimenta la leyenda. Pero ahonda en la realidad, o en lo que los testigos recuerdan que pasó: casi siempre anteponemos nuestros recuerdos a los hechos», escribe Burgo en el prólogo.
Fuente: Página 12