El reciente cierre de la planta de Whirlpool puso de manifiesto un cambio estructural profundo en el sector de electrodomésticos, uno de los más afectados por el boom de importaciones. Mientras los precios mejoraron y la demanda se mantuvo firme, la producción doméstica cayó a mínimos históricos y el empleo se redujo.
Según datos del INDEC, la producción de la industria manufacturera cayó 4,4% desde que Javier Milei es presidente, y 4,1% respecto de noviembre de 2024, el pico alcanzado durante la gestión actual. Desde dicho máximo del año pasado, solo tres de las 10 divisiones con más peso en el Índice de Producción Industrial (IPI) lograron mejorar su performance.
Dentro de las otras siete caídas, resaltaron aquellas explicadas en buena parte por el impacto de la apertura comercial. Tales son los casos de la producción de textiles e indumentaria (aproximadamente -20% vs. noviembre de 2024), metales (-13,4%), autos (aproximadamente -9%) y maquinaria y equipo (-8%).
La demanda de electrodomésticos se abastece con productos importados
Es precisamente dentro de maquinaria y equipo donde se encuentra contenida la fabricación de «aparatos de uso doméstico», que a su vez engloba a la fabricación de electrodomésticos. De acuerdo con un informe de la consultora Analytica, la producción de aparatos de uso doméstico «se encuentra en mínimos históricos, un 23% por debajo del promedio entre 2016 y 2023, excluyendo 2020».
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A diferencia de otros rubros, en donde la baja demanda interna tuvo una fuerte influencia, en este caso es la liberalización del comercio el factor determinante a la hora de explicar la dinámica sectorial. «A pesar de observar una baja en los últimos meses por un freno en el crecimiento del crédito y por la debilidad de la actividad, se encuentra en máximos desde por lo menos 2020, justamente, por el fuerte aumento del crédito, pero también por la importante desaceleración de los precios por la apertura importadora», señaló Analytica.
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En ese sentido, la consultora reflejó que las importaciones de heladeras y lavarropas se dispararon 387,1% y 924,2%, respectivamente, entre enero y octubre de 2025 (respecto del mismo período de 2024), y que estos productos del exterior permitieron abastecer la demanda.
Ganancia para el consumidor, pérdida para la producción y el empleo local
Como rasgo positivo de este mayor peso de los artículos importados, el informe subrayó que en la Ciudad de Buenos Aires el precio promedio de los electrodomésticos aumentó apenas un 78,4% desde noviembre de 2023, frente a una inflación del 259,3% en el mismo lapso de tiempo. «Esto implicó un abaratamiento relativo del 50% respecto al resto de la economía, convirtiéndose en uno de los rubros con la mayor baja relativa entre los bienes durables«, profundizó al respecto.
La contracara de este giro estructural es el ya citado derrumbe de la producción de origen nacional, que se traduce en cierre de fábricas y pérdida de empleos. Los últimos números de la Secretaría de Trabajo plasmaron que el sector perdió 1.316 empleos entre el último trimestre de 2023 y el primero de 2025.
Hace unos meses, desde la firma de capitales argentinos Visuar, que fabrica productos de electrónica y electrodomésticos en Cañuelas, habían expresado en diálogo con Ámbito que «aunque el mercado mostró una leve expansión respecto de 2024, ese crecimiento se lo está llevando en su mayoría el componente importado, restando participación a la industria nacional» y que esa bifurcación «es particularmente marcada en segmentos como heladeras y lavarropas».
Dicha compañía puso en mayo de 2022 en funcionamiento una nueva planta para producir «Pequeños Aparatos Domésticos», en un contexto de mayor control a las importaciones. En el mismo año, la multinacional estadounidense Whirlpool abrió su planta de lavarropas en Pilar, establecimiento que cerró hace 10 días, lo cual generó el despido de 220 trabajadores.
La compañía explicó que el cierre responde a las dificultades que tuvieron para sostener la competitividad necesaria para exportar (se habían propuesto vender al exterior el 70% de una producción anual de 300.000 lavarropas) y que el aluvión de importaciones, especialmente de origen chino, terminó de cavar la tumba. De este modo, la actividad de Whirlpool en Argentina se limitará a ofrecer servicio técnico y comercializar productos importados.
Frente a este escenario, economistas remarcaron a este medio la necesidad de «analizar la productividad, el tipo de procesos y el uso de tecnología de las empresas del sector en Argentina» para discutir el «trade-off» entre la ganancia de precios al consumidor y la pérdida en materia de producción y empleo.
