Por ejemplo, mencionó que el índice líder de Wall Street, el S&P 500, tiene «un múltiplo de 22,2x precio/utilidad, cifra que no solo está por encima de su promedio histórico, sino también muy cerca de las 23,2x precio/utilidad a las que transaba a fines de los años 90, antes del colapso de las ‘punto com‘».
En este sentido, explicó que un múltiplo de precio/utilidad tan alto «ha generado la percepción de que los precios están reflejando expectativas de utilidades extremadamente optimistas y difíciles de sostener«.
En consonancia, el analista de mercados internacionales de Adcap Grupo Financiero, Jorge Ángel Harker, reconoció que «muchas compañías de IA están caras». De hecho, afirmó que «toda la tecnología está cara», pero afirmó que incluso «se va a poner más cara». Y ahondó: «Creo que estamos generando una semilla de burbuja«.
Meta IA
A fines del mes pasado, Meta anunció planea mantener el gasto en niveles históricos en centros de datos y otras infraestructuras para impulsar sus ambiciones en materia de inteligencia artificial.
La concentración en pocas empresas
Profundizando su análisis, Harker explicó que «una de las mayores preocupaciones de toda esta temática de la inteligencia artificial es que hasta ahora está siendo dominada por un puñado de compañías«, de la cual la más importante es Nvidia, la empresa con mayor capitalización bursátil del mundo.
«Nvidia invierte en Intel, Intel después le compra chips a Nvidia y se los alquila. ¿Eso es una burbuja estilo Enron? Sí y no. Porque a diferencia de ellos, el capital inicial sí fue generado por ingresos», destacó el economista. Se trata de una decisión «muy criticable», ya que genera un «pasamanos de dinero» entre las principales tecnológicas del mundo, pero que, sin embargo, «es una regla contable» legítima.
Por su parte, el analista de Portfolio Personal Inversores (PPI), Martín Cordeviola, explicó a Ámbito que «hoy Nvidia representa el 8% del S&P 500, el mayor peso individual en la historia del índice. Si se suman Apple, Microsoft y Amazon, las cuatro compañías concentran el 25,5% del valor total de mercado».
En consonancia, Barragán remarcó que las llamadas “Siete Magníficas” de Wall Street (Apple, Microsoft, Google, Amazon, Meta Platforms, Nvidia y Tesla) «explican la mayor parte de las ganancias del S&P 500 en el último año». Esa falta de “amplitud”, comentó, «suele observarse en fases finales de ciclos alcistas, cuando los inversionistas persiguen las historias más atractivas y dejan de lado la diversificación«.
Además, agregó que «el exceso de narrativa y el ‘momentum retail’ han derivado en un discurso casi mesiánico sobre la IA, con inversionistas minoristas canalizando grandes flujos hacia el sector sin distinguir entre líderes tecnológicos con flujos reales y empresas con modelos aún incipientes, alimentando así la percepción de burbuja».
A una conclusión similar llegó el experto de Adcap: «Estamos en el punto del ciclo en donde la IA va a solucionar todo, hasta la deforestación del Amazonas. No sabemos cómo, pero lo va a solucionar. Ese día en que todos colectivamente nos damos cuenta de que no es así, es donde la burbuja estalla«.
Las inversiones récord y su peso en la economía
El tercer elemento que genera resquemores entre los inversores es el incremento acelerado de gastos de capital, es decir, las inversiones de las empresas, en IA. «Estamos hablando que colectivamente están invirtiendo casi u$s125.000 millones. En este trimestre anunciaron que van a invertir u$s400.000 millones esas compañías en Estados Unidos. Es una locura», planteó Harker.
Por su parte, el analista de Pepperstone planteó que esa inversión récord «ha gatillado nerviosismo en el mercado», y comentó que hay «varias compañías reportando sumas récord en la última temporada de resultados, sin mucha claridad respecto de la capacidad de monetizar dichas inversiones de manera proporcional«.
Comentó que «este mismo patrón se observó en los 90, cuando el gasto en software, fibra óptica y equipos de computación llevó a la inversión no residencial proveniente del sector tecnológico en EEUU a aumentar de 3% del PBI en 1995 a cerca de 4,5% del PBI en el 2000«.
También destacó que en aquel entonces «los márgenes de las compañías tecnológicas de ese momento llegaron a máximos hacia fines de 1998, pero el ritmo de inversión continuó, generando un desequilibrio significativo, situación que en esta oportunidad no se ha intensificado«.
nvidia
La capitalización bursátil de Nvidia alcanzó los u$s4.800 millones, creando una concentración en el S&P 500 sin precedentes.
Las diferencias con el pasado y lo que viene
Harker planteó que en el fondo «es un tema más emocional que financiero o matemático, por se está hablando del futuro». Y ahondó «¿Cuántas compañías, cuántas buenas ideas hubo en el 2001, que es cuando estalló la burbuja, se perdieron para siempre o se aplazaron por 10 años? Muchísimas, estoy seguro. Estoy seguro que la IA también va a pasar lo mismo».
De todas maneras, planteó que el gasto de capital de las empresas tiene un nivel mucho menor de endeudamiento, y por lo tanto, «el apalancamiento no es tanto». Y agregó: «Preocupémonos el día que dejen de generar caja o que empiecen a endeudarse profundamente para avanzar en estos proyectos».
En consonancia, Barragán también destacó que «gran parte de la inversión se ha financiado con flujos de caja y no con deuda, y el crecimiento del crédito se ha mantenido relativamente estable, proporcionando menores niveles de apalancamiento en relación con lo observado durante los 90«.
No obstante, concluyó que «las altas valorizaciones y la concentración del rally sí dejan al mercado muy vulnerable a cualquier noticia negativa, por lo que mantener cierto grado de cautela se hace necesario».
Cordeviola argumentó que «que la revolución de la IA esté concentrada en pocos jugadores es visto como algo positivo por varios analistas, ya que contrasta con el auge de las ‘puntocom’, cuando hubo una gran dispersión entre ganadoras y perdedoras, lo que terminó en la crisis posterior».
Sin embargo, planteó que «más allá de si puede o no tratarse de una burbuja, lo concreto es que el mercado está priceando un escenario en el que todo sale bien o muy bien«. En definitiva, agregó que «más que una burbuja en el sentido clásico, lo que preocupa hoy es la falta de margen de error: los precios descuentan un futuro casi perfecto».
