«Le estamos tirando la última soga a los gobernadores, hay que ver si la agarran». La frase es de un armador de Encuentro Federal, pero se repite, con diferentes variantes, en las filas del peronismo y el radicalismo más opositor de la Cámara de Diputados. El martes la oposición dura a Javier Milei intentará rechazar, por última vez en el año, el DNU que flexibiliza las condiciones para los canjes de deuda. Y, al igual que el primer intento fallido, la pelota está en la cancha de los gobernadores, quienes vieron frustradas todas sus demandas en el marco del debate por el Presupuesto 2025. El gobierno les dio un ultimátum: o aceptan el Presupuesto de ajuste sin cambios o tendrán que conformarse con la prórroga del de 2023. Y, frente a este escenario, la oposición levanta la cabeza y les ofrece a los gobernadores una última herramienta de negociación: rechazar el DNU 846, sin el cual Luis Caputo no puede refinanciar la deuda, de modo de forzar al gobierno libertario a tratar el Presupuesto en sesiones extraordinarias.
La citación de la sesión para rechazar el DNU 846 fue una respuesta directa al anuncio de José Luis Espert de que el gobierno no negociaría cambios en el Presupuesto 2025. El pedido arrastró la firma de los principales impulsores del rechazo – Unión por la Patria, el pichettismo de Encuentro Federal y el radicalismo crítico de Democracia Para Siempre-, pero también del respaldo tácito de algunos de los gobernadores del ex Juntos por el Cambio. El miércoles, los gobernadores radicales y del PRO habían dialogado, en un zoom, con los presidentes de bloque Cristian Ritondo (PRO), Rodrigo de Loredo (UCR) y Miguel Ángel Pichetto (EF) para analizar los caminos a seguir tras el plantazo del gobierno, que había decidido a último momento no dictaminar el Presupuesto. Entre las expresiones de enojo de algunos dirigentes, como Nacho Torres (Chubut), se definió intentar abrir un canal de diálogo con el gobierno hasta último momento. Y, si todo fallaba, apostar al fantasma del rechazo al DNU.
«La pelota la vuelven a tener los gobernadores. Hay que ver si esta vez la quieren agarrar o juegan a ser los policías buenos que le salvan las papas al gobierno», reflexiona uno de los dirigentes opositores que firmó el pedido de sesión que teme, como todos, que vuelva a repetirse el escenario de la semana pasada. Entonces, los gobernadores – peronistas, radiales, macristas y de fuerzas provinciales – intervinieron sobre todos los bloques y presionaron a los diputados para que se ausentaran y dejaran sin quórum la sesión. El gobierno, a cambio, les prometió reactivar el debate por Presupuesto. Sin embargo, pocos días después, lo volvió a suspender, alegando que los gobernadores estaban pidiendo más de lo que debían.
«Las provincias están pidiendo 3700 millones de dólares. Pero no hay plata, el próximo año vamos a dejar de recaudar 10 mil millones por la caída del impuesto PAIS», se quejan en las filas libertarias, desde donde acusan a los gobernadores de «extorsionar» al gobierno para «sostener sus privilegios». Los funcionarios de Casa Rosada, que distribuyen las cifras como insumo discursivo entre los diputados libertarios, se refieren al pliego de demandas que los gobernadores cambiemitas le habían enviado el fin de semana pasado. Eran, en total, cinco puntos: transferencia de las cajas previsionales provinciales, coparticipación del impuesto a los combustibles líquidos, reparto equitativo del fondo de ATN, pago del Pacto Fiscal 2017 y reducción del presupuesto de la AFIP.
La cancha de los gobernadores
El objetivo principal de los gobernadores es reunirse el lunes con Luis Caputo y Santiago Caputo para arribar a un acuerdo. La mayoría no quiere confrontar con el gobierno, cuya imagen positiva en las últimas semanas creció debido al desacelere de la inflación, la caída del Riesgo País y el álbum de figuritas con las grandes figuras del G20. «Le tienen miedo», explican varios de los diputados que les responden. En la oposición lo saben y juegan a darle la herramienta a los gobernadores, de modo que puedan negociar hasta último momento esgrimiendo la amenaza de voltearle a Caputo su valioso DNU de canje de deuda.
«El gobierno necesita financistas. El blanqueo le vino bien, pero la posibilidad de postergar pagos de deuda de Bonares, es decir de títulos ley local en moneda extranjera, es una herramienta necesaria porque de otra manera le hace caer las reservas netas. Y un nuevo acuerdo con el FMI que le de plata nueva. Esas son las tres variables del gobierno de Milei para seguir ganando tiempo y no resolver los problemas estructurales», explica Julia Strada (UxP) sobre la necesidad del gobierno de sostener un DNU que le permite a Caputo refinanciar deuda sin pasar por el Congreso y sin tener que cumplir con la Ley de Administración Financiera.
En el gobierno lo reconocen y agitan el pánico entre los aliados para que no intenten voltear el DNU. «La mayoría la ve y sabe que rechazar el decreto va a generar una bomba financiera», provocan desde las filas libertarias. La oposición, sin embargo, especula con que la decepción de los gobernadores los terminará llevando a su bando. «Veremos si los gobernadores entienden que Milei no quiere Presupuesto», desliza, irritado, un importante dirigente de UxP.
La segunda es la vencida
La oposición juega todo o nada a la fricción del Presupuesto. No esperan que los gobernadores salgan abiertamente a acompañar el rechazo del DNU, pero el objetivo es evitar el operativo presión que llevó, el martes de la semana pasada, a que se quedaran sin quórum. Jugaron con fuerza, entonces, Raúl Jalil (Catamarca), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Martín Llaryora (Córdoba) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe), así como el resto de los mandatarios radicales que no querían confrontar con el gobierno. De fracasar las negociaciones con el gobierno, la oposición fantasea con que los mandatarios dejen jugar a sus diputados, quienes se distribuyen en las bancas de UxP, las dos UCR y el pichettismo de EF.
Hay algunos, como Llaryora o Jalil, que saben que no acompañarán. Ambos mandatarios, al igual que Osvaldo Jaldo (Tucumán), Gustavo Sáenz (Salta) y Hugo Passalacqua (Misiones), juegan su propio partido, y negocian por fuera del Presupuesto. El resto, en cambio, es una incógnita. De no haber muchas trabas, UxP, EF, la izquierda y Democracia Para Siempre especulan con que podrán alcanzar los 129 para el quórum. Cuentan, además, con otro factor que puede jugar a su favor: el fin de las sesiones ordinarias. «Es una sesión de presión porque el gobierno sabe que solo va a ser un medio rechazo. El Senado no va volver a poder a tratarlo hasta marzo, así que hay holgura», explica un dirigente radical.
En efecto, así también lo perciben en la propia Presidencia de la Cámara de Diputados, en donde observan que, aunque la oposición rechazase el DNU 846, el Senado no podrá terminar de voltearlo hasta dentro de cuatro meses. Que es cuando más de uno especula que el Presupuesto finalmente se resolverá: en marzo, después de haber prorrogado el de 2023.