Aunque para muchas personas la sensación de agotamiento constante es una parte ineludible de la vida moderna, debido a la falta de sueño o el exceso de estrés, la verdad es que existen casos en los que este cansancio podría ser un síntoma de algo más grave.
Existen varias afecciones que incluyen el cansancio persistente como uno de los síntomas clave, incluidas la anemia, la diabetes, la artritis, los trastornos de la tiroides, trastornos de salud mental como la depresión, varias enfermedades cardiacas e incluso el cáncer, entre otras.
¿Qué se considera como cansancio «normal»?
Según la doctora Nisa Aslam, medica generalista del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, una gran parte de la población duerme menos de ocho horas cada noche y se siente tan estresada en su vida que sienten que no pueden hacer frente a sus actividades diarias.
En este sentido, asegura que las personas que sufren de cansancio «normal», suelen tener un estilo de vida sedentario, estar desnutridos y padecer problemas de sueño y estrés. La buena noticia es que, cuando el debilitamiento es causado por estos factores, cambiar los hábitos de alimentación y hacer ejercicio puede revertir el problema fácilmente.
«Si no se controlan estos pilares básicos de la salud, se sentirá cansado, pero si les da prioridad y los gestiona mejor, se sentirá revitalizado. Estos son factores que están bajo nuestro control y que podemos modular», afirma Aslam.
Cuando el cansancio esconde algo más
Aslam explica que la diferencia clave entre el cansancio «normal» y la fatiga que requiere una evaluación médica más profunda es su impacto en la vida diaria del paciente. En este sentido, asegura que, si la gravedad o la duración del cansancio cambia o una persona empieza a experimentar otros síntomas, podría ser un indicativo de que se encuentra en la zona de peligro.
Así, una persona que empieza a tener dificultades para realizar sus tareas habituales necesita tomar siestas diurnas para poder continuar con su día o su fatiga persiste a pesar de descansar lo suficiente, debería acudir a un médico. Además, síntomas como pérdida de peso inexplicable, dolor persistente, dificultad para respirar, sudores nocturnos y cambios de humor, son otras señales de alarma adicionales.
«La fatiga prolongada o inexplicable a cualquier edad merece atención y debe dar lugar a una conversación con un médico», afirma Aslam, detallando que un periodo de fatiga prolongada se define como aquel que dura cuatro semanas o más.
