Al respecto Mariela Brandolin, consultora en mercado de granos e inversiones financieras, aseguró, en charla con este medio, que aún quedan cerca de 30 millones de toneladas pendientes de fijar precio. Pero «para que esa cantidad sea efectivamente liquidada dependerá de si los precios muestran una evolución favorable», y que, si esto sucede, «podría generar que las ventas vuelvan a activarse», advirtió.
Cabe remarcar que la baja temporal de retenciones al agro había finalizado el 30 de junio pasado, en el que se había reestablecido el 33% para soja y el 12% para maíz (antes eran 26% y 9,5%, cifras a las que regresaron con el anuncio del sábado), esta medida regía desde fines de enero y estimuló una liquidación récord del sector. «La baja temporal de DEX impulsó significativamente el caudal de ventas, alcanzando un avance del 43% en la comercialización, frente al promedio histórico del 35% para esta época del año», explicó Brandolin.
«Sin embargo, tal como se observa en el gráfico, a partir del 30 de junio las ventas prácticamente se detuvieron», agregó la experta. En cuanto a lo que podría venir nuevamente con la baja de retenciones, pero ahora ya de forma permanente, explicó: «El mercado ya había anticipado parte de este movimiento. El verdadero impacto dependerá del nivel de abastecimiento que tengan los compradores y de su urgencia por hacerse de mercadería«.
Baja de retenciones: tras la liquidación récord, ¿cuál es el alcance del nuevo anuncio?
Como se mencionó anteriormente, este anuncio llega un mes después de que venciera la baja de retenciones, que estuvo vigente entre febrero y junio, y luego de que en las últimas semanas se extendieran renovadas presiones cambiarias, con un dólar oficial que avanza un 7,5% en lo que va del mes. «El objetivo parecería ser extender el período de liquidación de la cosecha para aliviar tensiones cambiarias y aumentar la producción de cara al próximo año», explicaron desde Max Capital.
Pero, pese a que esta es la búsqueda por parte del Gobierno, sostienen que en la práctica, «quien no liquidó antes del 30 de junio difícilmente tenga ahora apuro por hacerlo, lo que podría limitar su efecto cambiario», aseguraron desde el mismo informe. Sin embargo, destacaron que «la noticia es positiva hacia adelante: reduce la presión impositiva y permite un mayor nivel de producción. En términos anuales, el costo de las medidas rondaría un 0,2% del PBI».
Según Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, cuando el ritmo de negocios se frenó y comenzó a caer, «la situación generaba preocupación del lado de los compradores, que ya habían adquirido un volumen importante y necesitaban que se le asignara precio a la soja entregada o comprometida». Agregó que «el anuncio llegó en un momento justo, cuando ya se notaba una baja en los stocks de seguridad».
El especialista proyectó que la medida puede contribuir a normalizar la dinámica de ventas, especialmente en posiciones cercanas. «Esto genera una mejora de precios teórica de unos u$s25 por tonelada (tn) en soja, u$s5/tn en maíz y u$s7/tn en girasol”, estimó Romano. Y coincidió con otros expertos al sostener que el impacto real es más limitado porque el mercado ya venía anticipando este escenario.
Qué otros factores pesan para que la liquidación continúe
En charla con este medio, el ingeniero agrónomo, Javier Preciado Patiño estimó que aún quedan entre 18 y 20 millones de toneladas de soja para vender con destino a exportación y unos 15 millones de toneladas de maíz, lo cual representa, a precio de hoy, unos u$s11.000 millones de dólares.
«En el caso del maíz, está completo hasta agosto y falta la segunda mitad de la campaña, que es de septiembre a febrero. En el caso de la soja, está completo hasta septiembre y falta de octubre a marzo», especificó. Aaclaró que esas liquidaciones se concretarán de acuerdo a cómo esté el mercado.
Para este experto, la decisión de vender del productor estará vinculada a varios factores: primero, la necesidad que tenga de exportar y salir a buscar la mercadería para comprar, segundo, cómo evolucionan los precios internacionales, tercero, la influencia del tipo de cambio y por último, el clima. «La liquidación va a depender fundamentalmente de cómo se maneja el mercado porque al ser permanente la baja de las retenciones no tenés una fecha límite para, sí o sí, vender y aprovechar esa oferta», cerró.