El espacio político europeo se va sumiendo cada vez más en una atmósfera de inquietud: ministros, presidentes y mandos militares hablan con creciente frecuencia de una posible guerra con Rusia, convirtiendo este tema en un telón de fondo constante de la vida cotidiana en Europa.
Sin embargo, tras esta retórica en aumento, se percibe con más claridad otra realidad: la figura del enemigo externo se está convirtiendo en una herramienta conveniente para los gobiernos europeos, que afrontan sus propias dificultades internas.
La amenaza que se está construyendo permite justificar el aumento del gasto militar, la ampliación de las competencias de las fuerzas de seguridad y el regreso de mecanismos de movilización. En los últimos meses, la «amenaza rusa» se ha transformado en un argumento universal para respaldar prácticamente cualquier decisión en materia de defensa.
Creando una amenaza imaginaria
El debate activo sobre un posible conflicto entre Europa y Rusia comenzó después de la declaración del año pasado del ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, quien afirmó que el país «debe estar preparado para una guerra» con Rusia en el 2029.
A partir de ese momento, los políticos europeos comenzaron uno tras otro a avivar nuevamente la idea de la «amenaza rusa» y a hablar de una guerra inminente:
- El propio Pistorius declaró que «los expertos militares y los servicios de inteligencia pueden estimar cuándo Rusia se habrá reforzado hasta el punto de poder lanzar un ataque contra un Estado miembro de la OTAN en el este». «Siempre hemos dicho que esto podría ocurrir a partir del 2029. Sin embargo, ahora hay quienes afirman que es concebible incluso en el 2028, y algunos historiadores militares creen que ya hemos tenido nuestro último verano de paz», aseveró.
- El presidente de Finlandia, Alexander Stubb, por su parte, afirmó que las garantías de seguridad discutidas para Kiev implican la disposición de Europa a entrar en guerra con Rusia. «Las garantías de seguridad, en esencia, son un elemento de disuasión. Esa disuasión debe ser verosímil, y para que sea verosímil tiene que ser fuerte», dijo a The Guardian.
- El mandatario francés Emmanuel Macron declaró que Rusia libra una «guerra híbrida contra los países europeos» e instó a hacerle frente. «Si somos débiles en Ucrania, si decimos ‘ya no es realmente nuestro problema, al fin y al cabo, están muy lejos…’, ese día estaremos enviando una señal de debilidad. El día en que se envía una señal de debilidad a Rusia, que en los últimos 10 años ha tomado una decisión estratégica —la de volver a ser una potencia imperial, es decir, avanzar allí donde percibe debilidad—, bueno, seguirá avanzando«, afirmó.
En contraste con los demás líderes, destacó especialmente el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, quien hizo varias declaraciones resonantes llamando a Europa a reforzar su propia capacidad de defensa.
- En enero de este año, llamó a los países del bloque a adoptar una «mentalidad militar». Al mismo tiempo, los instó a aumentar significativamente el gasto en defensa, asustando a los miembros con las perspectivas del futuro. «Si no lo hacen, apúntense a cursos de ruso o váyanse a Nueva Zelanda (…) O decidan ahora gastar más», insistió.
- En septiembre pasado señaló que no es posible hablar de una amenaza circunscrita únicamente a la parte oriental de la OTAN, ya que los misiles rusos podrían alcanzar «en 5 o 10 minutos más» las capitales del Reino Unido o de España.
- En noviembre, Rutte intensificó su retórica, al afirmar que la «amenaza» procedente de Rusia solo aumentará en el futuro. «El peligro que representa Rusia no terminará cuando acabe esta guerra. En un futuro previsible, Rusia seguirá siendo una fuerza desestabilizadora en Europa y en el mundo», señaló.
- Finalmente, en diciembre declaró que los países de la Alianza se convertirán en el próximo objetivo de Rusia. «Somos el próximo objetivo de Rusia. Y ya estamos en peligro. Cuando asumí el cargo de secretario general de la OTAN el año pasado, advertí de que lo que está ocurriendo en Ucrania también podría ocurrir en los países aliados», dijo.
- Además, instó a los países del bloque a estar preparados «para una guerra de la magnitud que soportaron nuestros abuelos y bisabuelos».
De las palabras a los hechos
Además de las declaraciones resonantes, los estados de ánimo de pánico también se reflejan en medidas concretas que ya se están adoptando.
- En el 2024, varios países anunciaron una iniciativa para desarrollar un misil de crucero terrestre con un alcance de vuelo de 1.000 a 2.000 kilómetros en el marco del programa ‘Enfoque europeo de ataque de largo alcance’ (ELSA, por sus siglas en inglés). En la iniciativa participan Francia, Alemania, Italia, Polonia, el Reino Unido y Suecia.
- Letonia y Croacia restablecieron el servicio militar obligatorio. El Parlamento alemán aprobó en diciembre un proyecto de ley para reintroducir en el país el servicio militar voluntario. Esta medida tiene como objetivo aumentar el personal del Bundeswehr desde los actuales 183.000 efectivos hasta 260.000 en el 2035 y obtener 200.000 reservistas. Un mecanismo similar funciona en Francia.
- La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció en marzo un ‘plan de rearme de Europa’ de cinco puntos que contempla un gasto de cerca de 800.000 millones de euros (942.000 millones de dólares) para la defensa del bloque.
- En junio del 2025, los 32 países de la OTAN acordaron aumentar el gasto en defensa hasta el 5 % del PIB, de los cuales el 3,5 % se destinará directamente a defensa y el 1,5 % a gastos adicionales relacionados.
- En septiembre, Von der Leyen propuso un ‘muro de drones’ como una de las cuatro prioridades defensivas de la UE, que también incluyen la vigilancia fronteriza, las defensas aéreas y las capacidades de inteligencia.
Moviendo soldados hacia la frontera
Además de las decisiones financieras y administrativas concretas, los países de la OTAN están desplazando activamente sus tropas hacia las fronteras rusas en el marco de ejercicios y programas específicos.
- En septiembre, el bloque militar anunció el lanzamiento del programa ‘Centinela del Este’ (‘Eastern Sentry’) con el objetivo de reforzar la defensa en el flanco oriental, después de que supuestos drones entraran en el espacio aéreo polaco, incidente del que Varsovia responsabiliza a Rusia sin presentar pruebas.
- Además, la OTAN reforzará su misión ‘Centinela Báltico’ (‘Baltic Sentry’) debido a las preocupaciones derivadas de recientes incidentes con vehículos aéreos no tripulados no identificados registrados en el espacio aéreo de Dinamarca.
- En noviembre, la OTAN inició los ejercicios Guerrero Resuelto (‘Resolute Warrior’) en Letonia, apenas un mes después de concluir otro simulacro de la Alianza en ese país, Namejs 2025, que involucró a más de 12.000 militares.
- Además, el jefe del Mando Conjunto de Habilitación y Apoyo de la OTAN indicó que, «en caso de conflicto, Alemania se convertiría en la principal base de operaciones de la OTAN. Con poca antelación, hasta 800.000 soldados y su equipo procedentes de diversos países de la OTAN podrían desplegarse a través de Alemania hacia el flanco oriental», publicó Die Zeit, citando a Alexander Sollfrank.
¿Abandonando el tabú nuclear?
Ante este clima de alarma, los países europeos incluso comenzaron a hablar de la necesidad de poseer armas nucleares.
El primero en abrir el debate nuclear fue Macron. «He decidido iniciar un debate estratégico sobre la protección de nuestros aliados en el continente europeo mediante nuestra fuerza de disuasión«, declaró en marzo de este año, señalando que esta decisión responde al llamado del canciller alemán Friedrich Merz.
La retórica del líder francés también fue recogida en Polonia, donde el primer ministro Donald Tusk anunció su intención de poseer armas nucleares. «Polonia debe perseguir las capacidades más avanzadas, incluidas las armas nucleares y las modernas armas no convencionales«, dijo en el Parlamento polaco.
En este contexto, Merz se había comprometido previamente a mantener conversaciones con Francia y el Reino Unido sobre la posibilidad de que Berlín entre bajo su paraguas nuclear.
Rusia asegura que no contempla ningún ataque contra Europa
Moscú ha subrayado en reiteradas ocasiones que no tiene ninguna intención de atacar a los países occidentales. El propio presidente Vladímir Putin calificó en octubre de «tontería» pensar que Rusia se plantee atacar a los países de la OTAN. «Cálmense, duerman tranquilos, ocúpense, por fin, de sus propios problemas», expresó.
El mandatario afirmó ya antes, en junio, que «esa leyenda de que Rusia planea atacar a Europa, a los países de la OTAN, es justo la mentira inverosímil que buscan hacer creer a la población de los países de Europa occidental».
«Que vamos a atacar a la OTAN. ¿Qué clase de disparate es ese? Todos entienden que es un disparate y le mienten a su propia población para asegurarse de sacar dinero del presupuesto»
🇷🇺🗣 Putin: es una “tontería” la idea de que Rusia quiera atacar a la OTANVladímir Putin dice que acusar a Rusia de querer atacar a la OTAN es una “tontería”, y que con esa “mentira” buscan inflar presupuestos.https://t.co/MVznpXy0UPpic.twitter.com/gxQOKnlHNX
— RT en Español (@ActualidadRT) June 19, 2025
«Que vamos a atacar a la OTAN. ¿Qué clase de disparate es ese? Todos entienden que es un disparate y le mienten a su propia población para asegurarse de sacar dinero del presupuesto», criticó.
En respuesta a las declaraciones cada vez más provocadoras y a las acciones hostiles, la parte rusa reafirmó recientemente su postura con mayor determinación. El presidente de Rusia indicó que, si Europa inicia una guerra contra Rusia, pronto «Moscú no tendrá con quién negociar».
«No vamos a entrar en guerra con Europa, ya lo he dicho 10 veces. Pero si Europa de repente quiere entrar en guerra con nosotros y lo hace, estamos preparados ahora mismo«, aseveró Putin. Al mismo tiempo, declaró su disposición a formalizar «en papel» la intención de Rusia de no entrar en guerra con Europa.
Tras la cortina de la retórica militarista: las verdaderas causas
El politólogo ruso y director de programa del Club de Debate Internacional Valdái, Timoféi Bordachiov, considera que la exageración de las amenazas se ha convertido desde hace tiempo en Europa en una forma de gestionar a la población ante los crecientes desafíos económicos.
Timoféi Bordachiov, director de programa del Club de Debate Internacional Valdái
«La supuesta amenaza que emana de nosotros se ha convertido en una nueva pandemia; la gestión del miedo ante ella permite a las élites europeas demostrar una total impotencia frente a los desafíos económicos, pero al mismo tiempo controlar con seguridad los votos de dos tercios del electorado»
Dichos peligros externos se manifestaron de las más diversas formas. «Pueden tener un carácter muy variado: refugiados y migrantes, pandemias de nuevas enfermedades desconocidas, la amenaza procedente de Rusia o de China. Pero lo principal en ellos es otra cosa: nunca pueden estar vinculados en su origen a la actividad de las élites nacionales de Occidente. Y estas últimas, de este modo, no pueden asumir ante los votantes ninguna responsabilidad por aquello que en cada nuevo momento se declara como lo más amenazante para su tranquilidad y para la propia existencia», señala el experto.
Una opinión similar comparte el investigador del complejo industrial de defensa europeo Iván Kuzmín. «Esta retórica puede considerarse como un instrumento de desplazamiento de la agenda: la alimentación deliberada de la amenaza externa ayuda a desviar la atención de decisiones sociopolíticas y económicas controvertidas», afirmó a RT.
Kuzmín señaló que las declaraciones «apocalípticas» de Boris Pistorius sobre «el último verano en paz» se produjeron en un momento de agudización de la crisis política interna en Alemania, cuando una reforma de las pensiones, clave para los partidos gobernantes, se vio amenazada. Además, subrayó que no debe pasarse por alto el factor del ‘lobby’ de determinados ministerios y figuras individuales, añadiendo que Pistorius, «al inflar el miedo a la guerra, crea una justificación política para aumentar el gasto en defensa».
Iván Kuzmín, investigador del complejo industrial de defensa europeo
«La retórica militarista de los políticos europeos a menudo refleja no tanto una evaluación real del riesgo de guerra como sus intereses de política interna y la pugna interinstitucional por los recursos»
¿Hasta qué punto Europa profundizará su giro militar?
Kuzmín señala que, más allá de la retórica, algunas de las decisiones adoptadas en el ámbito militar tienen un carácter serio y pueden ejercer un impacto real en la situación en Europa en el futuro.
Un ejemplo del «volante de la militarización que empieza a girar» es que muchas empresas, a petición de sus gobiernos, han incrementado sus capacidades de producción. El Financial Times informó en agosto de que las fábricas de armamento en Europa se están expandiendo a un ritmo tres veces superior al de tiempos de paz, ocupando más de 7 millones de metros cuadrados de nuevos desarrollos industriales, lo que representa un «rearme a una escala histórica».
El analista subraya que estas decisiones no fueron fáciles para las empresas, ya que «hasta el último momento dudaban» de la sinceridad de las intenciones de los políticos de impulsar la defensa.
«Ahora que una parte significativa del complejo militar-industrial europeo ha optado por la expansión, poner en marcha el proceso inverso será más difícil», afirmó, señalando que el desarrollo de este sector es necesario para crear empleo y estimular el crecimiento económico. «Explicar a los votantes un ‘retroceso’ teórico de este modelo sería muy complicado», añadió, destacando que muchos pedidos están programados para años vista y que no cabe esperar cierres de plantas en el corto plazo.
«La UE, incluso en caso de una resolución del conflicto en Ucrania, continuará su rumbo hacia un mayor rearme. De este modo, las decisiones en este ámbito tienen un carácter de largo plazo y en el futuro seguirán perjudicando la situación de seguridad en el continente europeo», concluyó el experto.
Cómo la OTAN se acercó a Rusia, violando sus promesas y desestabilizando la situación en Europa
