“El futuro de la Ley de Discapacidad y de jubilaciones depende de la presión social”, avisa una importante fuente del Senado. Es que en la Cámara alta ya se da por descontado que el gobierno de La Libertad Avanza hará todo lo que tenga a su alcance para dilatar la sanción de las iniciativas aprobadas la semana pasada en Diputados. Por una cuestión matemática, la oposición tiene las de ganar en el recinto, pero el oficialismo tiene la llave para que no avancen los proyectos que el presidente Javier Milei prometió vetar.
El miércoles pasado, la oposición se anotó un triple triunfo en Diputados. Con los bloques de Unión por la Patria, Encuentro Federal, la Coalición Cívica y Democracia para Siempre como impulsores de la sesión, recibieron media sanción tres proyectos incómodos para el Gobierno. Se trata de la prórroga de la moratoria previsional que venció en marzo; una recomposición en los haberes de los jubilados (con bono incluido) y la declaración de Emergencia en Discapacidad hasta 2026.
Bajo la postura de frenar cualquier medida que ponga en riesgo el equilibrio fiscal, el bloque de diputados de La Libertar Avanza rechazó las tres iniciativas. El principal argumento fue esgrimido por el titular de la Cámara, Martín Menem, quien desde sus redes sociales puso el ojo en el impacto fiscal.
Como fuera, en las filas libertarias dan por descontado que el veto a las iniciativas, todas de temas sensibles, no será gratuito. Se trata de tres proyectos que, de ser vetados, generarán una nueva ola de movilizaciones. A esto hay que agregarle que, a diferencia del año pasado, La Libertad Avanza no tiene garantizados a los “87 héroes” que le garanticen el blindaje de sus vetos.
Por lo pronto, el Presidente usó sus redes sociales para enviarles un mensaje a los miembros de la Cámara que conduce Victoria Villarruel. “Esperemos que los senadores no apoyen esta demagogia populista pero de cualquier forma nuestro compromiso es vetar cualquier cosa que atente contra el DÉFICIT CERO”, escribió desde su cuenta de Twitter.
Senado: panorama complicado para Milei
En el Senado, Milei la tiene aún más difícil que en Diputados. El oficialismo cuenta con apenas seis bancas mientras que Unión por la Patria reúne 34 de 72. Pero a esto hay que sumarle que la UCR y el PRO en Diputados no se alinearon con el oficialismo de forma unánime. Las bancadas votaron divididas. Hubo casos en los que se abstuvieron e incluso artículos que votaron a favor. Y, si bien ninguno de los dos bloques definió su postura en el Senado, ya más de una fuente parlamentaria da por descontado que el escenario será igual de variopinto.
Conclusión: la única salida que tiene el oficialismo es dilatar el debate. De hecho, ya dieron una señal en este sentido. Los proyectos terminaron de aprobarse en la madrugada del jueves y, hasta este lunes, no habían sido girados al Senado. “Lo van a estirar como chicle”, apostó una fuente de la bancada que conduce José Mayans. Primer indicio de dilación.
Pero además, los libertarios cuentan con una ventaja. Y esta es que si bien se desconoce a las comisiones a las que serán girados los proyectos una vez ingresados al Senado, se da por descontado que deberán pasar –de mínima— por la de Presupuesto y Hacienda y la de Trabajo y Previsión Social.
La primera es presidida por el libertario Ezequiel Atauche; la segunda, por la bullrichista Carmen Álvarez Rivero. Es decir, el oficialismo podría apostar a frenar el debate en esa instancia. Y, como consecuencia, que el tema llegue al recinto para su votación definitiva.
Esta sería la única estrategia a la que podría apelar los libertarios. Puesto que, matemáticamente, tanto en comisiones como en el recinto, el oficialismo se encuentra en franca minoría.
Con una ventaja extra: a diferencia de lo que ocurre en Diputados, en el Senado, el reglamento no incluye la figura de “emplazamiento a las comisiones”. Desde que Milei es Presidente, en más de una oportunidad, la oposición logró forzar en el recinto los debates en comisión, con Presupuesto y Hacienda (presidida por José Luis Espert) liderando el podio.
Es decir, los senadores de la oposición no podrían apelar a esa herramienta para destrabar el debate en comisión. La alternativa sería llevar los proyectos al recinto, para que sean tratados “sobre tablas”. Y, para eso, se requiere del aval de los dos tercios de los votos de los presentes.
“Apuro no hay”, reconocen en las filas libertarias al ser consultadas por este medio, sobre el ritmo que le imprimirán al debate de estos temas en el Senado. De todas maneras, desde que Villarruel está al frente de la Cámara, su postura siempre fue la misma: hacer que la Cámara funcione. Además, la vice tampoco tiene demasiados incentivos para congraciarse con el Poder Ejecutivo, sobre todo luego de que Milei le negara el saludo en el Tedeum del 25 de mayo.
Y a esto hay que sumarle que los acuerdos que mantiene con las diferentes bancadas “dialoguistas” podrían peligrar si la titular del Senado apuesta a alguna maniobra dilatoria.
“Van a dilatar lo más que se pueda”, se animó a decir una fuente que recorre los pasillos del Senado. E insistió con que el futuro de las leyes dependerá de “la presión social” que los sectores afectados (el ecosistema de discapacidad y los jubilados), junto con la opinión pública ejerzan sobre el Senado.