
En las vísperas del domingo electoral, una parte de los encuestadores le da ventaja a Leandro Santoro, con Manuel Adorni y Silvia Lospennato en situación de paridad entre ellos. Otros consultores afirman que Adorni subió en los últimos días y entró en situación de empate técnico con Santoro. Todos coinciden en que para una gran parte de la población el comicio no despierta interés y habrá que ver cuánto es el ausentismo este domingo y que efecto tiene sobre el voto a los diferentes candidatos. Más allá del resultado, las estrategias fueron claras. Adorni nacionalizó la elección sosteniendo que es un plebiscito sobre el gobierno de Javier Milei. Es Milei o el kirchnerismo. El vocero no presentó ni una propuesta para la Ciudad de Buenos Aires. Lospennato se pegó a Mauricio Macri, también nacionalizando la campaña, para reparar su poco conocimiento en CABA y en la búsqueda del voto tradicional al PRO. Santoro hizo campaña solo, sin figuras nacionales ni referentes del peronismo. Dedicó 75 por ciento a polemizar y proponer sobre la ciudad y 25 por ciento a confrontar con el plan nacional de gobierno libertario. El acierto o el yerro de estas jugadas se verán en el cierre del domingo.
Característica central: la pelea de la derecha
La elección porteña tiene como centro la disputa por el 50 por ciento de los votos que la derecha y centroderecha sacaron varias veces en el distrito. Los postulantes son cuatro: Adorni (LLA); Lospennato (PRO); Horacio Rodríguez Larreta (Volvamos Buenos Aires) y Ramiro Marra (Libertad y Orden). Gran parte de ese 50 por ciento se dividirá entre ellos cuatro. Están los que consideran que Rodríguez Larreta debió lograr una alianza con el radicalismo, que encabeza Lula Levy (Evolución) y con la Coalición Cívica, que lleva como candidata a Paula Oliveto, con lo cual le hubiera dado más cuerpo a su alternativa electoral. A Marra le costó enormemente diferenciarse de LLA.
La estrategia de nacionalizar llegó a tanto que el vocero usó el cargo para la campaña: de hacer dos conferencias de prensa en abril, pasó a hacer dos y hasta tres en una semana, hacia el final de la campaña, con anuncios para la clase media -supuesta baja en el precio de los celulares- o sea apuntando al electorado porteño.
La división en cuatro alternativas de derecha impone la lógica de que ninguno podría conseguir un porcentaje para ganar si no se caen los otros. En eso están las diferencias entre los consultores. Algunos consideran que la elección se está polarizando en los últimos días, con subida de Adorni y caída de Lospennato y otros sostienen exactamente lo contrario: que Lospennato viene subiendo por la caída de Ficha Limpia en el Senado, con lo que habría logrado emparejar a Adorni.
Adorni hizo la lógica: se pegó a Milei
El titular del CEOP, Roberto Bacman, sostiene que “Adorni no tenía otra. Hizo lo correcto. Puso a Milei en el centro de su campaña. El vocero no tiene ni trayectoria ni propuestas para CABA y su objetivo fue asegurarse el núcleo duro que ahora tiene LLA en la Ciudad”. Facundo Nejamkis, al frente de Opina Argentina, coincide: “Adorni apostó a la nacionalización, tratando de capitalizar la popularidad de Milei y marcar contraste con el kirchnerismo con la consigna ‘es LLA o el kirchnerismo’. Con ese eje, incorporó las consignas típicas libertarias: que habrá menos impuestos y que pasará la motosierra. Apunta al núcleo duro de la LLA y a votantes del PRO que están en transición hacia LLA”.
Lospennato fue por la marca PRO
Pocos en CABA conocen a la diputada macrista, de manera que su jugada fue tratar de acercarse a los números habituales del PRO en su reducto central: CABA. Eso la llevó a aparecer en forma reiterada con Mauricio y Jorge Macri. “Como candidata era débil -analiza Bacman-. Su único camino, también el razonable, era aparecer con Macri todo lo posible. Con las cosas a favor y en contra que eso tiene”.
Para Nejamkis, “Lospennato encaró una campaña de marca. Su estrategia fue que ella es el PRO. Partía de una situación difícil: ella es poco conocida para el electorado porteño. Macri tuvo un papel muy activo, en las recorridas y los medios. Y Jorge Macri también le sirvió de base en las cuestiones de la ciudad, hablando del fin de los piquetes, los tótems en seguridad y algunas obras públicas. Por supuesto, cuando pudo, sostuvo el perfil anti-kirchnerista. En verdad, su objetivo central fue retener lo posible del electorado del PRO”.
Lospennato salió más a la luz con el voto adverso en el Senado de la ley de Ficha Limpia, que ella redactó. Buena parte de los ciudadanos creyeron poco y nada la versión de la Casa Rosada de que no tuvo relación con el cambio de voto de los senadores de Misiones. Según la mayoría de los consultores, eso le sumó algo en la intención de voto. En las polémicas electorales, el argumento más sólido lo expresó Jorge Macri: “¿a qué le quiere aplicar la motosierra LLA?, ¿al SAME?, ¿a los hospitales?, ¿a las escuelas?”. Apuntó a la debilidad de Adorni: el candidato libertario no tuvo ninguna propuesta precisa, sólo generalidades.
Santoro contra los oficialismos
El candidato de Es Ahora Buenos Aires hizo centro en la ciudad. No se pegó a ninguna figura nacional del peronismo ni tampoco hizo campaña como un peronista clásico (no lo es), “lo que le abre las puertas a sumar votos más allá del 24 por ciento tradicional que saca el peronismo en CABA”, diagnostica Bacman. “Santoro apuntó al ‘abandono’ de la Ciudad y a la ‘crueldad’ del gobierno nacional. Buscó el voto de la sensibilidad y la solidaridad. Está claro que atenuó las señas de identidad del peronismo y hasta usó el color verde, ajeno a esa identidad. Santoro trató de instalarse en un perfil más Nac&Pop. Y apuntó a un 40 por ciento del electorado porteño que no vota ni a LLA ni al PRO. Con eso aspira a superar el 30 por ciento”.
Ese porcentaje nunca fue sencillo de alcanzar para las fuerzas progresistas en CABA. Depende un poco de que haya un proceso de polarización en el que prácticamente se queden sin nafta las otras listas que le disputan votos: Principios y Valores, la fuerza que lidera Guillermo Moreno y tiene como candidato a Alejandro Kim; Justa, Libre, Soberana de Juan Manuel Abal Medina y hasta el Frente de Izquierda que postula a Vanina Biasi.
Las claves del domingo
Según los consultores, uno de los elementos claves es la participación. Hubo asistencias bajas o bajísimas en todas las elecciones disputadas hasta ahora, en Santa Fé, Chaco, San Luis, Salta y Jujuy. Se supone que el votante porteño es más interesado en lo político, suele concurrir a votar, pero es cierto también que la elección no despertó pasiones. El debate, por ejemplo, no provocó ni ascensos ni caídas.
A esto se podría sumar la cuestión de la climatología adversa de los últimos días y que parece extenderse hasta el domingo. Este diario consultó a las autoridades: el titular del Instituto de Gestión Electoral, Adrián González, aseguró que el sábado se pusieron en condiciones todos los locales en los que se vota. Al cierre de ésta edición, la elección se hacía sí o sí, pero habrá que ver cómo evolucionan las lluvias.
Desde la teoría, cuando en una elección concurre poca gente, quienes se hacen presentes son los más convencidos, en este caso los de LLA (Adorni) y los de Es Ahora Buenos Aires (Santoro). La lógica indica que podría perjudicarse el PRO, cuya adhesión es más light. Más allá del diagnóstico de los especialistas, son cosas difíciles de predecir.
El elemento decisivo es si cada una de las fuerzas de derecha mantiene sus votos. Si Rodríguez Larreta y Marra hacen buenas elecciones, las chances de Adorni y Lospennato caen visiblemente. Y también está el flujo entre ambos candidatos. Si a alguno de los dos le va mal, las chances del otro suben notoriamente. Tampoco es que parece haber una fuerte corriente anti-Santoro que convierta en un drama una eventual ventaja del candidato de Es Ahora Buenos Aires.
De manera que habrá que ver cómo se reparten esos votos que eran habituales del PRO y si Santoro logra ponerse en el 30 por ciento -o más- que suele ser difícil para las fuerzas progresistas.
Finalmente, están las consecuencias de los resultados. Si gana Santoro es un mensaje general al peronismo de que la unidad (que Santoro consiguió en CABA) es imperiosa para ganar cualquier elección. Si el PRO no le gana a LLA, el macrismo (que es local en CABA) llegará debilitado a la mesa de negociaciones con LLA, en especial en la Provincia de Buenos Aires. En cambio, si el PRO saca más votos, estará en condiciones de exigir un trato igualitario. Por el contrario, si LLA consigue superar al PRO en su propio territorio porteño insistirá en que los dirigentes macristas tendrán que aceptar lo que parece una propuesta inaceptable: que dos o tres referentes del PRO se integren a las listas bonaerenses de LLA, no a una boleta en que figuren las dos fuerzas como un frente. Podría tratarse de un debilitamiento grave, muy grave, del partido que lidera Mauricio Macri.