
El Gobierno envió cuatro señales concretas de que la flotación entre bandas será más administrada que libre. El dólar vuelve a estar en el centro del debate de la sostenibilidad del programa económico porque la cuenta corriente tuvo un nuevo récord negativo en marzo y ya acumula diez meses consecutivos en rojo. La Casa Rosada festeja el superávit energético pero la sangría de divisas por el turismo ya lo supera. El Banco Central no acumula reservas y aseguran que Javier Milei utilizará los dólares del FMI para maximizar sus chances electorales.
A menos de un mes de la salida del cepo muchos economistas advierten que la promesa de que bajo el nuevo esquema el dólar flotaría libre entre bandas, es solo eso, una promesa. La consultora PxQ enumeró al menos cuatro hechos que marcan la intención del Gobierno de influir activamente en la cotización:
1-El equipo económico aseguró que no se comprarán reservas al interior de las bandas y que el Banco Central recién lo hará cuando el tipo de cambio perfore los $1.000, a pesar de que el acuerdo con el FMI indica lo contrario.
2-El presidente Javier Milei reiteró su decisión de volver a aumentar las retenciones para el complejo sojero y recomendó a los exportadores liquidar ahora para tener mejores precios.
3-El Banco Central habilitó a los inversores no residentes a entrar y salir por el mercado oficial siempre y cuando los fondos respeten un plazo mínimo de permanencia en el país de 180 días.
4-Se observaron movimientos en contratos de dólar futuro que permiten suponer que hubo intervención oficial.
Para el ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis, titular de la firma, ”el esquema que inicialmente era de flotación entre bandas y tasa de interés endógena a la meta monetaria, se está convirtiendo en uno de flotación administrada con creación primaria de dinero para satisfacer necesidades del Tesoro”.
El problema del ancla cambiaria
La prioridad de la política económica hoy pasa por bajar la inflación. Los representantes del equipo económico se lo dejaron en claro a empresarios en diversas reuniones durante los últimos quince días. El noble objetivo esconde que detrás de eso está la intención del Gobierno de llegar mejor parado a las elecciones aunque implique deteriorar las condiciones de sostenibilidad en el mediano plazo.
La llave para reducir el ritmo de inflación vuelve a ser el ancla cambiaria. Esta herramienta llevó a que en marzo el Banco Central alcance un déficit récord para esta gestión en la cuenta corriente cambiaria: el rojo fue u$s1.674 millones, de esta manera hilvanó una racha negativa de diez meses en la que la salida de divisas supera los u$s 11.000 millones.
Pese a que marzo marcará un bache en la recuperación de la actividad, las importaciones crecieron a un ritmo mayor al de las exportaciones. Además, la prefinanciación de ventas al exterior se redujo notablemente por la incertidumbre cambiaria. Pero el principal desafío sigue estando en la cuenta de servicios, donde el turismo explica el grueso del déficit.
Los dólares del FMI y las elecciones
En la Casa Rosada suelen minimizar los cuestionamientos sobre el tipo de cambio. “Esta vez es distinto”, argumentan, y exhiben el superávit de la balanza energética alcanzado gracias al fenómeno Vaca Muerta. Pero el economista Amílcar Collante publicó un dato revelador: desde mediados del año pasado el déficit turístico superó sistemáticamente al superávit energético.
Según los datos del Banco Central el 62% de los gastos en viajes se pagan con dólares propios, pero ahora los viajeros pueden comprar estos billetes más baratos en el mercado oficial y sumarle demanda. Mientras tanto, la entidad monetaria no logró comprar un solo dólar bajo el nuevo esquema pese a estar en el momento en donde estacionalmente más divisas se liquidan por la cosecha gruesa.
Para Álvarez Agís el funcionamiento de este esquema no es compatible con un BCRA que compre dólares , factor crucial para reducir el riesgo país y retornar a los mercados voluntarios de crédito. “El objetivo político de utilizar el tipo de cambio como ancla para la inflación choca contra la necesidad de acumular reservas”, dijo en un reciente informe.
El FMI por ahora hace la vista gorda y las miradas se posan en el rol de Estados Unidos para destrabar el poco convencional desembolso inicial de u$s 12.000 millones que recibió Argentina. “Al parecer el apoyo político permitió una vez más que el Gobierno utilice los dólares del FMI para maximizar sus chances en las urnas”, concluyó el titular de PxQ.