Diálogos de Wall Street: ¿el dato de inflación calmó a Trump, o seguirá la presión a la Fed por las tasas?


Periodista: Toda la expectativa estaba centrada en el número de inflación de julio. ¿Salió más bajo que en junio y en línea con lo esperado? La inflación general, sí. La definición núcleo; no, lo contrario. ¿Qué hacemos? Basta mirar la Bolsa, sin embargo, para advertir la suba de las cotizaciones y la inmediata reacción de alivio. ¿Se despeja el camino a la baja de tasas en la próxima reunión de la FED en septiembre?

G.G.: 89% el viernes. El lunes, con la guardia en alto, 85%. Ahora, 94%. Si el número hubiera resultado un espanto, ¿a cuánto hubiera caído? ¿80%? ¿75%? ¿Y por cuánto tiempo? Ya hay una legión de declarantes, muchos de ellos miembros de la FED, que sostienen la necesidad de concretar rápido un primer recorte.

G.G.: Además. Pero se puede separar la paja del trigo. El frenazo brusco en la creación de empleo – en mayo, junio y julio – es una buena razón para un recorte a modo de prevención. Y las proyecciones de la FED contemplaban dos antes de terminar el año, mucho antes de que Trump desatara su feroz ofensiva sobre la institución y su conducción.

P.: Trump hace marca personal sobre Jerome Powell. No lo deja respirar. Acaba de decir que analiza promoverle un juicio por su manejo de las refacciones edilicias en la FED.

G.G.: La presión es formidable. Piense que sólo vemos la punta del iceberg. La gobernadora Adriana Kugler no la soportó. Seis meses antes de que culminara su período, presentó la renuncia. En paralelo, la agencia encargada de computar la inflación al consumidor – el dato que estamos considerando – ya fue descabezada a principios de mes. Son dos vacancias a cubrir por gente de confianza de Trump, que avanza como si fuera un “pacman”, dentro y fuera del gobierno.

P.: La BLS estimó también los números de empleo cuya revisión no le agradó al presidente. Y ya tiene un nuevo responsable – E. J. Antoni quien proviene de la Heritage Foundation – designado por Trump. ¿Cómo saber que el informe de inflación es genuino y no se maquilló para no desatar la ira de la Casa Blanca?

G.G.: Antoni todavía no asumió. Requiere la aprobación del Senado, lo cual es muy interesante. No es difícil certificar su incompetencia, porque ha escrito bastante de estos temas. Sin ir más lejos, el mes pasado, sostenía que la moderación de los precios de importación publicados por la BLS reflejaba la absorción de los aranceles por parte de los exportadores. Cuando es sabido que no los incluyen. Ergo, la conclusión sería la contraria. Si se mantienen estables quiere decir que los productores del exterior no se están haciendo cargo del tributo. Es importante, entonces, comprobar si su nombramiento pasa el filtro de los legisladores.

P.: Si el Senado lo aprueba, ¿habrá que dejar de confiar en las estadísticas oficiales de inflación?

G.G.: La BLS estima la inflación al consumidor (CPI). El deflactor del consumo personal (PCE), que es la medida que prefiere la FED, la publica otra agencia, la Oficina de Análisis Económico, que todavía no sufrió ninguna purga.

P.: ¿Usted tiene las mismas objeciones sobre Stephen Miran, el actual titular del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, quién debería reemplazar a Kugler en la Junta de Gobernadores de la FED?

G.G.: No, no es el caso. Aunque sí es evidente, porque así lo escribió el año pasado, que no aboga por una FED independiente. Y eso es un problema.

P.: Miran reaccionó también a la inflación de julio. “No hay evidencia del impacto de los aranceles”, dijo. ¿Tiene razón?

G.G.: Es fácil detectar la huella de los aranceles en las subas de precios de muchos ítems puntuales. Lo que Miran sostiene es que son variaciones de precios relativos, no ve una “inflación por aranceles”. Y hasta el momento es así. Por supuesto, la última suba masiva de aranceles, la que sacudió a docenas de países con alícuotas tan elevadas como 50% a la India y Brasil, data de la semana pasada y todavía no se reflejó.

P.: Y por eso habría que esperar más.

G.G.: Si no fuera por la saga de los aranceles, Powell dixit, la FED ya hubiera bajado las tasas.

P.: Quizás haya que apurarse porque lo que se debilita rápido es el mercado de trabajo. Y la FED tiene un mandato dual. También debe preocuparse por el empleo.

G.G.: No es lo que dice Trump, quien afirma que todo luce magnífico. Y que la pérdida de bríos del empleo es una manipulación de las estadísticas con fines políticos. Sí es el argumento contundente que esgrimen los gobernadores Waller y Bowman para iniciar la poda de tasas cuánto antes. ¿Qué dirá Miran? Quizás dé un rodeo para no complicarse políticamente. Será interesante escucharlo.

P.: ¿Piensa que, salvando novedades drásticas, septiembre viene con la baja de tasas bajo el brazo? ¿O cree que Powell querrá frenarla? No digo cancelarla, pero postergarla hasta contar con un mayor reaseguro de evidencia.

G.G.: Aun con novedades drásticas que aconsejen moverse con prudencia, pienso que tendremos una reducción en septiembre. Powell no se pronunciará hasta reunir toda la información de agosto. Es razonable. Si mira la inflación núcleo hay motivos para dudar. Subió 0,32%. La llamada super núcleo, 0,5%. Hay una aceleración en el precio de los bienes núcleo, que es lo que uno esperaría como derrame de la suba de aranceles. Pero también en los renglones de servicios, fuera de la vivienda. Sin la paralela desaceleración de la creación de empleo, la FED esperaría de brazos cruzados. Pero lidia con un shock estanflacionario, todavía moderado, que tironea en ambos sentidos. Y con un desafío político feroz que empuja en una única y clara dirección. Tasas para abajo. Si se reducen las tasas es crucial, entonces, que no se dañen las expectativas de inflación. Con ese objetivo en mente, yo lo veo a Powell resistiendo, pero inclinándose en la dirección que sopla el viento para mantener su liderazgo en la FED. Bajando las tasas en septiembre, pero preservando la opinión, y el margen de maniobra, hacia delante…

P.: Trump no se va a contentar con una única baja de un cuarto de punto. Las tasas están en 4,50% y las quiere en 1%.

G.G.: Powell irá paso a paso, data en mano, hasta terminar su mandato en mayo. Habrá que ver si el banco central lo acompaña, o si hay un “takeover” del Comité de Mercado Abierto que tome el timón para hacerse eco de las ideas más proclives a una tala drástica (y más cercanas al gobierno).

P.: ¿Lo ve posible?

G.G.: La clave final está fuera de la FED y de la Casa Blanca. Los mercados pueden aportar la disciplina necesaria si Trump la carcome. Pero, si los bond vigilantes no levantan la voz, si las tasas largas no se retoban, sí, todo es posible.





Fuente: Ambito

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