
El Gobierno considera que el dólar debería bajar hasta rondar los $1.000. Para los turistas argentinos, esto representa pasajes aéreos más baratos y alojamiento, comidas, transporte y compras más accesibles en el exterior, así como una mayor posibilidad de viajar más lejos o extender la duración del viaje. « Plata dulce», dicen quienes desde ya anticipan un boom de argentinos en Miami por el Mundial de Clubes en junio y récord de turistas para el verano en destinos habitualmente considerados «muy caros».
Sucede que, cuando la moneda de un país gana valor frente a otras, implica que con la misma suma de dinero local se pueden adquirir más bienes y servicios en el exterior. De acuerdo con los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) en marzo de 2025, Argentina volvió a registrar un déficit en su balanza turística, con más argentinos en el exterior que visitantes extranjeros en el país. En rigor, esto dejó un saldo neto negativo de 1.149.300 visitantes internacionales, compuesto por un déficit de 846.000 turistas y 303.300 excursionistas.
De esta manera, el turismo emisivo supera con creces al receptivo, en un contexto marcado por la apreciación del peso que favorece los viajes al exterior. De acuerdo con los datos del INDEC, el 81,3% de los turistas argentinos eligió países limítrofes como destino: Brasil (32,8%), Chile (22%) y Uruguay (14,2%), los más frecuentes.
Este desbalance refleja la profundización de una tendencia persistente en la economía argentina: incluso cuando el tipo de cambio favorece la llegada de turistas extranjeros, la salida de argentinos al exterior se mantiene elevada, lo que impacta de lleno en el flujo de divisas y en el sector turístico local.
Los datos que anticipan un boom de argentinos en destinos «caros»
Alejandro Festa, gerente de Hospedajes y Servicios Turísticos de Despegar, ratificó en declaraciones a Ámbito que, las búsquedas para viajar a Miami (sin importar la fecha del viaje) se dispararon más de un 25% en las últimas cuatro semanas (fecha que coincide con la puesta en marcha del nuevo esquema cambiario y la flexibilización del cepo), lo que anticipa una demanda que se proyecta más allá de la llamada temporada alta.
Desde la empresa de viajes explicaron a este medio que uno de los datos más relevantes es el impacto del Mundial de Clubes, que se disputará en junio en Estados Unidos y contará con la participación de Boca Juniors en la ciudad costera de Miami.
“Detectamos que las búsquedas de vuelos para la semana del 9 de junio se multiplicaron por cinco en comparación con las tres semanas previas. Esta tendencia comenzó a registrarse desde la segunda semana del año y se intensificó con el paso del tiempo. Hoy por hoy, el 11% de todas las búsquedas hacia Miami se concentran en esa fecha. Este incremento tan marcado solo se observa en este destino”, indicaron.
Así, al furor de los argentinos en Río de Janeiro en 2025 se le sumará un boom por Miami: tal como anticipó Ámbito, American Airlines adelantó que ofrecerá una programación «récord» de hasta cuatro vuelos directos diarios desde Buenos Aires a la ciudad costera estadounidense.
Argentinos al mundo y dólar a $1.000
Al respecto, Jaime Reusche, vicepresidente de Moody’s, señaló que presenció un fuerte flujo de argentinos que viajan a destinos tradicionalmente caros, como Aruba, lo que indica que el tipo de cambio está “quizás demasiado fuerte, lo que puede generar una presión sobre la competitividad externa”.
Al ser consultado por Ámbito al respecto, explicó que mantener el equilibrio cambiario será todo un desafío para los próximos meses, dado que el tipo de cambio se ubica en la parte baja de la banda y hay un ingreso significativo de divisas, ya sea por desembolsos multilaterales o por la liquidación de la cosecha.
Para Reusche, después de julio, es probable que la balanza de pagos se revierta parcialmente y que «los flujos ya no sean tan positivos”. Ese será un punto crítico para entender hacia dónde gravitará el peso en términos del tipo de cambio de equilibrio, deslizó. La calificadora advirtió sobre los riesgos derivados del fortalecimiento del tipo de cambio real.
Todo esto sucede mientras la industria local se ve obligada a cargar con costos en alza. La “fiebre” emisiva presiona todavía más: cada argentino que viaja al exterior —con paquetes hasta un 20% más económicos por efecto cambiario— es también una porción de renta que deja de rotar entre productoras de bienes y servicios en el país.
En ese marco, Festa comenta sobre los medios de pago: “Uno de cada tres clientes deciden comprar su próximo viaje a Miami para la temporada de verano 2026 en cuotas. Muchos eligen, además, realizar los pagos a través del DEBIN en dólares y con tarjeta de crédito en pesos”, dice. Algunas de las propuestas de paquetes para viajar a Miami en la temporada verano 2026, por ejemplo, por ocho noches en enero (del 11 al 19) ronda los $2.211.992 por persona. Incluye vuelo de ida y vuelta directo, y alojamiento en tres estrellas.
Así, en marzo, la economía sintió varias de las consecuencias relacionadas con la apreciación del peso, en particular en el comercio exterior y el turismo. El superávit comercial, que refleja la diferencia positiva entre exportaciones e importaciones, sufrió una caída considerable en el tercer mes del año, al alcanzar apenas u$s323 millones. Este descenso de casi u$s1.840 millones respecto al mismo mes del año anterior indica una menor capacidad de exportación y un aumento en las importaciones, lo que disminuye el margen positivo en el comercio exterior de Argentina.
A largo plazo, uno de los efectos más preocupantes de esta apreciación es la pérdida de competitividad de los sectores productivos. Los productos argentinos se encarecen en dólares, lo que dificulta la exportación y pone en desventaja a la industria local frente a competidores internacionales, lo que parece ser el plan.
Efectos en el turismo
Al hacer que los viajes al exterior sean más accesibles para los argentinos, se fomenta el turismo emisivo en detrimento de los destinos locales que están cada vez menos razonables. Este año, este fenómeno quedó en evidencia con el “furor” de turistas argentinos en destinos como Río de Janeiro, el fuerte aumento de viajes no solo a Miami por fuera de lo que se considera “temporada alta” sino también a destinos como Aruba que son potencialmente costosos.
Sin embargo, hay que aclarar que Argentina mantiene un patrón estructural de turismo emisivo superior al receptivo, con saldos turísticos negativos, incluso en la etapa de recuperación pospandemia, de acuerdo con los datos el INDEC; y el dólar a $1.000 o el peso fuerte solo refuerza esta tendencia y agudiza las implicancias macroeconómicas en términos de salida de divisas en un contexto en el que, según datos de EcoGo, en los primeros 11 días sin cepo se compraron casi u$s2.000 millones, lo que termina por presionar a las reservas, el talón de Aquiles del esquema económico.