En encuentros con hombres de negocios, el Gobierno insiste en que la presión cambiaria está vinculada al ruido electoral. La economía no arranca y se renuevan los reclamos sectoriales.
El equipo económico mantuvo reuniones con representantes de distintos sectores en los últimos días. El ministro de Economía, Luis Caputo, busca anclar las expectativas para el día después de las elecciones legislativas. En el Gobierno insisten en que la presión cambiaria está vinculada al ruido electoral, esperan que la demanda de dinero se recupere una vez pasada la prueba y que la corrida hacia el dólar se detenga. Los empresarios están preocupados por el consumo, la actividad, las tasas y los impuestos.
Por fuera de las luces y la alfombra roja de la gala del teatro Colón que cobijó al presidente del J.P. Morgan, Jamie Dimon, y varios de los empresarios más poderosos del país, funcionarios del equipo económico se reunieron con representantes de diversos sectores de la economía real.
Los encuentros se dieron en el marco de un elevado nivel de incertidumbre por las incesantes presiones en el frente financiero que acosan al esquema cambiario al menos desde septiembre y de un silencioso freno en la actividad que castiga a la economía real desde julio.
Los empresarios están particularmente preocupados por la suba de la tasa de interés que se mantuvo por más tiempo de lo esperado. No golpeó solo al financiamiento de las firmas, tuvo un claro correlato en la actividad. Según los datos de Equilibra, la actividad cayó 1% en septiembre en la comparación mensual desestacionalizada.
Ámbito pudo reconstruir al menos dos reuniones en las últimas 48 horas. Una con la Copal, cámara que agrupa a los fabricantes de alimentos con el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca Sergio Iraeta y otra con la Bolsa de Cereales. De este último encuentro participaron Juan Pazo, Director Ejecutivo de ARCA, Pablo Lavigne, Secretario de Coordinación de Producción del Ministerio de Economía de la Nación y Felipe Nuñez, Asesor del Ministerio de Economía.
El ruido electoral, el dólar y el día después
“Desde el Gobierno atribuyeron todo el ruido a la cuestión electoral, insistieron con que el año que viene se espera una cosecha importante y más dólares del lado de la minería y la energía, argumentan que la presión financiera está estrictamente vinculada al riesgo político”, dijo a este medio uno de los asistentes a esos encuentros.
El presidente del Banco Central, Santiago Bausili, remarcó días atrás que el nivel de cobertura es extremadamente alto. El equipo económico cree que pasado el test electoral la demanda de dinero se recuperará y eso va a contribuir a desarmar la bomba cambiaria sin detonar una devaluación.
Caputo dijo que se siente “más que cómodo” con un dólar a $1.500, aunque claro está nadie anticipa una devaluación, menos aún a horas de una elección.
Planteos sectoriales
Por el lado de la Bolsa hubo tres planteos hacia el futuro: foco en evitar la evasión fiscal que genera una competencia desleal, el pedido de una reforma laboral que dinamice el empleo y la eliminación de impuestos distorsivos. Sobre este último punto hicieron especial énfasis en el “histórico” reclamo por los derechos de exportación.
Desde COPAL presentaron un panorama actualizado del sector y destacaron las dificultades “para hacer frente a las necesidades de capital de trabajo”, aseguraron que “esto impacta en la planificación de las próximas campañas de cosecha y producción”. Entre las problemáticas mencionaron también “el impacto del costo energético sobre la producción”.
Además, la entidad planteó propuestas para facilitar el proceso de reactivación sectorial: acelerar el esquema de cobro de reintegros a la exportación, la devolución de los saldos técnicos y de libre disponibilidad de IVA, y la actualización de los incentivos fiscales vinculados al empleo formal.
Por ahora, el Gobierno busca argumentos para ordenar las expectativas en el frente financiero, pero no ensaya respuestas para destrabar la silenciosa crisis que atraviesa la economía real.
