Luego de que el Banco Central anunciara una nueva suba de los encajes bancarios, con el fin de generar una demanda forzada de los bonos que el Tesoro va a licitar este miércoles, recrudecieron los cuestionamientos de los economistas al curso que tomó la política monetaria.
“Pasamos del ‘punto Anker’ al ‘crowding out’ en un pestañeo. El discurso es dólar flotante y tasa endógena, pero la práctica muestra otra cosa: el Tesoro se financia en el mercado gracias a la regulación”, advirtió el economista Leo Anzalone, titular del Centro de Estudios Políticos y Económicos (CEPEC).
Las criticas se renovaron luego de que el ministro de Economía, Luis Caputo, rechazara una afirmación del consultor Fernando Marull, en el sentido de que las tasas están “ridículamente altas” y que ello no se debe al contexto electoral, tal cual se sugiere desde Palacio de Hacienda.
Caputo ratificó que el Gobierno solo controla la cantidad de dinero circulante y que el costo del financiamiento refleja ello y, además, aseguró que, luego de que La Libertad Avanza (LLA) gane las elecciones, esa variable se va a estabilizar.
Pero los economistas miran con desconfianza el escenario de incertidumbre y volatilidad que nació a partir del 14 de julio, cuando se decidió terminar con la Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) para manejar la liquidez diaria de los bancos. Desde ese momento, las tasas de interés se duplicaron.
Un cerco a los bancos
Algunos analistas comentaron que ahora el Gobierno buscar armar una especie de “corralón” a los bancos, al obligarlos a inmovilizar cada vez más dinero, ya sea en efectivo o a través de bonos con vencimiento más allá de las elecciones, fecha en la que, según la hipótesis oficial, se terminarían las causas que generan la inestabilidad.
De la idea del “punto Anker”, que sería el momento en que el crédito migra al sector privado, porque el Estado se retira como demandante, ahora afirman que se está en un «crowding out», el movimiento inverso. Y los bancos dejan de trabajar de bancos para prestarle sus pesos al Gobierno.
Anzalone señala que “el BCRA vuelve a prender la aspiradora: sube los encajes y obliga a los bancos a financiar al Tesoro”. “La política monetaria queda subordinada a la caja fiscal. Cada vez menos pesos, menos presión al dólar, pero también menos actividad”, advierte.
El economista explica que desde el primero de septiembre suben 3,5% los encajes en pesos y 2% los de depósitos a la vista. “La novedad: podrán integrarse con títulos públicos que emita el Tesoro en la próxima licitación (este miércoles), o sea, es una forma de obligarlos a participar de la licitación”, señala. “Esto significa que el BCRA arma las reglas para que los bancos no tengan escapatoria y usen su liquidez para comprar deuda pública”, aseguró el profesional, quien aseguró que la economía “esta menos libre”.
“¿Por qué ahora? Porque el Tesoro enfrenta vencimientos y necesita rollear su deuda para que no queden pesos que puedan presionar al dólar. El mercado ya no acompaña con la misma intensidad y el BCRA le asegura demanda cautiva”, plantea Anzalone.
El profesional advierte que “el problema es que la política monetaria pasa a depender de la política fiscal”. “Volviendo a la biblioteca económica, esto se llama ‘dominancia fiscal’: todo se acomoda a la necesidad de financiar al Estado. Menos libertad a cambio de orden macro. ¿Está mal? No, está mal mentir”, manifestó.
En ese sentido, el analista financiero Christian Buteler opinó que, “como los bancos prefieren tener mayor liquidez y deciden no renovar voluntariamente los vencimientos del Tesoro, el BCRA los obliga compulsivamente mediante incremento de encajes”.
Por su lado, el economista Iván Carrino cuestionó: “Si los bancos están obligados a encajar pesos comprando títulos públicos, ¿trabajan de bancos o le dan financiamiento coactivamente al Estado?”
Por su lado, Gabriel Caamaño, de Outlier, advirtió: “Forzar todo el tiempo equilibrios monetarios-cambiarios lleva a equilibrios peores, porque los agentes aprenden que los estas forzando y que los vas a seguir forzando. Ergo, terminas con todo forzado. Por ejemplo, mayores niveles de tasa y encajes remunerados, pero con el mismo nivel de tipo de cambio o incluso uno más alto”.
Todos los cañones a la licitación del miércoles
El Gobierno tiene que renovar vencimientos este miércoles por unos $9 billones. En rigor, el total era de casi $14 billones, pero el lunes pasado hizo un canje con el Banco Central por unos $4,5 billones por la Lecap que vence este viernes.
En la primera licitación de agosto, en la que vencieron unos $14 billones, el rollover de deuda fue del 61%, de manera que quedaron “sueltos” alrededor de $5,8 billones. Para recuperarlos, se armó una colocación extraordinaria y se incrementaron los encajes, con la posibilidad de integrar una parte de ellos con los bonos licitados por el Tesoro.
Con ello el equipo económico logró sacar todo el dinero del mercado. El anuncio de un nuevo incremento de los encajes hasta niveles del 53,5%, con chances de integrar con los bonos que se van a licitar, indica que el Gobierno anticipa una mal disposición de los bancos a concurrir voluntariamente. De no adoptar las medidas, probablemente volvería a tener bajos niveles de aceptación.