Los gobiernos de Donald Trump, en EE.UU. y de Nayib Bukele en El Salvador avanzaron en la concreción de un acuerdo de comercio recíproco que se anexará al Tratado de Libre Comercio (TLC) entre República Dominicana, Centroamérica y EE.UU. (CAFTA-DR) en vigencia para ambos países desde 2006, para «abordar» y eliminar «una amplia gama de barreras no arancelarias» que «afectan» los negocios binacionales «en áreas prioritarias».
En un comunicado de la Casa Blanca se explica que el «marco» para ese acuerdo busca fortalecer y ampliar «aún más» la «larga relación económica» entre ambos países. La intención del acuerdo busca incluir «la simplificación de los requisitos regulatorios y las aprobaciones para las exportaciones estadounidenses, como productos farmacéuticos y dispositivos médicos»; al igual que «la eliminación de las restricciones a la importación de bienes remanufacturados».
De igual forma, el acuerdo indica que El Salvador deberá aceptar «las normas estadounidenses para la industria automotriz; la simplificación de los requisitos para la obtención de certificados de libre venta», los certificados electrónicos, así como también «la eliminación de los requisitos de apostilla; y la agilización de los requisitos de registro de productos para las exportaciones estadounidenses».
El Salvador también se ha comprometido a «abordar y prevenir las barreras a los productos agrícolas estadounidenses en su mercado, incluso en lo que respecta a la supervisión regulatoria de EE.UU. y la aceptación de los certificados actualmente acordados» emitidos por las autoridades estadounidenses.
De igual forma, el país centroamericano acordó «avanzar en ciertos tratados internacionales de propiedad intelectual» y «brindar transparencia y equidad en materia de indicaciones geográficas», para garantizar «el acceso al mercado para los exportadores agrícolas estadounidenses» y que «no se vea restringido por el mero uso de ciertos términos relacionados con el queso y la carne».
Otra área en la que El Salvador se comprometió a «eliminar las barreras» para poder firmar el acuerdo «en las próximas semanas», es «al comercio de servicios y digital». Esto implica «no imponer impuestos discriminatorios a los servicios digitales». De igual forma el gobierno de Bukele abordará «las posibles prácticas distorsionadoras de las empresas estatales y los subsidios industriales que puedan afectar la relación comercial bilateral».
¿Qué hará EE.UU. por El Salvador?
De acuerdo con el texto de la Casa Blanca tanto EE.UU. como el país centroamericano fortalecerán «la cooperación en materia de seguridad económica y nacional para mejorar la resiliencia de la cadena de suministro y la innovación mediante acciones complementarias que aborden las políticas no mercantiles de otros países, así como la evasión de aranceles y la cooperación en materia de compras gubernamentales, seguridad de las inversiones y controles de exportación.
«Dado el compromiso de El Salvador de adoptar medidas significativas para impulsar una relación comercial más sólida y recíproca, EE.UU. eliminará los aranceles recíprocos sobre las exportaciones salvadoreñas a EE.UU para ciertas exportaciones que cumplen con los requisitos y que no pueden cultivarse, extraerse ni producirse naturalmente en EE.UU. en cantidades suficientes, así como para ciertos productos, como textiles y prendas de vestir, originarios del CAFTA-DR», indicó Washington.
Además, el gobierno de Trump indicó que «podrá considerar positivamente el impacto del Acuerdo en la seguridad nacional, incluso teniéndolo en cuenta al adoptar medidas comerciales en virtud de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962″.
