El balcón de la Casa Rosada tiene una significación especial en la historia argentina desde el 17 de octubre de 1945, cuando se produjo el bautismo de masas de Juan Domingo Perón. Desde entonces, el balcón fue parte de la escenografía de los actos del peronismo hasta 1955.
Volvió a tener presencia el 25 de mayo de 1973 con la asunción de Héctor Cámpora y, tras la victoria electoral de Perón, el líder justicialista saludó al asumir el 12 de octubre de 1973. Desde allí habló en la materialización del conflicto interno de su movimiento el 1º de mayo de 1974.
Isabel Perón tuvo tres oportunidades para mostrarse en el balcón: el 17 de octubre de 1974 y de 1975, en el Día de la Lealtad; y el 1º de mayo de 1975, en el Día del Trabajador.
La dictadura trajo la imagen de Jorge Rafael Videla el 26 de junio de 1978, un día después de la consagración de la Selección en el Mundial. El dictador saludó con los pulgares en alto. Cuatro años más tarde, el 2 de abril, Leopoldo Fortunato Galtieri saludó desde allí tras anunciar el desembarco de las tropas argentinas en las islas Malvinas. El 10 de abril desafió con la tristemente célebre consigna «Si quieren venir que venga, les presentaremos batalla».
La historia sería otra a partir de 1983.
El balcón en democracia
Al asumir la presidencia, Raúl Alfonsín tuvo la oportunidad de salir al balcón. Pero decidió no hablar desde la Rosada. Apenas había pasado un año y medio de la derrota militar en el Atlántico Sur y la imagen del exultante Galtieri aun era muy fuerte. Eso y la idea refundacional de la Argentina que tenía Alfonsín hizo que hablara desde el balcón del Cabildo, el lugar en el que 173 años antes había comenzado la historia nacional.
Alfonsín habló por primera vez desde el balcón de Balcarce 50 el 23 de marzo de 1984, en la convocatoria por los cien días de gobierno democrático. Faltaban horas para el octavo aniversario del golpe de 1976.
El 26 de abril de 1985 se produjo el primer gran discurso en democracia desde el balcón. Cinco días antes, Alfonsín había convocado a movilizarse a Plaza de Mayo, en una alocución por cadena, en la que denunció movimientos desestabilizadores, justo cuando comenzaba el Juicio a las Juntas. El 26, los partidos políticos firmaron un acta de compromiso democrático y Alfonsín anunció la «economía de guerra», un eufemismo para referirse al contexto de estrechez económica y al incipiente cambio de programa, que tendría lugar dos meses más tarde con el Plan Austral.
El líder radical volvió a salir al balcón el 23 de mayo de 1986, apenas cuatro días después del hallazgo de una bomba que no había estallado al pasar su comitiva en una guarnición de Córdoba. A la misma hora de ese discurso, el peronismo renovador tuvo su acto en Plaza Miserere.
El balcón fue el escenario de los dos discursos de Alfonsín el 19 de abril de 1987. Pasadas las tres de la tarde de ese Domingo de Pascua, anunció que iría a Campo de Mayo a intimar la rendición del foco sedicioso de Aldo Rico. A su vuelta, cerca de las seis, el mandatario redujo la cuestión a un asunto interno del Ejército, que no había habido intención de alterar el orden constitucional y dejó el terreno preparado para el traumático debate de la ley de obediencia debida.
Carlos Menem se convirtió en el primer presidente peronista desde su comprovinciana Isabel Perón en saludar desde el balcón. Lo hizo el 8 de julio de 1989, al asumir anticipadamente el mando. Volvió a hacerlo el 17 de noviembre, en el Día de la Militancia, y para defender su programa de privatizaciones.
El 6 de abril de 1990, Luis Barrionuevo y Bernardo Neustadt organizaron la Plaza del Sí en contraposición a la Plaza del No de Saúl Ubaldini. Sectores de clase media llegaron a la Plaza de Mayo para dar su apoyo giro programático que el peronismo encarnaba en la figura de Menem. El jefe de Estado saludó desde el balcón.
Desde entonces, y hasta que se fue el 10 de diciembre de 1999, Menem apenas se asomó el 14 de mayo de 1995 para celebrar su reelección. Al traspasar el mando a Fernando de la Rúa, su sucesor saludó en el balcón. Fue su única presencia allí. Lo más próximo que estaría, en su relación con la ciudadanía, sería el 25 de mayo de 2000, cuando se armó un escenario para celebrar la fiesta patria y el presidente subió con su vice, Carlos Chacho Álvarez.
Tres años más tarde volvió a verse a un presidente en el balcón. Néstor Kirchner saludó tras haberle tomado juramento a sus ministros. Nunca habló desde el balcón. El 25 de mayo de 2006 celebró sus tres años de gobierno con un acto para el cual se montó un palco delante de la Rosada.
De la misma manera se expresó Cristina Kirchner durante el conflicto con las patronales agropecuarias, el 1º de abril de 2008. CFK habló desde escenarios similares el 10 de diciembre de 2011, al asumir su segunda presidencia y el 9 de diciembre de 2015, al terminar su mandato. Cuatro años más tarde compartió ese escenario frente a la Casa de Gobierno junto con Alberto Fernández, recién asumido.
En el medio, Mauricio Macri había bailado en el balcón al jurar su cargo. El 24 de agosto de 2019, salió a agradecer la movilización en su apoyo tras haber perdido de manera aplastante en las PASO.
Javier Milei no fue ajeno a la costumbre de saludar al asumir. Desde entonces, pisó el balcón para saludar, solo o con sus ministros, a una Plaza de Mayo que no tiene marchas a su favor o que reúne, como en las últimas horas, a universitarios que luchan contra el ajuste.
