Según desprende el informe, para muchos su discurso es violento y dañino para la democracia; aunque para otros es necesario y valiente frente a la política tradicional.
Un informe del Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la Facultad de Psicología de la UBA analizó cómo percibe la sociedad el estilo comunicacional del presidente Javier Milei. Con una muestra de 1.746 casos relevados entre el 1 y el 7 de julio, el estudio revela una sociedad altamente polarizada frente al discurso presidencial: mientras una parte del electorado lo valora como frontal, sincero y necesario, otra lo define con términos como “violento”, “agresivo” o “nefasto”.
La investigación, realizada mediante encuestas online geolocalizadas en CABA y el Gran Buenos Aires, arrojó que el 71% de las palabras que el público usa espontáneamente para describir a Milei son negativas, frente a un 27% positivas y apenas un 2% neutras. Los calificativos más frecuentes en el conjunto total fueron “violento”, “irrespetuoso”, “brutal” y “vulgar”. Del lado opuesto, algunos destacan su estilo como “auténtico”, “honesto” y “frontal”.
La grieta se profundiza al segmentar por voto: entre quienes eligieron a Milei en el balotaje, aparecen valoraciones como “sincero”, “valiente” y “necesario”, aunque también se reconoce cierto exceso. De hecho, un 30% de sus propios votantes afirma que “no le gusta nada” su estilo comunicacional. En el electorado de Sergio Massa, el rechazo es casi unánime.
La encuesta también indagó sobre los sentimientos que generan los contenidos del discurso presidencial. En la muestra total, un 32% se siente amenazado por sus ideas, un 24% dice experimentar enojo y un 20%, esperanza. Entre sus votantes, el 39% se siente esperanzado y el 31% identificado.
Más allá del contenido, el estudio concluye que el discurso de Milei opera como una herramienta de doble filo: fortalece el vínculo con su núcleo duro, pero podría volverse contraproducente si se erosiona la percepción de eficacia de su gobierno. “El mantenimiento de una discursiva en niveles tan altos de agresividad podría transformarse en un boomerang”, advierte el informe.
«La narrativa que posiciona a sus adversarios como enemigos y que exacerba el conflicto social tiende a producir emociones intensamente negativas en amplios sectores. No obstante, un núcleo importante de la población, especialmente entre sus votantes, señala que estos contenidos les generan esperanza y la percepción de un cambio necesario, lo que refuerza la idea de que la polarización no es sólo una estrategia retórica sino un componente constitutivo de su liderazgo«, agrega.
El análisis deja planteado un interrogante clave de cara al futuro: ¿puede sostenerse un liderazgo basado en la confrontación si los resultados materiales no acompañan?.