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Varias naciones miran con recelo a la compañía del multimillonario sudafricano y vuelven la mirada hacia un competidor chino.
Starkink, el servicio de internet por satélite de SpaceX, la compañía espacial privada del multimillonario Elon Musk, ha avanzado considerablemente en los últimos tiempos en Sudamérica. Sin embargo, hay un país que se le resiste.
En Bolivia la conexión a internet tiene un ritmo lento, el más pausado de la región. Sin embargo, cuando Musk ofreció su servicio de Starlink, prometiendo un servicio rápido y asequible, el Gobierno no aceptó su propuesta.
La empresa de Musk está presente en casi la totalidad de las naciones del subcontinente, prestando servicio incluso en las regiones más remotas, pero el país andino el año pasado le negó una licencia operativa.
This past year, we activated Starlink in 27 new markets, and are now covering a global area home to 2.8 billion people, including those who live in some of the most remote places on Earth pic.twitter.com/vNfMrcgOao
— Starlink (@Starlink) December 31, 2024
Mientras tanto, Bolivia sigue operando con su propio satélite de fabricación china, que en poco tiempo llegará al final de su vida útil tras su lanzamiento en 2013. Su decisión coincide con las de otros países que también desconfían del dominio de SpaceX y de la influencia política que Musk puede ejercer a través de unas comunicaciones que utilizan desde gobiernos hasta militares pasando por sectores estratégicos.
Así, también en otras naciones en el Caribe o en Europa, entre otras regiones, la compañía del magnate ha enfrentado obstáculos para establecerse.
Monopolio y dependencia
La mayor preocupación que despierta es su dominio monopólico en muchos de los lugares en los que se ha instaurado y la dependencia de sus servicios que genera en esa situación.
Las inquietudes se centran también en la posibilidad de que desarrolle una competencia desleal y en que el país pueda perder parte de su soberanía al depender de una empresa extranjera tan poderosa.
En Bolivia, más de la mitad de los hogares tiene internet de banda ancha.
La penetración del acceso a internet fijo alcanza al 57,4 %, según los datos de junio de 2024 de la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes. Se trata de un porcentaje muy lejano de las cifras que presentan países como Brasil (86 %) o Chile (94 %).
El uso del teléfono móvil sí es absolutamente mayoritario, alcanzando ya el año pasado a más del 90 % de la población, si bien en zonas rurales su cobertura de internet puede ser limitada.
La situación podría cambiar si se hiciera uso de la red de Space X, que en tan solo unos años ha puesto en órbita más de 6.750 satélites pequeños proporcionando servicios a más de 100 países.
La alternativa llega de China
Pero Bolivia no se encuentra sola en su posición. Otros países también tienen recelo. Así, Brasil ya comenzó a buscar alternativas y el año pasado ya alcanzó un acuerdo con SpaceSail, un operador chino que está desarrollando su propio sistema de internet satelital.
En el caso boliviano la vida útil de su satélite está llegando a su final y se espera que se quede sin combustible y deje de ser operativo en 2028. Para el país andino SpaceSail también es una opción a considerar.
Además, hace apenas tres semanas en el marco del IV Foro CELAC-China, la ministra de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional de Bolivia, Celinda Sosa Lunda, en una reunión con su homólogo chino, mostró el interés de la Agencia Boliviana Espacial en sumarse a la iniciativa ‘Mil Velas’, una constelación de satélites de órbita baja liderada por China.
El ambicioso plan de SpaceSail, que lo convierte en el competidor directo de la compañía de Musk, es lanzar 648 satélites con cobertura regional este año, para llegar en 2030 a tener operativa una flota de más de 10.000 satélites, según los datos del Gobierno municipal de Shanghái, propietario de la compañía.