En apenas ocho jornadas hábiles, los depósitos en dólares del Tesoro en el Banco Central aumentaron con fuerza. Un informe de Invecq analiza el impacto del giro oficial y revela las claves para 2026.
En las últimas dos semanas, entre el 4 de diciembre y el miércoles pasado, el Tesoro Nacional aceleró de manera significativa la compra de divisas y elevó sus depósitos en dólares en el Banco Central de la República Argentina desde apenas u$s97 millones hasta cerca de u$s2.000 millones, según el último informe semanal de Invecq.
El salto, cercano al 2.000%, se explicó por compras estimadas en u$s630 millones, a las que se sumaron u$s360 millones en desembolsos netos de organismos internacionales, principalmente del Banco Interamericano de Desarrollo, y u$s910 millones obtenidos mediante la colocación de Bonares.
De esta manera, el equipo económico encabezado por Luis Caputo se adelantó al anuncio del BCRA de que, a partir de enero, el esquema de bandas cambiarias dejará de ajustarse al 1% mensual para pasar a hacerlo en función de la inflación del segundo mes previo. Además, la autoridad monetaria comenzará a comprar dólares y acumular reservas con el objetivo de avanzar en una remonetización de la economía, que implicaría un aumento de la Base Monetaria desde el 4,2% al 4,8% del PBI.
En el escenario base que plantea Invecq, el Central podría adquirir u$s10.000 millones, cifra que se incrementaría en u$s7.000 millones adicionales por cada punto del PBI que aumente la monetización.
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Reservas, demanda de dinero y riesgo país
Hacia adelante, el informe advierte que la acumulación de reservas dependerá en gran medida de la evolución de la demanda de dinero, una variable históricamente volátil y difícil de anticipar, sobre todo en un contexto donde aún persisten controles cambiarios. En ese marco, el Gobierno parecería apostar a que el anuncio oficial contribuya a seguir reduciendo el riesgo país, que ya ronda los 500 puntos, y facilite el acceso a financiamiento externo a tasas más bajas, permitiendo recomponer el activo del BCRA.
Para la consultora, el esquema seguirá siendo una “Cuenta Financiera dependiente”, es decir, con fuerte necesidad de financiamiento para sostener el equilibrio macroeconómico.
Si bien Invecq califica los anuncios del Central como “medidas positivas”, también subraya que persisten dudas sobre si serán suficientes para cubrir simultáneamente las necesidades financieras de 2026 y fortalecer el balance de la autoridad monetaria. Aun así, destaca que el BCRA vuelve a explicitar su compromiso con la acumulación de reservas y recalibra el régimen cambiario para reducir la apreciación del tipo de cambio real, lo que le devuelve algo de credibilidad al programa.
La incógnita de fondo
El principal interrogante, según el informe, pasa por el atesoramiento de dólares por parte de individuos. Si esa demanda promediara u$s2.000 millones mensuales, un nivel considerado plausible con el actual tipo de cambio real, las necesidades totales de financiamiento serían muy elevadas. De hecho, entre la proyección de Cuenta Corriente y el objetivo de sumar u$s10.000 millones de reservas, podrían superar los u$s50.000 millones en 2026.
La apuesta oficial es que el ahorro en divisas caiga de manera significativa, aunque la experiencia histórica introduce cautela: entre 2016 y 2019, el atesoramiento de personas humanas promedió más de u$s20.000 millones anuales, con niveles de tipo de cambio real comparables o incluso más bajos que los actuales.
En ese contexto, Invecq concluye que la confianza en el Gobierno y en la consistencia del programa económico será el factor decisivo, tanto para moderar la dolarización privada como para que vuelvan a aparecer flujos financieros relevantes que permitan sostener la acumulación de reservas y la estabilidad cambiaria.
