Tras su victoria en las presidenciales del 2023, Javier Milei y su fuerza tendrán su bautismo de fuego como oficialismo, sometiendo a escrutinio a su Gobierno. Sin embargo, contrario a lo que ocurrió el año pasado, en la Casa Rosada pretenden no depender de estructuras ni nombres prestados, sino poner jugadores propios en todos los casilleros.
Esa cruzada, que tiene como abanderados a Karina Milei y al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, ya genera inquietud entre los jefes provinciales aliados, cuyo poder podría ser licuado frente a una avanzada libertaria. Por eso, hacer equilibrio entre su identidad y una gestión nacional que hasta el momento cuenta con una importante aceptación popular es una de los principales escollos que tendrán los líderes.
Los gobernadores y el desafío del equilibrio
Extinto Juntos por el Cambio (JxC), ex sostén del Gobierno en las provincias y el Congreso, los mandatarios que lo integraban ganaron autonomía para avanzar con acuerdos unilaterales, abriendo la ventana a posibles acercamientos con LLA. Particularmente, mientras todos miraban al PRO, el vínculo entre Milei y Mauricio Macri se resintió con dureza en los últimos meses y enfrió la posibilidad de confluir en una alianza electoral.
Ese lugar comenzó a ganarlo la Unión Cívica Radical (UCR), con la avanzada de su sector «peluca», cuyos dirigentes fueron recibidos la semana pasada en la Casa Rosada por Milei. El sector busca alcanzar entendimientos legislativos y electorales con el oficialismo, acusando a la conducción partidaria de Martín Lousteau de mantener coqueteos con el kirchnerismo.
Más allá de que la cara visible de la facción libertaria en la UCR son un puñado de diputados, la aventura cuenta con el visto bueno de algunos gobernadores. El mendocino Alfredo Cornejo, por caso, es uno de ellos. Semanas atrás, el cuyano le abrió la puerta a un acuerdo electoral con Milei. «Hay una comunión, un núcleo duro de coincidencias. Yo no descartaría que pudiésemos ir juntos», deslizó Cornejo al analizar el primer año de Gobierno libertario.
En Mendoza, Javier Milei obtuvo cerca del 71% de los votos en el balotaje frente a Sergio Massa, un dato que el líder radical no pasa por alto a la hora de hacer números. Este año, además, la fuerza del Presidente logró oficializarse como partido político en la provincia con la conducción del diputado nacional Facundo Correa Llano, quien reemplazó a la desterrada Lourdes Arrieta.
Casi en espejo, Gustavo Valdés se convirtió en el titular de la UCR de Corrientes y potenció al flanco acuerdista del partido. El año que viene, la provincia elegirá nuevo gobernador y Valdés no cuenta con posibilidad de reelección. Así las cosas, con LLA erigiéndose como un factor electoral, el mandamás podría explorar un acercamiento entre ambos.
Durante su campaña para presidir el partido, el gobernador dejó en claro que «el único límite es el kirchnerismo». A la par, ante la consulta de Ámbito, en la provincia agregaron: «Puede haber un acercamiento, nosotros somos acuerdistas, no hay problema con eso. Iremos viendo post vacaciones cómo se encamina la cosa».
El referente libertario local es el diputado nacional Lisandro Almirón, pero no se descarta el desembarco del senador Carlos «Camau» Espínola, exiliado del peronismo y compañero de bancada de Edgardo Kueider.
Similar partido se juega en los territorios gobernados por el PRO. La Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Jorge Macri, condensa las principales tensiones entre el expresidente y el actual mandatario. Allí LLA se mueve como un espacio opositor y votó en contra del Presupuesto y del Código Urbanístico, entre otros proyectos clave para el alcalde. Por eso, al día de hoy, la posibilidad de una alianza es casi una quimera en el distrito.
Distinta realidad atraviesan Ignacio Torres (Chubut) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos), los otros dos caciques amarillos. Desde sus órbitas, señalaron que la discusión está abierta y aclararon que «no hay apuro», ya que tienen plazo hasta marzo u abril. Destacaron, a la par, que el diálogo con Macri es permanente, pero que «cada distrito tiene su autonomía y su estrategia». Ambos gobernadores vienen de destronar a oficialismos peronistas, por lo que centrarán su pulseada en un PJ que intenta reorganizarse.
Frigerio, además, buscará quedarse con las dos bancas del Senado que actualmente administra un justicialismo en crisis (una de ellas pertenecía al expulsado Kueider y hoy la ocupa la camporista Stefanía Cora).
Días atrás, el propio Milei había condicionado una posible alianza electoral a «ir juntos en todos lados», hecho que fue compartido por Macri (Mauricio) más tarde en sus redes sociales.
Provincialismos
Por fuera de los grandes partidos, los provincialismos se preparan para una pulseada propia, en la que deberán optar por aliarse con las expresiones en pugna o seguir un camino autónomo, a riesgo de perder peso en el tablero nacional. Es el caso de Gustavo Sáenz (Salta), Hugo Passalacqua (Misiones), Alberto Weretilneck (Río Negro), Claudio Vidal (Santa Cruz), Rolando Figueroa (Neuquén) y hasta de Martín Llaryora, cuyo cordobesismo deberá rendir un duro examen en las legislativas.
Los tres primeros fueron aliados del peronismo hasta el año pasado, por lo que la posibilidad de un acercamiento está sobre la mesa, aunque la irrupción de Cristina Kirchner en la conducción del PJ funcione como un dique para atraer a exsocios.
Este fin de semana, Karina Milei y Martín Menem llevaron su road trip a tierra misionera, donde lanzaron la versión local de LLA. Allí, la tropa libertaria tiene buena sintonía con el hombre todopoderoso de la provincia, Carlos Rovira, del Frente Renovador de la Concordia, que administra el distrito desde 2003.
Menores disyuntivas al respecto tiene el núcleo duro de Unión por la Patria (UP), que se mantiene intransigente frente a la Casa Rosada. Dentro de la nebuloso panorama electoral, tienen una certeza: en 2025 serán oposición. Se trata de Axel Kicillof (Buenos Aires), Sergio Ziliotto (La Pampa), Gustavo Melella (Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur), Gildo Insfrán (Formosa) y Ricardo Quintela (La Rioja).
Los últimos escarceos entre Cristina Kirchner y Javier Milei dan cuenta de que ambos se sienten cómodos en esa polarización. Además, de concretarse, tal escenario dejaría, en principio, fuera del juego a Mauricio Macri, quien vería afectada su influencia, un win win tanto para el mandatario actual como la dos veces presidenta.
