En la previa electoral en EEUU, los inversores globales se habían tomado un respiro en octubre pasado, quizás a la espera del desenlace de los comicios presidenciales, y así los flujos de cartera hacia los mercados emergentes habían mostrado un freno abrupto que implicó un saldo neto positivo de u$s1.900 millones, debido a las fuertes salidas de capital por más de u$s25.500 millones.
Según el relevamiento del IIF, esto parece haberse revertido con fuerza ya que el sondeo sobre los flujos de cartera de no residentes hacia los mercados emergentes registraron una entrada neta de u$s19.200 millones en noviembre pasado, destacándose la divergencia entre los mercados de renta variable y de deuda.
Dado que por un lado, los instrumentos de deuda de los emergentes atrajeron una entrada sustancial de u$s30.400 millones, lo que pone de relieve la búsqueda persistente de rendimiento en medio de incertidumbres globales. Por el contrario, los mercados de renta variable de los emergentes experimentaron una notable salida de u$s11.100 millones, lo que refleja la fragilidad del sentimiento de los inversores ante la evolución de los contextos políticos y económicos.
Por ende, si bien las elecciones estadounidenses y sus consecuencias ensombrecieron a los mercados globales, influyendo profundamente en la dinámica de los flujos de capital de los emergentes, “los flujos de noviembre estuvieron determinados por las reacciones del mercado al resultado de las elecciones y las implicancias políticas de la nueva administración. El fortalecimiento del dólar tras la victoria de Donald Trump contribuyó aún más a esta dinámica”, explican desde el IIF.
Al respecto, vale señalar que si bien la apreciación del dólar frente a las monedas emergentes no fue tan pronunciada como la observada durante la primera elección de Trump en 2016, sí ejerció presión sobre los activos de los emergentes. “Un dólar más fuerte aumenta el costo del servicio de la deuda nominada en dólares para los prestatarios de mercados emergentes y puede desencadenar una fuga de capitales”, señala Jonathan Fortun, economista del IIF.
Ocurre que las expectativas del mercado sugieren que la Fed puede verse obligada a moderar su ciclo de flexibilización en respuesta a las posibles presiones inflacionarias derivadas de las políticas fiscales y comerciales proyectadas por la nueva administración Trump. “Esta recalibración de la política monetaria podría tener implicaciones para los flujos de mercados emergentes, ya que una postura menos acomodaticia de la Fed puede disminuir el atractivo relativo de los activos de mercados emergentes”, advierte Fortun.
Flujos a nivel regional
El análisis de los flujos por región revela una sorprendente dicotomía. Por un lado, las acciones chinas continuaron su trayectoria descendente y registraron una salida de capitales de u$s5.800 millones, lo que prolongó la tendencia observada en octubre. Para el IIF este pesimismo sostenido en torno a las acciones chinas tiene su raíz en una confluencia de factores, entre ellos, las preocupaciones regulatorias, la desaceleración del crecimiento económico y las persistentes tensiones geopolíticas. Cabe destacar que las acciones de mercados emergentes, excluida las de China, también experimentaron salidas de capitales, por un total de u$s5.300 millones.
Ahora bien, a contramano de la debilidad de la renta variable, los mercados de deuda emergente mostraron resiliencia. Los flujos de deuda china registraron una salida de u$s7.500 millones, pero esto fue más que compensado por una sólida entrada de u$s37.300 millones en deuda de mercados emergentes excluyendo a China, de acuerdo con los datos del IIF.
Para Fortun, este sólido desempeño en los mercados de deuda emergente está respaldado por una combinación de factores, incluida la búsqueda continua de rendimiento por parte de los inversores en un entorno de tasas de interés bajas y la relativa estabilidad que ofrecen los activos de renta fija en comparación con las acciones.
“Esta resiliencia es particularmente evidente en el `carry trade´, que está destinado a ser un impulsor clave de los retornos en la deuda en dólares de mercados emergentes. Se espera que el ´carry´, que representa los ingresos generados por los pagos de intereses de los bonos, genere fuertes retornos para los inversores en 2025, sumándose a su ya sustancial contribución al desempeño de 2024”, explica el economista del IIF.
Sin embargo, amén del “carry”, la dinámica de la “duration” (la sensibilidad de los precios de los bonos a los cambios en las tasas de interés) también desempeñará un papel crucial en la configuración de los retornos de la deuda de emergentes.
En este marco, América Latina atrajo la mayor entrada de capitales con u$s6.500 millones, mientras que los mercados emergentes de Europa recibieron u$s4.800 millones. Los mercados emergentes de Asia experimentaron una entrada de capital de u$s4.600 millones y África y Medio Oriente vieron la entrada más pequeña con u$s3.400 millones.
El balance de noviembre mostró un flujo neto de u$s19.200 millones, donde la renta variable experimentó una salida neta de u$s11.100 millones y la renta fija una entrada neta de u$s30.400 millones. Mientras que las acciones chinas registraron salidas de u$s5.800 millones.
Flujos: perspectivas 2025
“Si bien la ´duration´ ha sido un lastre para el desempeño en 2024, las previsiones indican un posible cambio hacia una contribución positiva en 2025, ya que se espera que los rendimientos de los bonos del Tesoro de EEUU disminuyan”, señala Fortun.
Además, el pronóstico para la deuda en moneda local de mercados emergentes también parece prometedor, con proyecciones que sugieren el potencial de retornos totales positivos en 2025. Esta resiliencia se deriva del sólido “carry” generado por estos instrumentos, que se anticipa que superará los posibles vientos en contra de las fluctuaciones cambiarias y los ajustes de las tasas de interés.
Incluso si la generación de “carry” se modera a los niveles previos a la pandemia, aún se proyecta que contribuirá significativamente a los retornos generales en esta clase de activos.
Por ende, la perspectiva para los flujos de mercados emergentes sigue estando intrínsecamente vinculada al panorama macroeconómico y geopolítico global. “El resultado de las elecciones estadounidenses y la dirección política de la nueva administración seguirán repercutiendo en los mercados. El potencial de un cambio en la postura de política monetaria de la Fed, impulsado por las expectativas de estímulo fiscal y cambios en la política comercial, agrega otra capa de complejidad a la perspectiva. Si bien se espera que los mercados de deuda emergente se beneficien de la búsqueda de rendimiento y del atractivo de los activos de alto valor agregado, los flujos de acciones emergentes probablemente enfrentarán vientos en contra a menos que la estabilidad regrese a los mercados clave, en particular China”, anticipan desde el IIF.