El apellido Rothschild puede sonar poco familiar, ya que su fama se remonta hace más de 200 años. Sin embargo, a pesar de todo el tiempo que pasó, sigue siendo considerado un apellido de riqueza y poder.
Surgido de una señal roja (Rot=rojo, schild= señal) que distinguía la vivienda que ocupaba uno de los antepasados de Mayer en el Judengasse, el gueto judío de Frankfurt, el apellido cobraría relevancia gracias a una persona: Mayer Amschel Rothschild.
Quién era Mayer Amschel Rothschild
Un día de 1744 nacía Mayer Amschel Rothschild, hijo de comerciantes que también eran reconocidos rabinos. Todo parecía indicar que Mayer seguiría el camino de la teología, pero cuando sus progenitores murieron él tenía tan solo 11 años, por lo que tuvo que meterse en el mundo del trabajo desde muy pequeño.
Fue allí que tomo un puesto de aprendiz en un banco de Hanover, donde trabajó para luego volver a su ciudad natal en 1770. Allí se casó y creó su propia empresa, la cual comenzó negociando con monedas antiguas, objetos curiosos y obras de arte, hasta que consiguió el dinero suficiente para dedicarse exclusivamente a las finanzas.
Unos años más tarde, se convirtió en el banquero y administrador del langraviato de Hesse-Cassel, bajo la conducción de Guillermo I. Esta alianza significó un aumento en la riqueza para ambos, favorecidos durante las guerras napoleónicas. En ese contexto, Guillermo I vendía los servicios de sus soldados a Inglaterra y Prusia, mientras que Mayer prestaba fondos a los gobiernos para financiar el esfuerzo bélico.
Debido a que la guerra demandaba mucho material y costaba dinero, la fortuna de Mayer creció de forma muy rápida. Esto continuó gracias a las decisiones que tomaba Rothschild, como por ejemplo garantizar flujo de efectivo durante la guerra peninsular entre España y Portugal ya que nadie podía asegurarlo. Esto lo llevó a ser el encargado de gestionar el envío de fondos a numerosos príncipes aliados en la Europa continental.
Cómo continuó la dinastía Rothschild
Todo lo que Mayer consiguió fue expandido por sus cuatro hijos varones en varias de las grandes capitales del mundo. En ese sentido, pudieron establecer centrales de la empresa en Londres (Nathan), París (Jakob, luego conocido como James), Viena (Salomon) y Nápoles (Karl). De este modo, para cuando el patriarca falleció, la familia ya había establecido una compañía, la Mayer Amschel Rothschild and Sons, cuya riqueza estaba dividida a partes iguales entre los cinco hijos varones, que tenían la orden de no malgastarla.
Esta estructura se mantuvo aproximadamente por un siglo (1815-1914), en el cual funcionó lo que fue para algunos historiadores el mayor banco del mundo, que no seguía el modelo tradicional de acciones que realiza este tipo de entidades, sino que se centraba en préstamos gubernamentales y en transacciones de bonos.
Fueron consejeros y prestamistas de la realeza europea, el Vaticano, primeros ministros y el propio rey Jorge IV. Y luego fueron banqueros de la Santa Alianza, el grupo de tratados de Rusia, Prusia y Austria que surgió para combatir el militarismo francés.
Los cinco hijos de Mayer fueron nombrados barones del Imperio austríaco, y sus descendencias se codearon con la alta sociedad de la época. Un ejemplo fue Lionel Nathan de Rothschild (1808-1879) quien se convirtió en el primer judío en la historia en convertirse en miembro del Parlamento británico, el mismo quien otorgó el préstamo por 4 millones de libras esterlinas que permitió al gobierno británico convertirse en accionista en el Canal de Suez en 1875.
Su primo Mayer Alphonse de Rothschild (1827-1905) se hizo cargo de dos grandes préstamos que necesitaba el gobierno de Francia para pagar deudas en la década de 1870 por la derrota en la guerra franco-prusiana. El hijo de Lionel Nathan, Nathaniel Mayer de Rothschild (1840-1915), fue el primer judío en acceder a la Cámara de los Lores británicos. De esta manera se convirtió en el primer Lord Rothschild de la familia.
La familia también participó activamente en la creación del Estado de Israel. El nieto del patriarca e hijo menor de James de Rothschild, Edmond James de Rothschild (1845-1934), fue uno de los principales promotores del sionismo, es decir, una patria para el pueblo judío. Además, logró adquirir tierras para la construcción del estado.
El negocio se extendió y diversificó. De hecho, invirtieron en empresas aseguradores y compraron acciones en compañías industriales, metalúrgicas, mineras y de ferrocarriles, y financiaron expediciones coloniales europeas en África. Hacia fines del siglo XIX, ante tanta competencia, acabó la hegemonía de los Rothschild, y aunque sigue siendo una dinastía rica, no es lo que era antes.