Funcionarios insisten en que la herramienta preventiva está siempre activa. Alejandra Monteoliva mantiene la «doctrina Bullrich».
La ministra de Seguridad, Alejandra Monteoliva, encara su primer gran desafío operativo desde que asumió al frente de una de las áreas más expuestas del Gabinete. La agenda que enfrenta – que tiene este jueves una multitudinaria convocatoria contra la reforma laboral encabezada por la Confederación General del Trabajo (CGT)-, pone a prueba su capacidad de coordinación institucional y a la vez marca el primer examen de gestión frente a eventos de alta concentración ciudadana.
La expectativa oficial se concentra en la respuesta ante las movilizaciones que se esperan en distintos puntos del país. Desde el propio Ministerio aseguran que no hay cambios sustanciales en los protocolos de actuación, ya que éstos se mantienen activos de forma permanente; lo que varía, señalaron a este medio, es el volumen de concurrencia a cada marcha. Tanto en la cartera como en Balcarce 50 minimizaron el alcance de la convocatoria de la central obrera.
Consultados por Ámbito, voceros de la cartera insistieron en que las pautas de operación están diseñadas para ajustarse a distintas escalas de asistencia y que las fuerzas cuentan con instrucciones claras para responder con proporcionalidad y coordinación. “Nada fuera de lo que siempre hicimos”, sostienen.
La funcionaria seguirá los acontecimientos desde el Comando Unificado del Ministerio de Seguridad, ubicado en Gelly y Obes, desde donde se monitorea minuto a minuto la preparación de las distintas fuerzas y el despliegue territorial.
El miércoles por la tarde, Monteoliva reforzó el mensaje de cara a la movilización desde sus redes. Señaló que un grupo reducido, al que identificó como una organización autodenominada antifascista y ya denunciada por el Ministerio, había intentado tirar abajo parte del vallado y se enfrentó con efectivos. En la misma línea, remarcó que la regla es permitir expresiones públicas mientras sean pacíficas y que, ante episodios de violencia, las fuerzas de seguridad intervendrán. Insistió en que el protocolo de actuación permanece en vigencia.
Monteoliva intenta dar continuidad a la “doctrina Bullrich”, orientada a reforzar la actuación policial en contextos de protesta pública. Aunque desde su entorno relativizan la idea de una réplica estricta, admiten una “coincidencia de enfoques” en cuanto a mantener un accionar firme pero regulado.
En el Gobierno aseguran que “no hay temor a los reclamos ni improvisación en la respuesta”. Desde el Comando Unificado se repite que el foco está puesto en la seguridad de todos los ciudadanos, tanto de quienes marchan como de quienes no participan en las protestas.
Patricia Bullrich Monteoliva
Foto: NA
En la Casa Rosada relativizan las cifras de convocatoria que agitan los organizadores y deslizan que la protesta no incomoda al oficialismo. En despachos cercanos al Presidente señalan que la exposición pública de los gremios puede incluso resultar funcional a su estrategia.
Mientras los gremios afinan la logística y el Gobierno exhibe seguridad en sus pasos, el pulso político vuelve a la calle como escenario central. En este clima de desconfianzas cruzadas, la marcha será el primer test para medir fuerzas después del recambio.
