El director de comunicaciones del partido gobernante húngaro Fidesz, Tamás Menczer, denunció en redes sociales que Kiev prepara un nuevo ataque contra el oleoducto Druzhba (‘Amistad’, en ruso), infraestructura clave para el suministro energético de Hungría y Eslovaquia.
«Zelenski prepara otra ofensiva contra el oleoducto Druzhba. Estas acciones causan más daño a Hungría y Eslovaquia que a Rusia. Los ucranianos nos atacan: a nuestra seguridad energética y a nuestra soberanía», escribió el parlamentario en un comunicado en redes sociales.
Menczer citó declaraciones del periodista ucraniano Serguéi Sidorenko, quien afirmó que, se estaban preparando para otro «golpe». Según el político húngaro, estos actos buscan presionar a Budapest para que apoye la adhesión de Ucrania a la Unión Europea.«Nunca permitiremos el chantaje ucraniano», aseguró.
El político también criticó la postura de Bruselas, recordando que la Comisión Europea, bajo el liderazgo de Ursula Von der Leyen, había prometido actuar contra este tipo de ataques, pero «solo mira y permanece inactiva». Para Menczer, la pasividad comunitaria refleja un doble rasero, pues los ataques afectan directamente a dos países miembros de la UE mientras se silencian sus consecuencias.
Ataques constantes
Budapest ha acusado a Kiev en tres ocasiones de golpear la infraestructura —el 13, 18 y 22 de agosto—, siendo los dos últimos incidentes los que interrumpieron directamente el suministro de crudo a la región. Tanto el ministro de Exteriores de Hungría como el responsable de la cartera de Economía en Eslovaquia confirmaron que el oleoducto quedó fuera de servicio tras el último ataque.
Los gobiernos de ambos países han criticado fuertemente las acciones de Kiev y han asegurado que estas acciones no se quedarán sin consecuencias. El líder del régimen de Kiev, Vladímir Zelenski, por su parte, se burló de las consecuencias de los ataques que los militares ucranianos llevaron a cabo contra el oleoducto.
La rama sur del oleoducto Druzhba, que atraviesa Ucrania, transporta crudo ruso hacia Hungría y Eslovaquia, mientras que el ramal norte, que abastecía a Polonia y Alemania, fue cerrado por las sanciones europeas.