Mientras continúa cierto furor por los valores atípicos para la mayoría de los bancos centrales del mundo, hoy no son una alternativa a la hora de gestionar las reservas internacionales.
El ya eterno debate mundial sobre la pérdida de protagonismo del dólar como referencia global, no solo para el comercio sino también para los administradores de las reservas de los bancos centrales del mundo despiertan expectativas sobre los posibles sucesores. Muchos miraron al renminbi, otros apuestan por el euro o el oro, y otros tantos promocionan a los activos digitales como el bitcoin, como la mejor alternativa al dólar. Sin embargo, en el último Global Public Investor de OMFIF reveló no solo que ningún banco central encuestado posee activos digitales, sino que el 93% no tiene intención de hacerlo. De las instituciones encuestadas, que representan u$s5 billones de reservas globales, hubo casos atípicos en Medio Oriente y una voz solitaria en Europa. El pronunciado conservadurismo se extendió más allá de los llamados activos de tecnología de registro distribuido, a la propia tecnología: el 82% de los encuestados no la utiliza ni tiene intención de hacerlo en el futuro, a pesar de que algunos de los equipos de moneda digital de sus bancos centrales se están preparando para hacerlo.
Por ello el “think tank” especializado en la banca central se planteó ¿qué es lo que impide que la gran mayoría de los administradores de reservas se sumen a la fiesta de las criptomonedas, en un momento en que la misma encuesta encontró que el 58% busca diversificación?
John Orchard, experto de OMFIF en el tema de monedas digitales consideró que, aunque se asemejan más a dinero de reserva que a valores, la principal razón para no mantener monedas digitales es muy simple: los reguladores, incluidos los bancos centrales, buscan evitar que generen rendimientos, razón por la cual sus operadores son increíblemente rentables. Como explicó Larry Hathaway, estratega de Franklin Templeton, en la presentación del informe, no habría muchos interesados en este tipo de «carry negativo», y los gestores de reservas podrían también mantener directamente los instrumentos del mercado monetario gubernamentales que se encuentran en los fondos de garantía de las monedas digitales.
Por su parte, Daniela Klingebiel, quien colaboró con un programa especializado en la gestión de reservas del Banco Mundial, sumó otros factores que dificultan el uso de las monedas digitales como activo de reserva, en lugar de como medio de pago: el riesgo legal y de contraparte, la complejidad de la custodia, la ambigüedad regulatoria, el riesgo técnico, el riesgo crediticio (del emisor de la moneda) y el riesgo de desvinculación, algo que, por ejemplo, han hecho tanto USDC como USDT , y que ocurre ocasionalmente con los fondos del mercado monetario, que se asemejan en cierta medida a las monedas digitales.
Pero qué ocurre con los activos digitales que se asemejan más a valores o materias primas, como el bitcoin, al que algunos expertos llaman el nuevo oro, principalmente debido a su escasez programática. Klingebeil explicó que existen obstáculos similares en el ecosistema a los de las monedas digitales, además de la naturaleza del propio activo, que es volátil, ilíquido y más difícil de negociar en comparación con los activos de reserva típicos. El bitcoin tampoco se utiliza (al menos por ahora) para el comercio transfronterizo ni los flujos de capital, factores que también determinan significativamente la estrategia de asignación de los administradores de reservas nacionales, señala Orchard.
Ahora bien, qué hay respecto del 7% de los gestores de reservas que al menos lo tienen en carpeta. Según Jan Kubíek, del Banco Nacional Checo (CNB), se puede fingir que no existe el bitcoin o adquirir experiencia práctica con él, lo que no equivale inmediatamente, por ejemplo, al 2% de las reservas. Las diferencias del ecosistema con otros tipos de activos, incluyendo la auditoría y el tratamiento contable, plantearon importantes desafíos, pero, aun así, Kubíek reconoce que están abiertos a experimentar con él. El CNB también ha explorado los beneficios potenciales de la (no) correlación, pero no ha descubierto ninguna fuerza estabilizadora milagrosa a través de una cartera de inversiones en bitcoin, aunque todos estos factores pueden cambiar significativamente a medida que se vuelve más “financiarizada”.
Cabe señalar que los fondos públicos de pensiones y los fondos soberanos, cuyos objetivos de asignación se centran más en la rentabilidad y son menos complejos y sistémicos que los de los bancos centrales, son más audaces, ya que, en la misma encuesta, el 7% de los encuestados ya posee activos digitales, y un 20% adicional tiene intención de hacerlo.
En tal sentido, Orchard comenta los hechos que sobre el terreno avanzan: el presidente Donald Trump había anunciado que Estados Unidos establecerá una reserva estratégica de bitcoin; la Ley Genius presagia la adopción generalizada de las monedas estables en EE.UU. tras su aprobación legislativa. Además, Fannie Mae y Freddie Mac podrían pronto considerar los criptoactivos como garantía legítima para la financiación de viviendas.
De todos modos, el experto del OMFIF reconoce que el futuro de las monedas digitales sigue siendo intrigante ya que carecen de la creación de valor que ofrece la escasez programática y, en su mayoría, no ofrecen rendimiento; y por ahora, no están respaldadas por las reservas de los bancos centrales, sino únicamente por deuda pública y dinero fiduciario.
Por lo pronto hoy las monedas digitales están ahorrando a las contrapartes sumas sustanciales en los pagos, según reconoció un banco global quien ya utiliza estas monedas para pagos transfronterizos internos, sin embargo, para los bancos multilaterales de desarrollo implicaría riesgos que no desearían asumir ni siquiera por un corto tiempo.
¿Qué más dijeron los banqueros centrales sobre la gestión de sus reservas?
- El 96% de los bancos centrales señalan los aranceles y la protección comercial como la principal preocupación.
- Aunque el 70% de los bancos centrales están cada vez más preocupados por el entorno político estadounidense, más del 80% todavía considera que el dólar ofrece seguridad y liquidez, lo que apunta a una diversificación gradual en lugar de una rápida desdolarización.
- Un 16% neto de los bancos centrales planea aumentar sus tenencias de euros, más que cualquier otra moneda, mientras que Alemania se ubica como el mercado desarrollado más atractivo entre los fondos públicos.
- El 32% de los bancos centrales esperan aumentar sus tenencias de oro en los próximos 12 a 24 meses, y más del 20% pronostica que el precio superará los 3.500 dólares por onza.
- Un 28% neto de los gestores de reservas pretende aumentar las asignaciones a los bonos gubernamentales, mientras que los fondos públicos se mantienen estables en todas las clases de activos en medio de la actual incertidumbre del mercado.