João Gilberto murió. Prodigio, hasta profeta musical, él tocó la guitarra con síncope y estilo como nadie lo había hecho antes. Y si, todo el planeta le agradece, nunca ha sido o será olvidado, João todavía merece un enésimo homenaje, como debe haber llovido en los cinco continentes desde ese triste día de julio de 2019. Una última reverencia a un músico extraordinario cuya influencia será eterna.
«Eu faço samba» (Yo hago samba)
João Gilberto fue más que todo un intérprete revolucionario. De hecho, contribuyó al surgimiento de un nuevo género que conquistó el mundo, João lo hizo con la guitarra en mano, tomando prestadas las melodías y textos de sus pares de la misma generación o de los mayores sambistastal como Dorival Caymmi o Ary Barroso. Entre el montón de canciones grabadas en su veintena de álbumes, solamente 7 fueron escritas por su mano. «Yo hago samba» le gustaba repetir, fiel a la madre musical de su país-continente.
De hecho, en la jerga de la época, la «bossa» se refiere a una manera bonita de hacer algo. Por lo tanto, la « bossa nova » sería solo una «nueva manera» de tocar samba en aquel Brasil despreocupado y optimista a finales de los años 1950. Un presidente modernizador quien inaugura una nueva capital, la aparición del «cine novo», un primer mundial de fútbol ganado… La vida es dulce en el malecón carioca o en los clubes de Copacabana, y nadie siente venir el futuro golpe dictatorial.
No hay padre sin familia
Es en aquella atmósfera que João y sus amigos solían encontrarse en la casa de la joven Nara Leão, futura gran dama de la música brasileña, para tocar y sentar las bases del éxito mundial por venir. João no lo hizo solo. Si uno le considera como el padre de la bossa, nunca hay padre sin familia. ¡Y qué familia! Vinicius de Moraes, Tom Jobim, Baden Powell, Robert Menescal, Silvia Teles, Carlos Lyra, todos estaban alrededor de la cuna bossa novista. Pero fue Gilberto el artesano principal, quien, de tanto trabajo, inventó esta «batida» peculiar de la guitarra acústica y el sutil cambio rítmico entre el acompañamiento y la voz murmurada. Fue esta búsqueda de sobriedad sofisticada que creó la atmósfera íntima típica de la bossa nova. Esta pandilla, encabezada por el gran João, abrió una puerta sobre un nuevo universo musical que continuará inspirando a músicos y llenando a los melómanos del mundo entero.
Crédito : Verve Records
El álbum imperdible: Getz / Gilberto, 1964
El álbum clave para la explosión de la bossa nova en la cara del planeta, en colaboración con el saxofonista estadounidense Stan Getz. En este LP se encuentra el culto A girl from Ipanema compuesto por Moraes y Jobim. Este último está presente en el piano, así como Milton Banana, baterista consagrado de la bossa nova. Astrud Gilberto, quien era en aquella época la esposa de João, pero que terminará con Getz, también participó en la grabación cantando en dos piezas.
Las 3 piezas seleccionadas por Tropicalités
- Aquarela do Brasil: compuesta por Ary Barroso, esta pieza es famosa en todo el mundo gracias al cine. En Brasil es como un segundo himno nacional. Con Caetano Veloso, Gilberto Gil y Maria Bethania, cabezas de la generación siguiente de virtuosos con quienes João hizo el álbum Brasil en 1980. Un delicioso cover bossa nova del clásico.
- Aguas de Março: sobre el enigmático y depurado «álbum blanco» grabado en Nueva York en 1973. Una belleza desconcertante. Composición por Tom Jobim.
- Tin tin por tin tin: menos conocida, esta pieza fue lanzada en el LP Amoroso en 1977. Una canción de separación con un tono ligero y un ritmo que rebota.