Karina Celia Vázquez, conocida como Karen Reichardt, se transformó en la nueva apuesta bonaerense de La Libertad Avanza, luego de la salida forzada de José Luis Espert. De los escenarios al armado político libertario, la exvedette y conductora construyó una figura pública donde la agresión y el desprecio parecen moneda corriente.
Su cuenta en X (antes Twitter) expone una larga cadena de mensajes racistas, clasistas y homofóbicos, publicados entre 2015 y 2018, muchos de los cuales fueron eliminados, aunque persisten en capturas y archivos.
Allí se burla de personas por su color de piel, su apariencia o su procedencia social: “Bloquear a estos negros es un placer”, “Negros grasas”, “Así son ellos, los asesinos piensan así, defienden a los negros de mierda”. El tono, lejos de ser un exabrupto, revela una constante: el odio como identidad política.
Reichardt también dedicó insultos a Lionel Messi, a quien trató de “cagón”, “forro” y “puto”, en una muestra del desprecio con el que se expresa hacia símbolos populares. La agresión se extiende incluso a interacciones triviales: desde insultar a usuarios anónimos hasta ironizar con imágenes racistas bajo el pretexto de “humor negro”.
Ya en 2024, cuando su militancia con Milei era explícita, publicó un mensaje abiertamente homofóbico: “Tuve mi séquito de gays… conozco sus cabezas, en el fondo te odian si sos linda. Hablo del 80%, hay un 20% que se puede salvar”.
Lejos de ser una excepción dentro del universo libertario, el caso Reichardt encaja perfectamente en el clima de intolerancia y agresión que Milei promueve desde la cima del poder. Su estilo –estridente, violento, sin filtro– parece no desentonar, sino reforzar la línea discursiva de un espacio que convirtió la provocación y el desprecio en una forma de militancia.
Mientras LLA intenta mostrarse como una fuerza “anticasta”, sus candidatos repiten el mismo libreto: gritar más fuerte, atacar más bajo y exhibir el odio como si fuera una bandera política.