El Gobierno reiteró ante el Consejo de Derechos Humanos el reclamo por la detención del gendarme argentino, incomunicado desde diciembre de 2024, y apuntó contra el silencio del organismo.
La Argentina volvió este martes a llevar al Consejo de Derechos Humanos de la ONU el reclamo por la desaparición forzada de Nahuel Gallo, el gendarme argentino del que no se tienen noticias desde el 8 de diciembre de 2024, cuando intentó ingresar a Venezuela para visitar a su familia.
La presentación fue realizada por el representante permanente argentino ante Naciones Unidas, Carlos Mario Foradori, en el marco de una nueva ofensiva diplomática del Gobierno de Javier Milei para exigir su liberación y denunciar violaciones sistemáticas a los derechos humanos.
Durante la sesión del Consejo, Foradori volvió a exponer la posición oficial argentina y cuestionó con dureza el rol del organismo frente a las denuncias sobre el gobierno venezolano. “Señor presidente, agradezco que nos convoque hoy para continuar con este ritual sin misa para analizar el informe sobre Venezuela. Justamente los hechos documentados no piden interpretación, sino firmeza, decisión, justicia y coraje para afrontarlos. Elementos de notoria ausencia de muchos en este recinto”, afirmó al iniciar su intervención.
El diplomático citó textualmente el informe presentado ante el Consejo y remarcó la gravedad de los hechos denunciados: “Que en Venezuela se incurrió en desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias, torturas, sesiones de asfixia y descargas eléctricas, violencia sexual en forma recurrente y continuada desde el año 2014”.
Nahuel Gallo fue detenido hace más de un año
nahuel gallo.jpg
En ese contexto, Foradori vinculó directamente ese patrón de violaciones con el caso de Nahuel Gallo. “Once años disciplinando almas y voluntades. Y ese mismo patrón sistemático hoy tiene un nombre propio para todos los argentinos”, sostuvo. Luego detalló que el gendarme fue detenido hace más de un año, privado de libertad sin orden judicial conocida, incomunicado y acusado de atentar contra la seguridad del Estado, aun cuando no había ingresado formalmente al territorio venezolano.
El representante argentino calificó esa acusación como “muy conveniente, elástica, ambigua, útil e ingeniosa e imposible de refutar, cuando no hay pruebas que mostrar ni tribunal independiente que las evalúe”. Y subrayó que la detención no responde a hechos concretos: “No se lo detuvo por lo que hizo, porque no hizo absolutamente nada, se lo detuvo por lo que conviene que represente”.
En otro tramo de su exposición, Foradori apuntó contra la actitud del Consejo frente a estas denuncias. “Hoy este consejo ya no puede alegar ignorancia, pretender neutralidad, simular preocupación o demencia y esperar que todos se olviden lo más pronto posible del impacto de las palabras pronunciadas”, advirtió. Y agregó: “El silencio o la inacción frente al sufrimiento documentado implica complicidad y una traición flagrante a los defensores de la libertad”.
El reclamo argentino se produjo en la misma comisión en la que el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, denunció el reclutamiento forzado de adolescentes por parte de las Milicias Bolivarianas, grupos armados asociados al gobierno de Nicolás Maduro, reforzando el cuadro de violaciones sistemáticas expuesto ante el organismo internacional.
