La cumbre tectónica de los BRICS: la marca indeleble del petróleo y el gas.

Se asienta que la cumbre tectónica de Johannesburgo acelera la transición hacia un nuevo orden mundial que deja la globalización por la desglobalización, la unipolaridad por la multipolaridad y la dolarización por la des-dolarización. Con sus nuevas incorporaciones los 11 BRICS controlan 80 por ciento de la producción mundial de petróleo.

NOTA de OPINIÓN – Por Alfredo Jalife.

Uno de los aspectos más impactantes de la cumbre tectónica de los BRICS en Johannesburgo fue la aparatosa fila de espera de 40 países (¡mega-sic!) para ingresar al grupo que ya había superado con antelación al PIB del G-7 de 29.2 por ciento, frente a 32.1 por ciento de los 5-BRICS.

De los 40 candidatos, sólo ingresaron seis, con lo que los nuevos BRICS representan hoy en su totalidad 46 por ciento de la población global: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Irán, Etiopía y Argentina.

Una disección de los seis nuevos miembros resalta a cuatro países del Medio Oriente, que regresa por la puerta grande: tres árabes –Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Egipto– y la antigua Persia (Irán). ¡Todos petroleros/gaseros!

Los cuatro son exportadores de hidrocarburos, lo cual le imprime su sello energético distintivo. Destacan Arabia Saudita, superpotencia petrolera, e Irán, superpotencia gasera.

Egipto, a su vez, es el mayor productor de petróleo en África y Emiratos Árabes Unidos no canta mal las rancheras energéticas.

La incrustación de Argentina es un volado debido a las posturas hostiles contra los BRICS del maridaje globalista de Javier Milei y Patricia Bullrich.

Las importantes reservas de gas lutita/esquisto (shale gas) en Vaca Muerta, además de sus importantes reservas de litio, pesaron mucho en el ánimo de Brasil, China e India para empujar el ingreso de Argentina el primero de enero de 2024, cuando se atraviesa la elección presidencial del 22 de octubre.

En realidad, Argentina constituye la falla tectónica de una colisión entre los BRICS y el G-7, donde parece llevar la delantera el grupo occidental, debido al megacontrol financiero del país gaucho.

La incorporación de Etiopíasegundo país más poblando de África, antes de Nigeria y después de Egipto– es doblemente simbólica y estratégica: sede de la Unión Africana de 55 miembros, único país africano en no haber sido colonizado y con su exquisito posicionamiento cerca del estratégico Mar Rojo, donde colindan Egipto y Arabia Saudita.

Por cierto, Nigeria, potencia petrolera perteneciente a la OPEP, y Kenia son los países más pro-occidentales de África.

Ya los 11 BRICS controlan 80 por ciento de la producción mundial de petróleo.

El geopolítico brasileño Pepe Escobar expone que los 11 BRICS controlan ahora 39 por ciento de las exportaciones de petróleo, ostentan 45.9 por ciento de reservas probadas y producen 47.6 por ciento del petróleo global.

Más aún: con la probable incorporación de Venezuela, Argelia y Kazajistán como nuevos miembros –en la Cumbre 16 en Kazan (Rusia) en octubre de 2024–, BRICS “controlaría hasta 90 por ciento del petróleo y el gas comerciado globalmente”.

Faltaría contabilizar a Bolivia, que ha reanudado su exploración de gas y detenta las máximas reservas globales de litio, que muy bien pudiera ocupar la ausencia de Argentina o ser incorporado en la Cumbre 16 de Kazan.

Una crítica al nuevo grupo es que se asemeja a la OPEP, lo cual es incorrecto.

La OPEP es un grupo exportador, mientras el añejo BRICS –descontando a la superpotencia gasera Rusia y el lecho “pre-sal” de la potencia alimentaria Brasil– consta(ba) de tres países importadores: China, India y Sudáfrica.

Mas bien, se crea un círculo virtuoso entre exportadores e importadores de petróleo y gas que han empezado a abandonar al petrodólar por la tripleta petro-yuan/petro-rupia/petro-rublo que de facto abona a una de las “tres desdolarizaciones”: la desdolarización comercial, cuya principal materia prima intercambiada es el binomio petróleo/gas.

Se asienta que la cumbre tectónica de Johannesburgo acelera la transición hacia un nuevo orden mundial que deja la globalización por la desglobalización, la unipolaridad por la multipolaridad y la dolarización por la des-dolarización: cada una con su propio gradiente y ritmo.

En contrapunto, el devenir del G-7, en plena ingobernabilidad en la fase post-Ucrania, dependerá de la turbulenta situación doméstica en Estados Unidos.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de El Entrevero.

@AlfredoJalife.com

/ Imagen principal: © Sputnik

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Foro Abierto

Israel y Gaza: muchas sospechas y pocas respuestas.

te violento rebrote de un problema que ya lleva 75 años no es, sin embargo, un episodio más. Responde a un plan, tiene un objetivo y encierra un final impredecible que podría incluir una peligrosa desestabilización regional y global. NOTA de OPINIÓN por Telma Luzzani La sociedad global está siendo forzada, una vez más, a […]

Más info
Foro Abierto

«Grandes cambios que forman mundo multipolar más justo».

El embajador de Rusia en Argentina, Dmitry Feoktistov, se refirió a los cambios en la reconfiguración del poder mundial y la importancia que tienen en ellos la integración de América Latina y el Caribe. NOTA DE OPINIÓN por Dimitri Feoktistov, Embajador de Rusia en Argentina. En la política mundial llegan grandes cambios que forman una arquitectura […]

Más info
Foro Abierto

Estados Unidos: guerra comercial, huelgas y crisis institucional.

NOTA DE OPINION – Por Jorge Elbaum en Página 12 Luego de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, visitara el 26 de septiembre un piquete (foto) de trabajadores en huelga de la Unión de Trabajadores del Automóvil (UAW) , las tres empresas más importantes del sector —la General Motors, Ford y Stellantis— decidieron castigar a los huelguistas, despidiendo a más de dos mil […]

Más info