
La economía del Reino Unido registró un crecimiento inesperadamente sólido en marzo, impulsando al producto interior bruto (PBI) a expandirse un 0,6% en el primer trimestre de 2025, según informó la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS). El dato superó tanto las previsiones del Banco de Inglaterra como las expectativas de los economistas consultados por Reuters, que proyectaban un 0,6%.
El crecimiento mensual en marzo fue del 0,2%, desafiando los pronósticos de estancamiento. Se trata del mayor aumento de la producción en un año. Según la ONS, el impulso provino principalmente del sector servicios, pero también se registró una recuperación significativa en la producción industrial, junto con un fuerte repunte en la inversión empresarial.
La ministra de Finanzas, Rachel Reeves, celebró las cifras: “Las cifras de crecimiento de hoy muestran la fortaleza y el potencial de la economía británica. En los tres primeros meses del año, la economía británica ha crecido más deprisa que la de Estados Unidos, Canadá, Francia, Italia y Alemania”.
El gobierno del primer ministro Keir Starmer busca revitalizar la economía mediante una agenda de inversión en infraestructura y reformas estructurales para fomentar el crecimiento. Sin embargo, el Banco de Inglaterra advirtió que este repunte podría ser transitorio y pronostica un crecimiento del 1% para 2025, con una aceleración limitada al 1,5% para 2027.
A pesar del contexto de reformas que incluyen aumentos en los impuestos sobre el empleo y el salario mínimo, las empresas advirtieron sobre posibles impactos negativos. No obstante, los consumidores británicos parecen resistir los desafíos: los datos recientes muestran un incremento en su gasto durante marzo y abril, lo que indica confianza en la economía.
La zona euro crece menos de lo previsto, pero el empleo se mantiene firme
En paralelo, la economía de la zona euro registró un crecimiento del 0,3% en el primer trimestre de 2025, según datos revisados de Eurostat, por debajo del 0,4% estimado inicialmente. Aun así, el dato representa una mejora respecto al crecimiento del 0,1% del trimestre anterior, gracias a una modesta expansión industrial y a una mejora en el mercado laboral.
En comparación interanual, el PBI del bloque creció un 1,2%, en línea con el crecimiento potencial estimado por el Banco Central Europeo (BCE). Aunque la eurozona ha tenido un rendimiento inferior al de Estados Unidos en los últimos años, el dato del primer trimestre supera la contracción del 0,3% registrada por la economía estadounidense, que fue golpeada por el aumento de importaciones tras la aplicación de aranceles impulsados por el presidente Donald Trump.
El mercado laboral se mostró especialmente resiliente: el empleo creció un 0,3% trimestral, el mayor avance en un año, y el desempleo se mantiene en niveles históricamente bajos. Este desempeño ha disipado parcialmente los temores de despidos masivos ante un crecimiento económico moderado.
Entre las principales economías del bloque, España lideró el crecimiento con un 0,6%, seguida por Italia (0,3%), Alemania (0,2%) y Francia (0,1%).