En la Casa Rosada ya admiten que Diego Santilli no logra revertir la elección, aunque creen que achicó la diferencia. Se prepara una reconfiguración ministerial que incluiría la salida de Gerard Werthein y un rol ampliado para Santiago Caputo.
A menos de una semana de las elecciones legislativas, La Libertad Avanza transita sus días más intensos entre la épica del “todo o nada” y el realismo que ya se coló en los pasillos de la Casa Rosada. Nadie en el oficialismo se anima a hablar de triunfo. En los despachos más sinceros, la meta es un «empate técnico», en donde algunas provincias del interior podrían nivelar la derrota que se espera en Buenos Aires. El propio Javier Milei lo dejó entrever este jueves: habrá “reacomodamiento” del Gabinete, cualquiera sea el desenlace.
En este contexto, se agigantan los rumores sobre la salida de Gerardo Werthein, un ministro que nunca terminó de encajar en la liturgia mileísta, y sobre el rol formal que podría ocupar el asesor Santiago Caputo, quien opera con rango de arquitecto político del nuevo orden que Milei imagina después del domingo.
En ese tablero, el Gobierno se refugia en el tercio con el que llegó al poder. No lo amplía, pero tampoco lo pierde. Esa es la línea de defensa: sostener la base dura, resistir el voto castigo y confiar en que el resto se fragmente lo suficiente.
Elecciones legislativas: qué espera el Gobierno para este domingo
Mientras tanto, en la mesa política libertaria reconocen por lo bajo que Diego Santilli no logra revertir la tendencia, aunque en la última semana habría logrado achicar la diferencia.
El problema para Milei no es solo el resultado electoral, sino el día después. El Gobierno sabe que cada voto que pierda el domingo se convertirá en un argumento para exigirle cambios. Los aliados ya marcan territorio y los gobernadores piden más fondos. Por eso el Presidente prepara una reconfiguración del Gabinete: menos técnicos, más política. Una señal de que entendió -tarde- que no alcanza con la prédica del mercado.
Caputo será clave en ese rediseño. Dentro del oficialismo se da por hecho que su rol se expandirá. En un gobierno donde la lealtad vale más que la gestión, su ascenso es cuestión de tiempo, aunque el asesor siempre se resistió a ocupar otro lugar.
En el entorno de Milei hablan de “segunda etapa” o “fase dos”. Los ajustes que se estiman después del lunes son políticos, ya que no hay margen para más anuncios económicos.
En los cierres de campaña que se preparan en Córdoba y Rosario, Milei intentará mostrarse como un líder que sigue en control. Entre los libertarios más lúcidos, la consigna es bajar el tono y resistir el temblor. El tono discursivo post electoral se trabaja bajo la idea de que, pase lo que pase, la performance legislativa de los libertarios va a mejorar ya que sumarán bancas en ambas cámaras.