Cuando se suscitó la desconcentración de la enorme masa de ciudadanos que participó de la Marcha Federal en contra de los vetos que Javier Milei intentó imponer a las leyes de Emergencia Pediátrica y Financiamiento Universitario, cientos de personas decidieron caminar hasta San José 1111 para compartir con Cristina Fernández de Kirchner el cierre de una tarde histórica a nivel social y político. Pasadas las seis de la tarde, la expresidenta salió al balcón. Con los dos brazos abiertos saludó a la multitud que estalló en gritos y cánticos. CFK bailó, saludó y sonrió, recibiendo el cariño de mucha gente que decidió pasar el cierre de la jornada con ella.
La palabra y mirada sobre los hechos políticos que aporta Cristina sigue siendo determinante. Horas atrás, opinó sobre la cadena nacional que ofreció Javier Milei para intentar explicar el presupuesto 2026. La exmandataria cuestionó el supuesto “equilibrio” en las cuentas porque “es en base a endeudamiento en dólares y emisión monetaria presente y futura; con tasas de interés y futuros impagables”. “El tic tac ya puedo escucharlo desde San José 1111”, graficó.
«Yo cuando la escucho a ella, escucho la mirada de una parte muy grande del pueblo que mira y escucha al tipo que nos gobierna y francamente no lo puede creer», reflexiona Jorge, mientras comienza la partida hacia su casa. Junto a Jorge, la gente comienza a desconcentrar de la segunda parada en la casa de CFK. Un joven desanuda las sogas del bombo, otro junta sus cosas y guarda todo en su mochila. Una familia se saca la última foto con el balcón detrás. La gente sonríe, conversa y toma envión tras una jornada de respuesta social contundente.
Familias, trabajadores y mucha juventud decidió ir caminando. En las calles las conversaciones se multiplicaban, y las expresiones de alivio acompañaron los relatos. «Llegué tarde a la marcha y me vine para acá. Vine con dos compañeras de la facu, porque la facultad es eso. Un lugar de contención de acompañamiento», dice Ana mientras mira hacia el balcón de CFK. Tiene 33 años, y estudiante universitaria. Sobre el resultado el en Congreso, reflexiona: «No debería pasar esto. Siento que estamos contentos porque dimos la batalla en la calle y los diputados escucharon, pero por otro lado, qué mierda todo esto. Nosotras deberíamos estar cursando. No tendríamos que estar acá luchando por la dignidad de los salarios docentes».
A pocos metros, un grupo de estudiantes universitarias conversan entre ellas. Carolina es estudiante, tiene 26 años. «Yo soy de la Universidad de Avellaneda, la anteúltima universidad de todas las que abrió ella. Vine para acompañarla por los doce años maravillosos que nos dio y para bancarla por todo lo que se vino. Hoy quise estar acá, tiraba el corazón para San José 1111″. «Pese a que nos siguen pegando abajo constantemente, se empieza a sentir una reacción social. Sobre todo de los representantes del pueblo, de la cámara de Diputados. Para algo los elegimos, para que nos representen. Se sintió eso, y también que hay una voluntad popular de hacer algo con todo lo que está pasando. Unificar las luchas también, eso es importante».
Otro grupo de jóvenes se sentó en una esquina conversar, descansar y comer algo. Una de ellas, Almendra, dialoga con Pagina/12 sobre Siempre que hay una marcha es importante venir a acompañar a Cristina. Salió al balcón, y la emoción es total. Siempre verla es como un motorcito para seguir. Es emoción, que ella esté encerrada en su casa es en sí mismo un motivo para nosotras seguir también». Almendra es docente y sigue estudiando. «Las últimas elecciones despertaron la esperanza. La gente se empezó a pronunciar en contra de este gobierno del mal, y eso da esperanza», agrega. Sobre la movilización y la enorme convocatoria, Almendra encuentra una explicación en la fibra social que despierta la causa universitaria: «Yo no quiero ser descreída, pero creo que hay algo que pasa con la universidad pública, es como un caballito de batalla que tenemos. Han intentado ir en contra y eso nos mueve a todos. Diputados, Senadores, la política, no se animan a pasar sobre eso. Lamentablemente no pasa lo mismo con los jubilados, a veces los dejamos solos a los pobres viejos».