El frente cambiario sufrió altibajos todo 2025 ya que los años electorales añaden un condimento extra de presión. En abril quedó atrás el crawling peg al 1%, el Gobierno eliminó la mayoría de los controles cambiarios e implementó un esquema de flotación con bandas. Si bien fue festejado por la mayoría del mercado y por el mismo equipo económico, la victoria del peronismo en tierras bonaerenses hizo tambalear el régimen de administración del dólar.
La aparición de Scott Bessent y su inédita intervención en el mercado único y libre de cambios (MULC), además del anuncio de un «auxilio financiero», le dieron aire al esquema que muchos daban por terminado. Ya sobre el cierre del año, el Banco Central (BCRA) anunció que las bandas serán recalibradas a partir de enero y que seguirán la evolución de la inflación. Qué escenario se abre en 2026.
De la liberación del cepo a las bandas y a la ayuda de Scott Bessent
En abril de este año, el Gobierno eliminó gran parte de los controles cambiarios que venían desde gestiones anteriores y adoptó un sistema de flotación por bandas para el tipo de cambio. Si bien la liberalización del «cepo cambiario» llegó al segmento minorista, distintas restricciones aún siguen vigentes para las empresas.
A partir de ese momento, la cotización del dólar podía moverse libremente (es decir, sin intervención del BCRA) entre $1.000 y $1.400 por dólar, y esos piso y techo se ajustarían de forma automática a un ritmo del 1% mensual.
El equipo económico festejaba y Javier Milei aseguraba que el dólar se iba a desplomar hasta el piso de la banda, pero eso nunca ocurrió y en un año electoral las expectativas suelen jugar una mala pasada. Tras las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, que dieron por ganador al peronismo de la mano de Axel Kicillof, la previa a la generales se vivió con gran tensión en el frente cambiario.
El Tesoro comenzó a intervenir dentro de las bandas cambiarias y varias veces la cotización tocó el techo, lo que generó que el Banco Central tenga que desprenderse de reservas para defender el esquema. Las dudas de la city presionaban cada vez más para cambiar el sistema. Fue entonces cuando Estados Unidos entró en escena.
El secretario del Tesoro del gigante norteamericano, Scott Bessent, intervino directamente en el mercado cambiario argentino y logró controlar la cotización. Además, con el fin de descomprimir expectativas, prometió un swap por u$s20.000 millones, compras de bonos y asistencias en préstamos complementarios de bancos internacionales para afrontar los vencimientos de deuda.
Se recalibran las bandas: qué espera la city para el dólar
En el último tramo se produjo el último giro económico en torno a la modificación en las bandas cambiarias, que serán ajustadas por inflación desde el 1° de enero (aunque con dos meses de rezago, tomando el último dato oficial disponible). El BCRA, además, confirmó que empezarán a comprar reservas cuando la demanda de dinero así lo permita y controlarán la tasa a través de la compra/venta de Lecaps.
Respecto del nuevo esquema de bandas, Sebastián Menescaldi, economista y director en Eco Go, en diálogo con Ámbito, dijo que «el Gobierno quiere comprar reservas y dólares, o sea, asegurarse cantidades y poner un precio de tope». «Yo creo que habrá una fuerte entrada de capitales y va a poder adquirir las reservas que quiere comprar y se va a mantener por debajo del esquema de bandas sin vender reservas. La duda es que es qué pasaría si el ingreso de divisas no es tan bueno como ellos pensaban«, sostuvo el experto.
«Estamos viendo un tipo de cambio que quieren que se quede lo más quieto posible y que sea todavía el ancla de la economía. La idea de ellos sería que se aleje y que quede por debajo. El éxito de todo esto va a depender de cuántos dólares ingresan en la economía. Por otro lado, habrá que ver cuántos dólares compran las familias porque, si demandan poco, hay más chances de que logren acumular reservas», amplió Menescaldi.
Para el economista, será clave analizar de dónde va a salir esa oferta de divisas extranjeras. Según su análisis, al menos al principio, será a través de colocaciones de deuda. «El esquema es positivo pero conlleva sus riesgos y hay que ver cómo lo cómo lo van solucionando y cómo lo toma el mercado», cerró.
Por su parte, el economista Eric Paniagua, opinó también en charla con este medio que «la mayor amplitud que deberían exhibir las bandas cambiarias después de que se adecuen según IPC, podría traer algo de volatilidad en el corto plazo, mientras la inflación permanezca relativamente alta».
A su vez, desde el Grupo SBS, también dieron sus perspectivas respecto a la recalibración del esquema de bandas: «El cambio en el ritmo de ajuste de las bandas por inflación pasada (t-2) es mejor que el crawl actual de 1%, aunque como marcamos desde hace tiempo, más que el esquema o el nivel de TCR resultante, lo importante es que esas dos cuestiones estén supeditadas a la acumulación de reservas».
Desde Cohen Aliados Financieros también brindaron sus proyecciones para el nuevo esquema cambiario. Al tomar en cuenta el mercado de futuros de las últimas ruedas, permite analizar que «el mercado descuenta un tipo de cambio por debajo del techo de la banda hasta diciembre de 2026, en base a un escenario de inflación de 24% durante el próximo año», aunque no se descarta que haya intervención por parte del BCRA para estos guarismos, a juzgar por la suba en el volumen operado y en el interés abierto. Así, sostuvieron, el mercado pone en precios una devaluación de 2% mensual para todo 2026.
