Silvia Sapag busca renovar su banca como senadora por Neuquén. La decisión tuvo la bendición de Cristina Fernández de Kirchner, que la recibió en San José 1111, donde cumple arresto domiciliario. Con el cansancio aún visible tras la intensa jornada en la que el Senado revirtió los vetos presidenciales al financiamiento universitario y a la emergencia en pediatría, Sapag recibe a Página/12 en la casa de su nieta en Buenos Aires. Habla con serenidad y con pedagogía docente pero se enciende cuando el tema es la pérdida de la soberanía. “El poco cuidado de la soberanía argentina en Buenos Aires no se nota, pero en la Patagonia pega mucho”, advierte. A lo largo de la charla, analiza los mecanismos que el Congreso debió inventar para seguir funcionando frente a un gobierno que desprecia al Parlamento, el conflicto de poderes por el incumplimiento de la Ley de Emergencia en Discapacidad y el rol de la Corte Suprema que –según sus palabras– “no cumple su función”. Sobre el narcoescándalo que redundó en la renuncia de José Luis Espert, es tajante: “Nunca vimos algo así. Nos están llevando a un sitio donde nunca deberíamos haber estado“.
–¿Qué se pone en juego en esta elección?
–Mucho. Se pone en juego ponerle un freno a Milei. Neuquén tiene una particularidad: el gobierno provincial maneja a algunos diputados que responden directamente al gobernador, votan según lo que él indica. Ese jueguito de camaleón que cambia de color según dónde esté –hablando de neuquinidad en la provincia y entregándose en Buenos Aires– es lo que no puede seguir pasando. Es lo que no va a pasar si se vota a fuerza patria. Lo importante es no perder poder de veto en el Congreso. Nosotros hemos hecho el número y sabemos que 29 es nuestro número en el Senado. El Gobierno Nacional nos está ayudando a la oposición. Con todas estas muestras de corrupción, una tras otra, en las que está implicada el núcleo duro del Poder Ejecutivo Nacional.
–¿Qué rol jugó Cristina Fernández de Kirchner en la definición de su candidatura?
–Charlé con ella, me llamó, pero mi candidatura nace de la multisectorial que venía reuniéndose y bueno, era mi nombre. Yo lo que quise fue tener el aval de Cristina, así que fui a verla, estuve con ella.
–El peronismo ya atravesó la proscripción, persecuciones y dictaduras y ahora nuevamente tiene detenida a su máxima dirigente ¿cómo es hacer campaña en este contexto?
–El peronismo ya vivió esto: estuvo proscripto 18 años después del 55. Durante la dictadura militar, el objetivo era desaparecer a los peronistas, y ahora nos dicen, los vamos a exterminar, tienen que desaparecer. Intentaron matar a Cristina, no pudieron. Cuando ella decidió presentarse como candidata a diputada de la tercera sección en la provincia de Buenos Aires, a las dos semanas estaba presa, proscripta y con tobillera. Así todo el peronismo se presenta en las ocho provincias donde se disputan los lugares del Senado y diputados. En todos estamos, hemos logrado la unidad, con dificultades, pero bueno, hay tendencias de pensamiento dentro de la misma doctrina. Pudimos aunar criterios porque es una situación del país sumamente complicada. Estamos viviendo momentos límites donde es necesario dejar de lado las diferencias, limar las asperezas y estar todos juntos y lo hemos logrado. Los peronistas tienen ese fuego sagrado, que aun en las más tremendas dificultades como las que nosotros estamos pasando, decimos presente y aquí estamos dando batalla y representando a todo nuestro electorado.
–Neuquén es una provincia rica en recursos estratégicos, pero también con altos niveles de desigualdad. ¿Cómo se explica esa contradicción?
–Neuquén es un espejo de la desigualdad sudamericana: hay gente con muchísimo dinero y gente con nada. Estuve en el barrio La Meseta, a diez minutos del centro de Neuquén, donde no hay agua ni electricidad. El camión aguatero llega cada tres o cuatro días con agua tratada que se vuelve gelatinosa. No saben ni con qué se trata. El clima es desértico, la vida es durísima, y estamos a minutos de una ciudad moderna, con edificios nuevos. Lo mismo pasa en Añelo o Rincón de los Sauces, donde se extrae el petróleo de Vaca Muerta. No tienen gas, ni agua, ni baños públicos. Un pueblo rural al que un día le cayó el mundo encima.
–¿Qué responsabilidad le cabe al gobierno provincial en esa situación?
–Las concesiones petroleras las da el gobierno provincial porque los recursos naturales son de las provincias. Y no se pone una sola condición. Se podría exigir por contrato que perforen pozos de agua para abastecer a las comunidades. Son empresas que perforan a 3.000 metros en busca de gas o petróleo. ¿Cómo no van a poder hacer pozos de agua para los vecinos? Eso no existe hoy. No hay mirada de planificación ni defensa de los intereses locales. El gobierno debería poder decir no quiero que solamente me quede tierra arrasada, agua contaminada, aire contaminado, sino déjenme algo, lo mínimo, perforar 50 pozos de 50 metros. O sea, que esa mirada de aplazo no existe hoy.
Congreso
–¿Cuál es hoy el rol del Congreso frente a un Ejecutivo que lo ataca sistemáticamente veta e incumple las leyes que sanciona?
–El Congreso tuvo que reinventarse para poder funcionar. No nos permitían sesionar, no bajaban al recinto, nos negaban el quórum porque nos tienen miedo de que le pongamos freno como se lo estamos poniendo. Descubrimos que, por reglamento, los miércoles y jueves son sesiones ordinarias, así que simplemente bajamos al recinto y empezamos a sesionar. Un miércoles, sin pedir sesión especial, bajamos al recinto y dijimos estamos sesionando porque es sesión ordinaria. Teníamos quórum y empezamos a sesionar como yo soy vicepresidente del Senado, yo fui la que abrí la sesión y la que dirigí la sesión esa, que fue una sesión ordinaria y despues amenazaran con judicializar. Fue un hallazgo institucional.
–El conflicto de poderes parece haberse profundizado con el incumplimiento de la Emergencia en Discapacidad. ¿Cómo define la maniobra del gobierno?
–Anticonstitucional. El Ejecutivo puede vetar o promulgar una ley, pero no puede suspenderla o ignorarla. Menos aún puede darnos órdenes. Somos poderes independientes. Así como nosotros no podríamos darle una orden al Ejecutivo o al Poder Judicial. Somos poderes independientes y él (Milei) se está olvidando de esto. Cuando el Presidente decide no cumplir una ley aprobada por ambas cámaras, lo que hace es violar la Constitución.
–¿Qué rol juega la Corte Suprema?
–No cumple su función. La Corte Suprema es la garante última de la constitucionalidad de nuestros actos y de nuestras leyes. Pero no lo es. No lo fue en el ‘76, cuando permitió que disolvieran el Congreso, y tampoco lo es ahora. Es una corte en la que dos miembros fueron nombrados por decreto de Macri y como hubo tal temblor por esa actitud dio marcha atrás y siguió el sistema complejo de elección de algún juez que tiene que pasar por el Ejecutivo y tener el acuerdo del Congreso. Pero ellos en primer momento aceptaron ser nombrados por decreto. O sea, tienen el pecado original que lo vuelven a poner en cuestión cuando ahora le toman juramento a García Mancilla, que fue nombrado por decreto. No se puede esperar mucho de esta corte que no toma cartas en los asuntos y que permanentemente está teniendo actitudes anticonstitucionales.
–¿Qué cree que va a pasar con el financiamiento universitario y con la emergencia en pediatría, los últimos vetos que rechazó el Senado?
–Creo que la lucha va a seguir, porque están decididos a que no haya universidades, que no haya salud, que no haya educación. Están decididos a que no haya jubilación. Entonces van a buscar la manera, y creo que esa manera va a ser la desfinanciación. No van a pasar los recursos. El presupuesto que enviaron es mentiroso. Ya el valor del dólar muestra que fue escrito meses atrás: quedó completamente desactualizado. No tenemos un presupuesto real y las partidas que mandan, por ejemplo en educación, recortan de manera brutal los fondos. Desfinancian por completo la educación técnica. No les importa el conocimiento ni la industria.
Corrupción
–¿Cómo observa el caso Espert, su renuncia y su vínculo con el narcotráfico?
–Horrible. Nunca habíamos vivido algo así. Y esto también es por el cuidado de cierta prensa adicta al Gobierno, que los cuida porque nosotros los peronistas por muchísimo menos, ya no podríamos ni salir a la calle y ellos, bueno, creo que piensan son 15 días de tumulto y después todo se tranquiliza. Cuando uno empieza a hacer el racconto vemos que vamos de escándalo tras escándalo y todos son trascendentes, todos son tremendos. Sabemos que el narcotráfico ocupa el lugar cuando el Estado se retira. ¿Cómo puede ser que sean asesinadas y torturadas tres chicas que le robaron a un narco y resulta que Espert, que cobró 200 mil dólares por un trabajo que hizo, el narco no le reclama nada? ¿Por qué se mata a tres chicas y se tiene un trato preferencial con él? Yo creo que está imbrincado todo el gobierno. Cuando el narcotráfico los financia también les pone condiciones y evidentemente algo de eso hubo en haberlo sostenido hasta donde pudieron. Nos están llevando a un sitio donde nunca deberíamos haber estado. Pasaron de sostenerlo a ahora disculparlo. No da muchas esperanzas.
–¿Cree que fue el criptoescándalo lo que cambió la correlación de fuerzas en el Congreso?
–Todo sumó. Yo creo que todo suma. O sea, fue la gente en la calle, fue el maltrato a los periodistas en la calle, fueron los jubilados que hay que aplaudirlos porque a pesar de gasearlos y sopapearlos todos los miércoles están repitiendo su reclamo. O sea, esa cuestión de que yo quiero esto y voy a seguir en esto y voy a seguir bregando hasta lograrlo. Bueno, nos han enseñado a que no tenemos que aflojar y todos estamos empujando. Diputados con su número, Senado con su número, la gente en la calle, los reclamos. Todo ayuda. Los escándalos que ellos mismos producen de corrupción, que yo digo que son los que nos están haciendo campaña ahora.
Soberanía
–¿Le preocupa la letra chica del nuevo salvataje de los Estados Unidos y la posibilidad un nuevo endeudamiento sin pasar por el Congreso?
Milei no es el que gobierna, es un títere que sus hilos los mueve el poder económico argentino y extranjero. Hay una suerte de extranjerización en nuestra patria muy tremenda. El RIGI que se votó con anuencia de los gobernadores es una parte de eso. O sea, yo vengo y te traigo una empresa extranjera, inversión, te traigo una empresa extranjera que te extraiga todos tus recursos naturales y no tengo la obligación de dejar absolutamente nada, ni de contratar a las pymes argentinas, ni de comprar insumos argentinos, ni de dejar regalías. Tenemos en las Islas Malvinas que ya no aparecen en los mapas oficiales como argentinas, una base de la OTAN, están explotando el petróleo de nuestra plataforma submarina. Tenemos una deuda como nación con el Fondo Monetario Internacional y otros organismos internacionales, que bueno, que empezó con Macri, 47 mil millones de dólares, ahora llegamos a 120 mil millones de dólares. ¿Cómo la vamos a pagar si 47 mil millones de dólares? Todavía no lo empezamos a pagar, solamente pagamos intereses de la deuda, cuando tengamos que pagar todo eso y no podamos pagarlo. ¿Qué nos van a exigir? Un país tan vulnerable, tan pobre, que ahora no podemos poner cuatro platos de comida en una mesa, no podemos asegurar el agua para nuestros pobladores, no podemos asegurar la educación, o sea, hay mucho para hacer y se necesita gente fuerte, con convicción y con amor a la patria. En esta elección nos jugamos la soberanía»
–¿Ve posible una recuperación del vínculo entre el Ejecutivo y los gobernadores?
–No. El vínculo que usan es la coacción del dinero. Asfixian a las provincias, retacean fondos, cortan obra pública, paralizan la producción. Hay fábricas en Neuquén que no pueden funcionar porque les cortan el gas. No es una política de desarrollo, es una política de ahogo. Todo así se va derrumbando, yo no sé cuánto van a resistir los gobernadores.